Los jueces de la Sala VI de la Cámara del Crimen definirán este lunes el futuro de la causa en la que se investiga si la muerte de Emmily Rodrigues -la joven brasileña que el 30 de marzo cayó del sexto piso de un edificio del barrio porteño de Retiro tras una fiesta de consumo de drogas- fue un femicidio o un suicidio. El empresario Francisco Sáenz Valiente, que pasó 20 días detenido tras el hecho, es el acusado en el caso. El juez Martín Del Viso había dictado la falta de mérito para Sáenz Valiente, que fue fue apelada por los fiscales Santiago Vismara y Mariela Labozzetta: el juez de instrucción había razonado que los fiscales no habían presentado pruebas suficientes para definir las circunstancias de la muerte de Emmily. Hoy, esa falta de mérito será evaluada por la Cámara.
La audiencia comenzará a las 12 en el edificio de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. La Sala VI está integrada por los magistrados Magdalena Laiño, Ricardo Matías Pinto e Ignacio Rodríguez Varela. A su vez, fuentes judiciales indicaron que se realizará de manera mixta, es decir, que algunas de las partes estarán de manera presencial en la sede de Cámara, en la calle Viamonte 1147, y otras lo harán de manera virtual.
Como público solo fueron autorizados a participar los padres de la víctima, Arístides Da Silva Gomes y Catia Cilene Rodrigues Santos, quienes actúan como querellantes y están representados en el expediente por el abogado Ignacio Trimarco. En representación del Ministerio Público Fiscal estará el fiscal general ante la Cámara, Joaquín Ramón Gaset. Los abogados defensores de Sáenz Valiente son Facundo Orazi y Rafael Cúneo Libarona.
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Esta audiencia estaba programada originalmente para el 16 de mayo, pero los camaristas decidieron postergarla para, antes de tomar una decisión sobre la causa, ir a conocer ellos el escenario de los hechos, el departamento de Sáenz Valiente en Retiro, una medida que suele hacerse por jueces de instrucción o de tribunal oral durante un juicio oral, pero que es inusual para una instancia intermedia como ésta, de la Cámara de Crimen.
La inspección ocular se hizo el miércoles pasado en el edificio de la calle Libertad 1542, donde los camaristas y los abogados de las partes recorrieron no solo el dúplex del 6° y 7° piso donde vivía Sáenz Valiente, sino también la planta baja, el patio interno donde cayó la víctima y algunos espacios comunes.
En su planteo, Vismara y Labozzetta pidieron que Sáenz Valiente sea procesado con prisión preventiva por dos delitos: “femicidio”, que prevé una pena de prisión perpetua, y “facilitación de estupefacientes y de un lugar para usarlos” que, según la Ley de Drogas 23.737, se castiga con prisión de 3 a 12 años si es a título gratuito.
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En su apelación, los fiscales resaltaron, entre otros puntos, que se trató de un caso de “grave violencia contra la mujer”, que la muerte de Emmily se dio en un “contexto sexualizado”, que hubo por parte del imputado una “facilitación de estupefaciente” y del domicilio donde se consumieron y que la escena fue “alterada”.
También, citaron el caso de “El Oso” Nadotti, condenado a seis años por la muerte de Carolina Demczuk, que perdió la vida tras una fiesta de consumo de drogas. Sin embargo, el caso de Nadotti es distinto al de Sáenz Valiente desde su imputación misma. El empresario fue condenado por el delito de abandono de persona seguido de muerte: en el expediente, está comprobado que Sáenz Valiente llamó al 911 y recibió a la Policía de la Ciudad tras la muerte de Rodrigues.
Desde que el juez Del Viso dictó la falta de mérito, se incorporaron al expediente varias pruebas y elementos que ahora deberán avaluar los camaristas. Por un lado, los estudios toxicológicos revelaron que antes de caer al vacío, la modelo brasileña consumió alcohol (1.0 gramos en sangre fue el dosaje), cocaína, marihuana, ketamina y MDMA (uno de los componentes de la droga sintética “Tuci”, la forma abreviada de llamar al “Tucibi” por la pronunciación en inglés de la sigla 2C-B, que es la mal denominada “cocaína rosa”).
A su vez, se conocieron mensajes que el empresario había borrado de su celular donde le decía a las mujeres fue fueron a su casa que tenía “tuci, coca y faso”, lo que podría comprometerlo al menos con la imputación de “facilitación de estupefacientes”.
Además, se conoció el audio posterior a la segunda llamada al 911 que hizo el empresario por dejar sin colgar su celular, donde tras un grito de mujer, se escucha el momento de la caída por la ventana y que el imputado grita: “¡La puta madre, no la pude agarrar!”.
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