El cadáver de Rosario Domínguez fue hallado en una plantación de kiwis de Miramar el jueves pasado, cuando su propia pareja, Jacinto Ríos, denunció el hecho. Ahora, el hombre está detenido como principal sospechoso del femicidio. Y aunque la primera hipótesis era que la joven había sido asesinada a golpes, la autopsia reveló que la mataron de un disparo. Además, sufrió varios cortes en todo su cuerpo.
El disparo no había sido observado a simple vista por los agentes de la Policía Bonaerense que encontraron el cuerpo: la bala había entrado por el oído izquierdo.
Así lo confirmaron fuentes de la investigación a Infobae horas después de que se conocieran los resultados del estudio realizado por el Cuerpo Médico Forense, el cual reveló que la mujer de 27 años y madre de tres hijos fue asesinada por un balazo calibre .28, un calibre usualmente usado en escopetas.
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Asimismo, la autopsia confirmó que Domínguez -quien estaba en pareja hace seis años con el acusado y era víctima de violencia de género- también sufrió lesiones en otras partes del cuerpo que fueron causadas por un elemento “con peso y filo”. La cabeza, la mandíbula y el tórax era las zonas con mayor concentración de heridas.
En el marco de la causa, se secuestraron varias municiones y una soga. Mientras que los resultados del examen del cuerpo complicaron más a Ríos, quien está detenido acusado de femicidio luego de que la fiscal Ana María Caro, a cargo de la causa, encontró inconsistencias en su relato.
Ríos había sido quien alertó a la Policía sobre el hallazgo del cuerpo de su mujer. Horas después fue revisado por los médicos forenses y revelaron que presentaba heridas compatibles con rasguños en la espalda, que bien podrían haber sido una maniobra defensiva de parte de la víctima.
“El llamado a la Policía ocurrió a las 13.50 del jueves. Tras ser alertados, se movilizó al lugar personal policial y se constató la presencia de una mujer fallecida. El marido es el que la encuentra. De ahí, se implementó el llamado a la fiscalía y se trabajó acorde a todos los pedidos de la misma hasta altas horas de la noche”, aseguró una fuente del caso a este medio.
Además, se confirmó que horas antes de llamar a la Policía, Ríos se había comunicado con la familia de la víctima para consultarles sobre su paradero, alegando que él llevaba tiempo sin saber de ella.
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El presunto femicida es padre de los tres hijos de la víctima. Vivían juntos en el paraje Santa Irene, ubicado a siete kilómetros del centro de la ciudad costera, sobre la ruta 77. Según había trascendido, mantenían una relación conflictiva y se habían separado en varias oportunidades debido a reiterados episodios de violencia de género que nunca fueron denunciados. Tras alejarse, habían vuelto a convivir pocos días antes del crimen.
El cuerpo de Domínguez fue encontrado a pocos metros de la vivienda que compartían y, de acuerdo a los primeros peritajes, habría sido asesinada en el mismo lugar del hallazgo.
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