A comienzos de 2017, Nicolás Nahuel Guimil, alias “Chaky Chan” decidió decirle un par de cosas al fiscal que lo investigaba. Marcos Borghi era en ese entonces el titular de la UFI de Drogas de La Matanza. Sabía que el joven capo narco, de 23 años en aquel entonces, era una figura en ascenso, un posible mayorista de droga con intereses en barrios como Ciudad Evita, Monte Grande, Villa Celina. También, sabía que era un despiadado. Entonces, “Chaky” comenzó a llamarlo, primero a la fiscalía, al teléfono de línea. Más tarde, le escribió por mensaje de texto a su número personal. En un comienzo, lo que le decía a Borghi era elíptico, cosas incongruentes. Luego, se dejó de dar vueltas y amenazó al fiscal que lo perseguía.
Borghi no se sorprendió ni hizo un escándalo al respecto: comprendió que eran las reglas del juego. Lejos de acobardarse, ordenó que intervengan los teléfonos de Guimil, lo denunció por las amenazas y lo mandó arrestar por narco también, cayó en Ramos Mejía, una captura que fue difundida y celebrada por el entonces ministro de Seguridad Cristian Ritondo. El joven capo ingresó a la delegación de Drogas Peligrosas de La Matanza con la cara tapada por su propio buzo, flanqueado por policías armados.
Con el tiempo, “Chaky” salió, creció. Sumó territorio, soldados y osadía.
Hoy, el joven jefe es el peor dolor de cabeza para la Justicia y las fuerzas de seguridad en La Matanza, el emergente de por qué el Conurbano también puede convertirse en Rosario en materia de narcotráfico, con un infierno de cocaína y plomo desatado en año electoral.
A fines del mes pasado, según reportes de vecinos, Guimil intentó tomar el control del barrio Las Antenas, un asentamiento en Lomas del Mirador, a diez cuadras de Mataderos y la General Paz. 15 de sus presuntos soldados llegaron en camionetas el jueves 20 de abril, para extorsionar a traficantes menores y quedarse con sus paradas. Los transas luego intentaron verduguear a los vecinos, que no se lo permitieron. Los adolescentes de la zona formaron una guardia armada para resistirlo, con vigilias en la capilla del barrio y colectas para comprar municiones.
La tensión terminó en una literal batalla. El lunes 1° de mayo, más de cien tiros fueron disparados. “Ellos tenían una ametralladora, chalecos. Si me matan, me matan, ya fue. Estoy re jugado. Acá no van a vender paco”, dijo a Infobae uno de los combatientes. Hoy, chicos encapuchados patrullan Las Antenas mientras hombres de Gendarmería cachean vecinos en los pasillos. Le apuntan a los autos desconocidos que pasan. La guardia villera desconfía de la Policía Bonaerense. Ocultan sus caras ante la sospecha de drones en el aire, creen que los uniformados que deberían protegerlos operan para “Chaky Chan”, que supuestamente montó su base de operaciones en un asentamiento cercano.
La Justicia de La Matanza trabaja en el caso, con un expediente a cargo de la fiscal Julia Panzoni, actual titular de la UFI de Drogas de La Matanza, que trabaja con un fuerte nivel de hermetismo. Un investigador con años de historia en el territorio, asegura: “El tipo es mayorista. Parece que nadie se quiere meter. Hace su juego, tiene mucha fuerza de su lado, acomoda con cometa, nadie se quiere comprometer. El tema, por lo visto, ya está pasándose de mambo”.
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Guimil, nacido y Criado en Barrio Villegas, Isidro Casanova, suele andar con una pistola grande. Tiempo atrás, un patrullero lo frenó. Para evitarles el trámite, les avisó que llevaba una pistola en la guantera. No mentía ni fanfarroneaba: le encontraron una Glock calibre .45 según el reporte posterior del procedimiento. El arma tenía un detalle llamativo: su numeración estaba intacta. Luego, “Chaky” presentó su credencial de legítimo usuario: la Glock .45 estaba a su nombre. Curiosamente, la ANMAC exige para otorgar permisos para portar pistolas, entre otras cosas, no tener antecedentes penales.
