Hoy al mediodía, en una jugada totalmente inesperada, se entregó Fernando Estrada González, alias “Piti”, hermano de sangre y lugarteniente del capo narco “Marcos” Estrada, con quien controló durante años el meganegocio narco de la Villa 1-11-14. Estuvo prófugo 13 años, con un pedido de captura emitido en 2010.
“Piti” se presentó de manera espontánea en las oficinas de la PROCUNAR, el área del Ministerio Público Fiscal a cargo del fiscal Diego Iglesias, que investiga delitos de narcotráfico. Así, fue arrestado por la PFA en el edificio del MPF en la calle Perón del microcentro porteño y quedó a disposición del juez Ariel Lijo y el fiscal Eduardo Taiano a la espera de su indagatoria, que podría ocurrir mañana.
Fuentes del caso aseguraron a Infobae que Estrada no negoció hasta el momento ser un arrepentido a cambio de beneficios en el expediente en su contra. El motivo de por qué se entregó todavía es un misterio.
Así, Fernando Estrada se convierte en el último jerarca de su banda en caer. Fue el más escurridizo de todos, una figura ciertamente elusiva. Su hermano “Marcos” fue deportado a Perú desde el penal de Marcos Paz en 2021, condenado a 24 años de cárcel. “Dumbo” Martínez Maylli fue capturado el año pasado, también en Perú. “Pantro” Quispe Arnao, que comandó la seguridad del capo máximo e intentó ser capo él mismo en una trama de violencia asesina, está preso él mismo. Jhon Paul Revilla Estrada, “El Burro”, sobrino de “Marcos”, fue capturado a mediados de marzo de este año por una comisión de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal en la ciudad peruana de Carabayllo, ubicada a 35 kilómetros de Lima. “Burro” ya había sido deportado dos veces de la Argentina, pero regresó al país para controlar el negocio en el Bajo Flores.
La banda de “Marcos” resistió e hizo negocios por casi 24 años a pesar de oleadas de allanamientos, procesamientos y condenas. Sin embargo, los últimos años significaron un cambio en el poder narco del Bajo Flores, Desgastada por tensiones internas, con “Pantro” como nuevo competidor, el clan se vio obligado a convocar a varios históricos como “El Burro” y “Dumbo” para sostener el territorio y su sistema de turnos de venta de droga. Así, se formó una suerte de comité para controlar la operación, un poder compartido.
En 2018, fuentes en los tribunales federales estimaban que “Piti” era el jefe ungido por su hermano preso, con un mando a control remoto desde Perú. Las ganancias de la banda eran fabulosas en esa época. Un papel encontrado en un allanamiento en la Villa 1-11-14, ordenado por el Juzgado Federal N°12, reveló varios números y fechas. El 17 de noviembre comienza con “1.000.000″, con “1.200.000″ al día siguiente. El 30 de noviembre pareció ser un día lento, “450.000.” El 6 de diciembre fue el pico absoluto: “1.300.000.” Si efectivamente se trata de dinero, tal como estimó el entonces juez Sergio Torres, la banda de “Marcos” podía recaudar hasta más de un millón de pesos diarios en cocaína y pasta base.
A lo largo de los últimos años, varios arrepentidos e imputados colaboradores relataron a la PROCUNAR cómo “Piti” comandaba los pasillos. Un delator afirmó que “un domingo entraron varias personas a la villa por orden de “DUMBO” para tomar el control de la villa. Antes de ese hecho, “PITI” había dado la orden de que se mate a cualquiera que se regale en la calle”.
Ahora, Fernando Estrada González está preso por ir a tocar el timbre de quienes lo persiguieron durante más de una década, una ironía y un misterio en sí mismo.
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