El próximo 22 de junio, Federico Ezequiel Jaime cumplirá 20 años lejos de casa. Tal vez tenga una fortuna para gastar y pasarla bien. Todo esto si es que no lo atrapan.
El Juzgado N°40 a cargo de Paula González, el Departamento de Ciberdelitos de la PFA y el sector argentino de Interpol lo persiguen por ser la supuesta mente maestra de una de las estafas más ingeniosas de la historia reciente: se lo acusa de montar una estructura de prestanombres para desfalcar el área de préstamos de la megaempresa cripto Buenbit, una de las principales plataformas y exchanges del rubro en Argentina. La propia empresa fue quien denunció la maniobra, con una presentación a fines del año pasado. La investigación detectó que los fondos, después de ser extraídos, fueron desviados a distintas cuentas y billeteras virtuales ubicadas dentro del país, así como cuentas en España e Italia. Fuentes del caso aseguran a este medio que Jaime y su banda se llevaron cerca de 800 mil dólares. Federico Ogue, titular de Buenbit, negó la cifra en redes sociales.
La banda fue desarticulada a comienzos de marzo con una serie de allanamientos. Federico -con domicilios registrados en Lanús Oeste y Flores, sin ningún empleo en blanco en su historia o un alta en la AFIP, todavía cubierto por la obra social de su padre, un informático- había escapado a Francia un tiempo antes, corrió apenas se habría robado el dinero. Luego, se lo ubicó en Italia, con un paso increíble para un prófugo internacional: intentó renovar su pasaporte en una dependencia diplomática argentina en Roma. Allí, poco antes de bajar del taxi, se arrepintió y corrió otra vez.
Todavía no hay signos de que se entregue; no se habla en la causa de ningún trato, ningún pedido. Su abogado defensor renunció a representarlo tiempo atrás, aseguran fuentes del expediente. Cuando volverá Jaime -o si alguna vez volverá- es una respuesta complicada.
El domicilio del joven de Lanús Oeste, el que consta en su documento, fue allanado por la Federal en marzo. El resto del operativo fue contra sus presuntos títeres, una serie de vecinos de Miramar. Cómo los reclutó es otro misterio.
Según la imputación, los acusados atacaron y vulneraron el sistema de préstamos de Buenbit. La empresa, entre otras actividades, se dedica a otorgar créditos virtuales, girando dinero. En vez de pedir un préstamo a la vez, la banda pedía de a cien, con un bot diseñado para realizar las aplicaciones. Todos los préstamos se hacían con la misma garantía, un billetera virtual. Los ataques, afirma un investigador clave en la causa, fueron realizados en simultáneo.
En los procedimientos también participó la DUOF marplatense de la PFA, que realizó los allanamientos y arrestos en Miramar. Entre los detenidos se encuentran Claudio B., de 55 años, ex empleado de la Municipalidad de General Alvarado, dedicado al rubro de la seguridad privada. Trabajó hasta junio del año pasado en una firma del rubro con oficinas en Martínez. Elias A., de 25 años, fue empleado del Ministerio de Seguridad provincial hasta octubre de 2022. María H., de 23 años, trabajaba para un supermercadista local. Los detenidos, se cree, aportaron sus documentos para la validación biométrica de datos. Todavía resta saber cuánto dinero se llevaron por hacerlo.
Ogue, titular de Buenbit, posteó en su cuenta de Twitter luego de que la noticia trascendiera, una primicia de este medio: “Para aclarar las consultas recibidas acerca de la nota publicada en los medios sobre la defraudación a Buenbit. La situación se debió a un grupo de usuarios que realizaron fraude, algo lamentablemente común y del día a día para todas las empresas en el mundo fintech”.
Luego, explicó: “El fraude no tuvo ningún impacto en los saldos de nuestros clientes ni en la operación de la compañía”.
En los operativos de marzo se secuestraron 15 dispositivos como teléfonos y computadoras. La jueza González ordenó pericias para analizarlos. Todavía se aguardan los resultados.
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