Varios fiscales en la jurisdicción reconocen su nombre, lo recuerdan incluso de cuando era menor de edad y su nombre estaba ligado a muertes violentas. Ritondo, tras su captura de septiembre de 2018, dijo en Twitter que a Guimil se le imputaban 16 homicidios, cosa que era una exageración. Fue acusado de homicidio en 2011 en La Matanza, cuando era menor de edad, un hecho cometido en el barrio Villegas -lugar en donde fue acusado de vender droga años después- del que fue considerado responsable. También fue imputado por otros delitos siendo menor de edad, principalmente robos y amenazas, aseguran fuentes en la zona.
Diversas crónicas policiales de la década pasada mencionan como uno de los acusados de matar al ingeniero Ricardo Barrenechea en San Isidro a Nicolás Nahuel González, detenido en 2011 por robar un supermercado. González es, precisamente, un apellido cercano a “Chaky Chan”. Según estos artículos, publicados por ejemplo en Clarín, el sospechoso de matar al ingeniero usaba el mismo alias. Los registros judiciales digitalizados del departamento de San Isidro no revelaron coincidencias. Al cierre de esta nota, diversas fuentes judiciales consultadas intentaban dilucidar si efectivamente, se trata del mismo delincuente. Al momento del crimen de Barrenechea, por el que tres jóvenes fueron condenados, “Chaky” tenía 15 años.
Su ficha del Servicio Penitenciario Bonaerense revela que en 2014 estuvo cinco días detenido en el penal de Magdalena, por una causa por homicidio simple radicada en un juzgado de Lomas de Zamora. Luego, en febrero de 2019 estuvo tres semanas preso en la Unidad N° 6 Dolores por una causa por venta de drogas, robo agravado y amenazas. Allí, se le sumó una causa por torturas con fecha de inicio de abril de 2017.
En noviembre de 2016, Guimil supuestamente estuvo involucrado con una banda de transas de La Matanza, un caso que llegó a la Justicia federal de San Martín y que antes había pasado por el TOC N°5 de La Matanza. Lo acusaban de controlar junto a seis cómplices una serie de siete paradas narco en Villa Celina, en zonas como la villa Las Achiras, así como un bunker en el barrio Villegas de Ciudad Evita, lugares que fueron allanados. En todos se encontraron drogas. Su compañero de causa esta vez fue Gabriel Danese, que un año después fue detenido en Lanús por andar con un arma en un auto robado. Al año siguiente, se conocieron comunicaciones de policías donde la pareja de Danese era extorsionada para hacerlo zafar de una causa. La fiscalía del caso apuntó a Danese y a Guimil como líderes de esta red de paradas. Ambos eran cuñados entre sí. Guimil, puntualmente, fue sospechado de ser un proveedor, un mayorista.
Por esta causa, “Chaky” terminó absuelto, una decisión judicial que luego fue confirmada por la Cámara matancera. Por otra parte, un documento de la Cámara Federal de San Martín con fecha de agosto de 2020 asevera que una comunicación anónima recibida en julio de 2019 en la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado de Lomas de Zamora de la Policía de la provincia de Buenos Aires, “indicó que una persona de nombre Nico, apodada “Jackie Chan”, distribuiría sustancias estupefacientes en el barrio Villegas del Partido de La Matanza y en Lomas de Zamora”. El buchón incluso marcó la dirección del capo de aquel entonces.
En ese expediente también se delató a otra banda, “La Banda del Monoblock 15″, cuyos jefes fueron allanados y procesados. El documento de la Cámara nada dice de una redada contra Guimil.
Guimil decía ser comerciante en una época. En los papeles, irónicamente, está registrado como empresario, con un alta en diversos rubros de la AFIP como la venta de artículos de ferretería, limpieza, o ropa, con trámites realizados a mediados y fines de 2022. También figura como empleado con aportes al día de una empresa dedicada -al menos en los papeles- al rubro de limpieza de edificios, radicada en una casa baja de Monte Grande, fundada en noviembre de 20211, que hasta tiene contratada una ART.
“Chaky”, según el Boletín Oficial, fundó esa empresa junto a una mujer de Laferrere en noviembre de 2021. La mujer, de poco más de 50 años, tiene domicilio en otra casa baja. No tiene empleo en blanco, registros en rubros de la AFIP, deudas bancarias recientes o nada que se le parezca. Un mes antes, el joven capo había entrado en el directorio de una empresa constructora de Maquinista Savio junto a un comerciante de 54 años.
En paralelo, “Chaky” también figura como empleado desde octubre de 2021 de otra conocida empresa de limpieza de edificios.
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