El pasado 3 de abril, cerca de las 4.30, un móvil de la Policía Bonaerense del Comando Sur, identificado como 27.706 y a cargo del sargento Emanuel Silva y el oficial Leandro Barraza, se desplazó a las calles Escribano y Cuellen, en Virrey del Pino, tras un llamado al 911 por un “enfrentamiento armado y herido de arma de fuego”. De esta manera, empezaron las actuaciones para investigar el crimen del Pedro Daniel Barrientos, el chofer de la línea 620 asesinado durante un robo en el interior del colectivo que manejaba.
Cuando los policías de la Bonaerense llegaron al lugar, en el barrio Vernazza, se entrevistaron con Carlos Martín Bellido, un colega de la Policía de la Ciudad que presta servicios en el Departamento de Operaciones Urbanas de Contención (DOUC), en el Cuartel Barracas del grupo Infantería.
El oficial porteño, era uno de los pasajeros del interno 87 de la empresa La Ideal de San Justo S.A. al que abordaron dos sospechosos armados “con intenciones de cometer ilícito”, según se desprende del primer parte policial.
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De acuerdo a la primera versión de Bellido, él se identifica y extrae su arma provista por la fuerza de seguridad porteña, una Bersa Thunder, y se produce un intercambio de disparos. Más tarde, el policía de la Ciudad amplió su testimonio ante el fiscal de la UFI de Homicidios del departamento judicial de La Matanza, Gastón Duplaá.
Antes de bajarse, según esta versión, los delincuentes le sacaron un bolso y un celular a una pasajera de los primeros asientos y uno de ellos le disparó en el pecho al conductor. El policía -que estaba de civil- corrió hasta el estribo y se produjo una serie de disparos. Los peritos levantaron al menos 14 vainas servidas.
El fiscal también le tomó declaración a Guillermo, un empleado de maestranza que se dirigía a su trabajo y subió al colectivo dos paradas antes de que mataran a Barrientos. Según relató a Radio Con Vos, un par de sospechosos encapuchados irrumpieron en el transporte público armados y al grito de: “¡Están robados, están robados! ¡Entreguen todo, bolsos y celulares!”.
“Cuando vi las armas, me tire al piso y me puse las manos en la nuca”, relató el pasajero. Segundos después, oyó los disparos, pero en ese momento no supo qué destino habían tenido. Permaneció en esa posición casi todo el tiempo. Alcanzó a ver el auto que esperaba en la esquina a los ladrones.
“Vi un coche que estaba esperándolos y ahí mi vecino (Bellido) empezó a tirarles y creo que hirió a uno, pero bueno, hasta que no se terminaron los tiros no me quería levantar del piso”, recordó el testigo y aseguró que ese vehículo en ningún momento cruzó al colectivo detenerlo, una secuencia que habían afirmado el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el ministro de Seguridad de la provincia, Sergio Berni, que fue atacado a golpes por colectiveros en una protesta en reclamo de más seguridad tras el crimen.
El relato coincide con la versión de la mujer del policía de la Ciudad, de nombre María. “Es mentira que cruzaron un auto delante del colectivo. Mi marido, que estuvo ahí, me lo dijo. Hay cámaras que muestran cómo subieron los delincuentes arriba del colectivo porque hay una cámara que los toma, y no había ningún auto detrás o delante del colectivo. El auto los esperaba en una calle paralela para huir”, agregó.
María reflejó que, a diferencia de la hipótesis oficial de que solo los delincuentes buscaban matar al conductor, uno de los ladrones se subió y “pidió los celulares y bolsos a todos los pasajeros, mientras que el otro se quedó en la puerta apuntando a una vecina que estaba con su hija”. “Este fue el que dio la vuelta y disparó al chofer”, dijo sobre el tiro mortal que alcanzó a Barrientos, de 55 años.
“No sé si estaba asustado, pero pareciera que no sabía disparar el arma, como que se le levanta la mano al disparar”, recordó. “Ahí manotea la mochila de la persona que estaba adelante y salieron a correr los dos”, relató.
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Sobre la calle Cullen, a 30 metros de su intersección con Escribano, los policías hallaron una pistola Beretta calibre .40 milímetros, serie A-33075-M, que habría sido arrojada por los delincuentes, de la cual se establece que tiene pedido de secuestro por el delito de robo. La denuncia estaba radicada en una comisaría de El Palomar.
Los peritos incautaron también “una vaina servida en el panel del lado del chofer y un plomo deformado, ocho vainas calibre 9 milímetros en el suelo del colectivo y seis vainas debajo de la unidad, a la altura de la puerta.
Por la geolocalización del teléfono que fue robado a la pasajera, los investigadores determinaron que se encontraba en las calles Guanabara y Fortin Yunca, en barrio Esperanza de Virrey del Pino, a unos cinco kilómetros del lugar del crimen. En ese lugar hallaron un Fiat Siena, patente AA-185-NL, similar al que se observa por las cámaras que usaron los asesinos para escapar. Justamente, en esos momentos salía de ese lugar un Chevrolet corsa de color gris, a gran velocidad.
En ese punto fue reconocido por un testigo, en rueda de reconocimiento, el primer detenido. Se trata de Alex Gabriel Barone (19), que tiene antecedentes por “robo agravado y encubrimiento agravado” en una causa fechada el 23 de septiembre de 2019 y que se declaró inocente del crimen de Barrientos.
Este miércoles fue detenido Gabriel Alejandro Barone (24), quien será indagado este miércoles por la tarde por el delito de “homicidio agravado criminis causa y por el uso de arma de fuego, en concurso real con robo agravado por el uso de arma de fuego”.
El mayor de los Barone, que sería familiar del primer detenido, fue apresado tras un allanamiento realizado en una vivienda ubicada en Ascasubi y Valentín Gómez, de Gregorio de Laferrere y, según fuentes judiciales, se sospecha que participó de manera directa en el crimen de Barrientos (55). También fue identificado por los testigos en rueda de reconocimiento.
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