El 1° de mayo pasado, Matías Basualdo debería haber estado en su casa cumpliendo un arresto domiciliario por violencia de género contra la madre de sus hijos. Sin embargo, desde febrero se paseaba por donde quería: se había arrancado la tobillera electrónica, la dejó sobre la mesa de la casa de su ex y se fue. Ese lunes feriado, libre por motus propio, frenó el Volkswagen Vento frente a una estación de servicio de Esteban Echeverría. Un patrullero lo venía siguiendo. Su niño de 6 años iba sobre el regazo de su acompañante y vio cuando el sargento Fernando Javier Alvez se acercó y le pidió los papeles; también cuando su papá le respondió a los tiros.
Tras 10 días prófugo, el sospechoso del crimen del sargento fue capturado en las últimas horas.
“Este no sale por un tiempo”, se jactó un investigador tras confirmarle a Infobae el arresto de Basualdo, alias El Boli o Cachete, argentino y de 34 años, luego de contar cómo se burló de la domiciliaria que le había impuesto la Justicia: hay que recordar que tenía un pedido de captura vigente del Juzgado en lo Correccional N°4 de Lomas de Zamora por arrancarse la tobillera.
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Tras una serie de allanamientos dispuestos por al fiscal Jorge Grieco, titular de la Unidad Funcional de Instrucción N°8 de Lomas de Zamora, a Basualdo lo atraparon este miércoles. Se escondía en una casa de Ginebra al 800, en un asentamiento de Villa Fiorito. Este jueves fue indagado por el delito de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por ser la víctima personal policial: se negó a hablar.
Por el crimen del sargento Alvez, que había cumplido 44 años el pasado 11 de abril y prestaba servicio en la Unidad de Policía de Prevención Local (UPPL) de Esteban Echeverría, ya estaba detenido desde el jueves pasado Rodrigo Hernán Amarilla, quien iba como acompañante en el VW Vento esa tarde del 1° de mayo trágico y quien llevaba al hijo del homicida sobre su regazo.
Amarilla fue quien contó lo que las cámaras de seguridad de estación de servicio no captaron los segundos previos a que el sargento, herido, huyera hacia el patrullero mientras el coche con los sospechosos escapaba del lugar: había recibido uno de los disparos en la tráquea y fue mortal.
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Cuando Amarilla estuvo frente al fiscal del caso, relató que ese feriado iban con Basualdo y el niño en el VW Vento -modelo viejo pero con patente nueva y la luneta rota- por Camino de Cintura, a la altura de Llavallol, cuando el patrullero que manejaba el sargento comenzó a seguirles el paso. En un tramo, el móvil les hizo luces, pero recién a la altura de la avenida Olimpo, en la localidad de 9 de Abril, en Esteban Echeverría; frenaron.
Lo que siguió quedó filmado: el policía se bajó para intentar identificar a los ocupantes del VW Vento. “Basualdo se bajó del auto, dialogó con el policía y subió nuevamente. Desde el interior del coche le disparó con un arma que llevaba al costado del asiento del conductor”, detallaron las fuentes consultadas por este medio parte de la declaración de Amarilla, que pese a que no disparó es igualmente considerado coautor del crimen.
Y agregaron: “Dijo que Basualdo usó un revólver y le disparó primero un tiro y, luego, tres más”. Después, Amarilla, que fue capturado en una pieza que le alquiló a la suegra de su suegro en una casa de Ramallo al 300, en Banfield; quedó preso como coautor del crimen. Ya tenía una causa por una entradera de 2020.
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Además de Amarilla y Basualdo, hay más detenidos en el marco del expediente. El dueño de la casa de Villa Fiorito donde se escondía el homicida fue apresado junto con Cachete, acusado de encubrimiento. En tanto, a principios de esta semana, en el marco de una serie de operativos para atrapar a El Boli, fueron arrestados tres sospechosos por tenencia ilegal de armas.
El dato de color de la causa y que le allanó el camino al fiscal del caso lo aportó la ex mujer de Basualdo -la que lo denunció por violencia de género- y su ex cuñada. Ambas fueron claves. Horas después del homicidio se presentaron ante las autoridades: habían visto el video del crimen del policía y reconocieron el coche al instante. Era el VW Vento en el que Cachete “había pasado por su casa horas antes del asesinato para llevarse a sus hijos, algo que ella rehusó porque estaba drogado”, habían contado las fuentes consultadas por este medio.
Finalmente, se llevó al chico de 6 años y frente a él mató al sargento Alvez. Ahora, el nene está con su mamá.
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El caso
Todo ocurrió este 1° de mayo, cuando habían pasado unos minutos de las 14.30. El patrullero en el que iba el sargento Alvez con su compañera advirtió el paso sospechoso de un VW Vento: era de la línea vieja, pero llevaba la patenta nueva y la luneta rota. Eso ocurrió a la altura de la localidad de Llavallol.
Tras una persecución, el móvil policial y el coche finalmente frenaron frente a una estación de servicio, ubicada en Camino de Cintura y la avenida Olimpo, en el Sur del Conurbano. Las cámaras de seguridad filmaron todo.
El sargento Alvez se bajó del patrullero y se acercó a la puerta del conductor del VW Vento: quiso identificar a los ocupantes. “El que manejaba el coche, que iba con un acompañante, le dijo algo así como que por qué lo paraba si lo conocía, a lo que le contestó que no, que le diera los papeles del auto. Cuando amaga para agarrar los documentos, desde adentro le dispararon”, explicaron fuentes del caso a este medio.
Malherido, el sargento regresó hasta el patrullero y se subió por el lado del conductor. No se había dado cuenta de que lo habían baleado: uno de los tiros dio en la tráquea. Enseguida, el móvil dio una vuelta en U, contraria a la dirección por la que habían escapado los homicidas. No llegó muy lejos: a los metros chocó.
El policía baleado fue trasladado hasta Hospital Bicentenario de Monte Grande, donde murió mientras era operado. Había ingresado en estado crítico. Horas más tarde, en la localidad de Ingeniero Budge apareció incendiado el auto en el que viajaban los sospechosos del crimen del sargento Alvez.
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