“Yo lo que quiero es que cumplan cadena perpetua y que sufran todo lo que yo sufrí”, decía Rocío Q. tiempo atrás durante una entrevista con Infobae. Habían pasado dos años de la persecución policial del 20 de mayo de 2019 en la que tres oficiales y un ex capitán de la Bonaerense atacaron a tiros e hicieron que chocara el auto en el que ella iba con cuatro amigos, quienes terminaron muertos. Por esos días la causa por la denominada “Masacre de Monte” había sido recientemente elevada a juicio: 24 meses después, el proceso contra los principales imputados —sin contar a otros 19 acusados de encubrir el hecho, que serán juzgados en un debate aparte— terminó esta semana con todos ellos declarados culpables por un jurado popular. La pena que recibirán se conocerá en las próximas semanas.
Este sábado se cumple un nuevo aniversario del hecho y Rocío respira con alivio. Así lo describe en un mensaje que compartió con Infobae: “Hoy, a 4 años de pedir y gritar ‘justicia’ con toda mi alma, ese día llegó. Hoy les puedo decir amigos que vuelen alto; Camila, Gonzalo, Danilo, Aníbal: ¡Vuelen alto! Estén en paz”.
El miércoles, una vez que finalizó la lectura del veredicto, Rocío —que en todo momento estuvo acompañada de su madre Loana y su hermana Sofía— y los familiares de las víctimas rompieron en llanto. Se abrazaron, se consolaron, soltaron los nervios, la angustia, la ansiedad, todas las emociones que contenían y habían acumulado día tras día. Algunos agradecieron a Dios. Otros cantaron como lo habían hecho a lo largo de toda la extensa jornada en los tribunales de La Plata: “Yo sabía, yo sabía que a los pibes los mató la Policía”, gritaron por última vez antes de abandonar la sala. Luego, continuaron haciendo retumbar los bombos en la calle. La adolescente tomó uno y, con lágrimas en los ojos, golpeó con fuerza: “Es un llanto de liberación, de descarga. Lo que tanto deseábamos se cumplió”, contó en Instagram.
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Luego de las primeras reacciones a la salida del palacio judicial, en las horas siguientes la mayoría de los familiares decidió recluirse en el silencio. Canalizaron en la intimidad los sentimientos después de una agotadora lucha de cuatro años. Rocío también lo hizo. Y habiendo procesado lo ocurrido durante tres días, hoy soltó: “Mi corazón encontró un poquito de alivio, pero duele, el dolor queda”.
En mayo de 2019, la adolescente tenía 13 años. La persecución le provocó heridas graves. Tuvo múltiples fracturas, debió ser intervenida de urgencia. Pasó por tres hospitales, estuvo quince días dormida y un mes internada. Por cuestiones psicofísicas, en el juicio no declaró de manera presencial: en su lugar, se exhibió su testimonio mediante Cámara Gesell. Allí, con la voz entrecortada, recordó que aquel 19 de mayo había ido a la plaza con Camila López y luego Danilo Sansone les propuso ir a dar una vuelta. Recordó que estaban paseando por las calles de Monte cuando “de la nada” los empezaron a seguir. Recordó que uno de sus amigos (Gonzalo Domínguez) comenzó a tomarse la rodilla y a gritar “me arde, me arde”. Su mente se nubló después de eso hasta que despertó en un hospital.
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Desde entonces, la adolescente inició un camino en el que, mientras reclamaba justicia, intentaba volver a un ritmo de vida normal y lidiaba con el dolor emocional por la pérdida de sus amigos. La Masacre de Monte marcó un hito en su vida. Es un acontecimiento que perdurará por siempre. Algo similar ocurre con los policías, quienes —remarca ella— “a partir de la determinación de la Justicia van a llevar la carga de ser asesinos”.
Rocío finalizó su mensaje agradeciendo a todos los que los apoyaron y a los acompañan a diario. “A las organizaciones, a mi pueblo, al país que estuvo pendiente de esta injusticia”, se explayó y concluyó: “Gracias a la familia de los chicos, que me siguen abrazando fuerte; a mi familia, pero por sobre todo a mi mamá: gracias mami, te amo”. Ahora aguarda con expectativa la audiencia de cesura y la lectura de la sentencia, que se desarrollarán los primeros días de junio.
El ex capitán Rubén Alberto García y el oficial Leonardo Ecilapé enfrentan una perpetua. En cambio, Manuel Monreal y Mariano Ibáñez podrían recibir entre 15 y 20 años de prisión. Esta diferenciación se debe a que el tribunal popular no entendió que los cuatro tuvieran la misma responsabilidad. En consecuencia, los jurados hallaron a los dos primeros responsables por unanimidad del crimen de los cuatro chicos. En tanto, a los otros dos imputados, por mayoría de 10 votos, los encontraron culpables del intento de asesinato. En el veredicto sí hubo una coincidencia: a todos les endilgaron la misma responsabilidad en la tentativa de homicidio de Rocío.
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Rocío y el resto de los familiares también esperan lo que suceda con los otros 19 policías bonaerenses que irán a juicio —en este caso sin jurado popular— por encubrimiento agravado, incumplimiento y violación de los deberes de funcionario público, aunque todavía no fue estipulada una fecha para el comienzo de ese debate.
En ese mismo proceso también se estaba imputado el por entonces secretario de Seguridad de San Miguel del Monte, Claudio Martínez, por encubrimiento agravado y violación de los deberes del funcionario público. Sin embargo, el hombre murió el 10 de mayo de 2022, luego de haber sido atacado por un perro de raza Rottweiler en el domicilio en el que cumplía su arresto domiciliario.
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