“Se hizo todo mal desde el minuto uno. Encima, se creen tan impunes que van dejando huellas que no se pueden tapar… Salvo que uno no quiera mirar”.
La reflexión, en diálogo telefónico con Infobae, la aporta uno de los investigadores que este martes participó en el nuevo allanamiento a la quinta de Florencio Varela del comisario mayor de la delegación Drogas Ilícitas de Quilmes Francisco Centurión. Se trata del padre y el tío de los dos principales sospechosos del crimen de Lautaro Morello y de la desaparición de Lucas Escalante. La fuente habla sobre el trabajo que la Policía Bonaerense hizo antes de ser corrida del caso, y luego de que en este segundo procedimiento se encontraran vicios y evidencias que antes no se habían tomado en cuenta. Pueden ser clave.
Por caso, tres gotas de sangre, una grande y dos pequeñas, aptas para extraer ADN; parte de una parrilla destrozada, una porción de hormigón, y una construcción que no se había revisado antes y donde había una losa reciente que rompieron los especialistas, son algunos de los elementos que hallaron los peritos de la división Homicidios de la Policía Federal que inspeccionaron la propiedad bajo las órdenes del fiscal Daniel Ichazo, titular de la UFI N°1 de Berazategui, y ante la atenta mirada de los familiares de las víctimas.
Los procedimientos se hicieron en un predio que Centurión padre “no tiene en orden ante el fisco”, añadieron las fuentes consultadas por este medio como dato de color. Se trata de una propiedad de unas dos hectáreas ubicada en la zona conocida como La Capilla. “La hipótesis principal es que ahí lo mataron a Lautaro. Lo que no se sabe es si en ese mismo lugar quemaron su cuerpo, pero sí que ya había fallecido cuando decidieron incinerar el cadáver”, ampliaron las fuentes.
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Y especularon en diálogo con este medio: “Algo pasó en esa quinta en relación con Lucas. Lautaro estaba en el lugar equivocado”. Por el crimen de Morello y la desaparición de Escalante están detenidos Cristian Centurión y su primo Maximiliano Centurión. En el marco del mismo expediente, en tanto, el comisario Sergio Enrique Argañaraz está acusado de encubrimiento y en las últimas horas le dictaron la prisión preventiva; mientras que al oficial Ramiro Yair Forchinito le endilgan falso testimonio.
El predio del comisario mayor allanado tiene una casa principal donde vivía el jefe policial, luego otras dos propiedades más chicas, una cuarta en construcción de tres pisos, una quinta más vieja, que pertenecía al dueño anterior y donde se guardaban trastos, y una sexta edificación que no había sido allanada anteriormente. “Según los familiares, en ese último punto del procedimiento no se había inspeccionado”, contaron las fuentes.
Y añadieron: “Las manchas de sangre ya se habían visto en la primera inspección, pero Argañaraz les dijo a los familiares que eran de perros y no las levantaron. Por suerte, el Luminol reaccionó. La muestra es buena, aunque el resultado recién estará en un mes”.
El lugar, según relataron las fuentes, desde afuera parece una zona abandonada porque hay muchos árboles que limitan la visión. “En la casa principal residía Centurión padre. El lugar se le entregó al abogado tras el primer allanamiento, quien se mudó allí”, detallaron y revelaron que, cuando este martes entraron, la TV estaba encendida, el lugar había sido ordenado y estaba limpio, salvo por un par de calzoncillos colgados.
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Otras modificaciones que notaron los familiares de las víctimas en relación al primer allanamiento, siempre según las fuentes del caso, es que de la casa donde vivía Cristian Centurión faltaban muebles y había más orden. También les llamó la atención una parrilla de material que fue destrozada: “Había ladrillos a un costado y se tomaron muestras para peritar”, confiaron. En concreto, los especialistas de científica se llevaron una parte de hormigón.
“Un testigo de identidad reservada dio el dato de que la noche de la desaparición de los chicos ahí vio una fogata grande. En el primer procedimiento, la familia de Lautaro notó un cúmulo de ramas, pidió que lo revisaran, pasaron el perro y les dijeron que no nada. Ahora, les llamó la atención que habían tirado abajo la parrilla”, describieron.
Lo mismo pasó con la sexta propiedad que se revisó. “Les habían dicho que pertenecía a otro predio. Lo llamativo fue que había una losa nueva. Se rompió, pero no se halló nada. La pregunta es por qué ese lugar no fue allanado antes”, se cuestionaron las fuentes.
Las irregularidades no terminaron ahí. Y para muestra, un botón: en la causa no había ADN de Lautaro para cotejar. “No levantaron ni el cepillo de dientes, como para tener algo de material genético. Por suerte, el baño estaba intacto y pudieron llevárselo los peritos”, ejemplificaron.
Y dieron un dato aterrador: “Por unos vales de nafta no matan a nadie, y menos de esa manera. Nada huele bien”.
El caso
Lucas fue visto por última vez el 9 de diciembre pasado en Florencio Varela cuando pasó a buscar a Lautaro tras el triunfo de la Selección Argentina ante Países Bajos por las semifinales del Mundial de Qatar. Iban a bordo del BMW de Escalante. Ese coche al día siguiente apareció incendiado.
El cuerpo semicalcinado de Morello fue hallado seis días después de su desaparición a la vera de la autopista en construcción Buen Ayre, en Guernica. De Escalante nada se sabe todavía.
Los primos Centurión fueron detenidos tras el análisis de cámaras de seguridad y de antenas de telefonía celular, ya que en una grabación de una estación de servicio de Florencio Varela se ve al hijo del comisario cerca de las 0.30 del 10 de diciembre cargando nafta en un bidón blanco que se sospecha pudo haber sido empleado para incinerar el auto de Lucas y el cadáver de Lautaro. Están imputados como coautores del delito de homicidio calificado por ensañamiento y alevosía.
El comisario Agañaraz, titular de la comisaría 4ª de Bosques, está acusado por “encubrimiento calificado por ser el delito precedentemente grave y por su condición de funcionario público, en concurso real con incumplimiento de los deberes de funcionario público”. El fiscal pidió su detención al establecer que se negó el 10 de diciembre de 2022 a recibirle la denuncia por “averiguación de paradero” a la madre de Escalante. Además, lo acusó de haber ayudado a los dos detenidos a eludir la investigación del homicidio, ya que la familia le aseguró que uno de ellos había estado el día anterior con ambos.
El oficial Forchinito, en tanto, desempeñaba tareas en un área de enlace con Interpol en la Bonaerense y fue acusado de “falso testimonio” porque cuando la Justicia le pidió que entregara su teléfono celular entregó otro que no le pertenecía.
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