Ayer por la mañana, un comando de 500 gendarmes ingresó en la Villa 1-11-14 para allanar y detener a Los Marola, la familia criminal encabezada por Sandro Gustavo González, su pareja y sus hijos. Tras ser investigados durante más de un año, fueron acusados de amenazar a vecinos a tiros para quedarse con sus domicilios y convertirlos en kioscos de pasta base y cocaína, con una red de soldaditos a sus órdenes.
Sandro González, ex empleado de empresas de limpieza, de 46 años, declarado rebelde en la Justicia de instrucción por amenazar a una mujer en 2010, fue sindicado como el jefe, con su mujer, Laura Benítez, como organizadora. Ambos quedaron detenidos.
Los hijos de la pareja, Agustín, Jonathan, Belén y Yésica, cayeron también. La imputación, a cargo de la PROCUNAR, la fiscal Silvana Russi y la UFEIDE del MPF porteño, bajo la firma del juez Mariano Iturralde, señalaba a los varones como pistoleros y capos zonales. A las hijas de Sandro, alias “El Intendente”, las marcaron como organizadoras y gestoras de la plata sucia del clan, además de responsabilizarlas por amenazas a vecinos.
Así, la jornada terminó con 24 detenidos y la incautación de cuatro pistolas, 359 balas, 62 celulares, handies, 3.200 dólares y el televisor 55 pulgadas del capo.
Los Marola -que fueron señalados por vecinos como los posibles responsables de la balacera que le costó la vida a Nayla Torrillo, de cuatro años, en febrero último- tenían el hábito de postear sus armas en redes sociales, agitándolas a plena luz del día en el barrio. “Comprando chiches”, escribieron en una story de Instagram. La armería donde esos chiches fueron, supuestamente, comprados fue allanada por Gendarmería en las últimas horas.
El comercio, ubicado en la avenida Independencia, operaba de manera legal con los registros correspondientes. Sin embargo, datos de inteligencia de Gendarmería revelaron que una parte de su negocio, supuestamente, operaba de manera irregular. Así, varias pistolas, revólveres y rifles fueron secuestrados.
Los Marolas son acusados de los delitos de venta de drogas, robos, usurpaciones y amenazas coactivas. Según documentos judiciales, operan entre la Avenida Bonorino, la calle 10, la calle Ana María Janer y la calle Charrúa del asentamiento, cerca de la cancha de San Lorenzo.
El hecho que llevó a la redada en contra de Los Marola no fue el crimen de Nayla, sino una balacera ocurrida siete meses antes, el 5 de junio de 2022, cuando dos hombres a bordo de una moto dispararon contra una casa de la manzana 2 del barrio Illia. Un grupo de gendarmes allanó la guarida de la Torre I de Bonorino, donde se escondieron tras huir, sin encontrarlos. Hallaron setenta gramos de cocaína y medio kilo de porro. También, un teléfono donde podía verse a uno de los González junto a su novia. Varias fuentes en el barrio aseguraron que los tiradores eran Jonathan y Agustín, miembros del clan, que suelen posar con armas de fuego en Instagram.
Las amenazas a vecinas para quedarse con sus casas son atribuidas a mujeres de la organización. “Te voy a sacar de tu departamento, yo si te lo voy a sacar y me voy a quedar con esa casa. Te voy a cagar a puñaladas”, gritó una de las imputadas. Varias vecinos sufrieron golpizas.
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