La amenaza llegó el martes a la mañana, vía mail, a casi 20 colegios de distintas zonas del Conurbano y la Ciudad. “Hay artefactos explosivos dentro del edificio”, decía el encabezado del mensaje. Luego continuaban 19 líneas, un texto con pretensiones revolucionarias contra las instituciones educativas y contenía, además, una reivindicación a la llamada “masacre de Belgrado”, ocurrida el miércoles pasado, cuando un chico serbio de 13 años asesinó a 8 compañeros a tiros.
Luego de la conmoción inicial en directivos, docentes, padres y alumnos y de un trabajo de la UFEIC de San Isidro, ya que la mayoría de las escuelas pertenecían a la zona norte, se descubrió de dónde habían salido las amenazas. El autor es un joven de 17 años que, en marzo, ya había realizado otras intimidaciones similares.
Para los investigadores no es un bromista ni un alumno travieso: se trata de un “potencial tirador” que en su casa tenía un arsenal a su disposición, propiedad de su padre, y que había realizado llamativas búsquedas en internet a través de su teléfono.
El mismo día de las amenazas, se formó un expediente a cargo del fiscal Alejandro Musso, a cargo de la UFI especializada en cibercrimen de San Isidro. Lo primero que se determinó es que la casilla desde la que se envió el mail es una “plataforma de privacidad” dedicada a la ciberseguridad; por lo tanto, fue más complejo determinar de donde provenían las amenazas.
Sin embargo, hubo algo que llamó la atención de los investigadores desde el principio: “Ya cuando leímos el mail y vimos de dónde se estaba mandando, nos remitió todo a lo que había sucedido en marzo, cuando un chico de 17 años había amenazado también a colegios importantes de la zona. El mensaje era similar y la forma de amenaza, también. Por eso encaminamos la búsqueda por ese lado. En ese momento lo habíamos detenido y lo dejamos a disposición de la justicia de menores y de un juzgado de familia, que no hizo absolutamente nada. Sospechamos que podía ser él de nuevo”, asegura una fuente clave en el expediente.
Luego de derribar la protección con la que contaba el mail utilizado, se logró rastrear el IP de la computadora desde donde se habían enviado los mails, en cadena y todos al mismo tiempo. La casa, ubicada en Martínez, era efectivamente la misma donde la Policía ya había ingresado en marzo. Y el autor era el mismo chico de 17 años.
Cuando efectivos de la DDI de San Isidro ingresaron a la vivienda, se encontraron con computadoras que no habían observado en el allanamiento de marzo. Es decir, alguien las había ingresado a la casa luego del primer hecho. Puntualmente se secuestraron una computadora de escritorio, una notebook, cuatro celulares, cinco tablets, cuatro routers y varios dispositivos de almacenamiento. Todo está siendo peritado.
Sin embargo, no fue lo único que se halló. Lo más preocupante apareció en las habitaciones superiores de la casa. Había un arsenal. Los efectivos de la Bonaerense encontraron una escopeta calibre 410, dos rifles aire comprimido, tres municiones 410 marca Brennek, dos municiones FAL 765, dos municiones cal.38 LR; una munición 9 mm, 13 municiones calibre 22 y varias vainas servidas de diversos calibres. Además, había armas blancas en la casa: dos navajas rebatibles, una navaja tipo daga y un cuchillo de caza.
También es importante el dato de los lugares en los que encontraron algunas de esas armas y municiones. “Los aires comprimidos estaban en la habitación del menor; las escopetas en el cuarto de al lado; en la mesita de luz del chico estaban las municiones”, contó uno de los investigadores que participó del allanamiento.
Por tratarse de una causa que contaba con urgencia de resolución, el celular que se le secuestró al acusado fue revisado en el momento. Infobae accedió a las capturas de las últimas búsquedas. Allí se destaca un ingreso el 6 de mayo, dos días antes del envío de los mails, a una nota de la BBC donde se daba cuenta de la masacre de Belgrado, ocurrida en Serbia el 3 de mayo. Allí, un chico de 13 años ingresó a un colegio y mató a tiros a 8 de sus compañeros. Esto se coincide con lo que se leyó en el mail de las amenazas.
“Tras conocer el tiroteo en Belgrado, valiente guerrero de 13 años, el odio ya no se puede contener. Todo lo que sentirás antes de morir son fragmentos que perforan tu cuerpo. El olor de las balas de plomo que te dispararon. El sonido de un disparo será una larga vida para ti. Te quemaremos en queroseno. Ahogados en sangre. Somos su comienzo, tu doloroso final”, señalaba el correo.
Hay una pregunta que surge por sentido común. ¿Qué reacción tienen los padres del joven imputado? Lo explica una de las personas que trabaja en el expediente: “Están como desentendidos del tema. En una especie de negación”.
El joven, que es alumno de un importante colegio de la zona que también estaba dentro del listado de instituciones amenazadas, quedó a disposición de los fiscales de menores Andrés Zárate y Silvia Gremes, quienes conformaron un equipo por orden del fiscal general de San Isidro, John Broyad. Se espera que en las próximas horas sea indagado por los hechos de marzo y por los más recientes.
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