El nombre de Leonardo Dalmacio Saravia, alias “Leo Rey”, había sonado con fuerza en las últimas semanas entre las tramas narco de Rosario, un nuevo pesado con vínculos temibles. Se decía que Saravia estaba por caer. Y así fue. La División Antidrogas Rosario de la PFA lo detuvo el viernes pasado en un departamento de alquiler temporario en la calle Sánchez de Loria, barrio de Balvanera, junto a miembros de su banda, en una redada masiva donde cayeron otros 24 sospechosos, con 26 allanamientos, 25 kilos de cocaína incautados y una cocina para preparar polvo.
Saravia, de 30 años, registrado en el rubro de salones de baile de la AFIP, con un pasado en el negocio de la cumbia y que cobró el IFE durante la pandemia, será indagado este lunes en los tribunales federales de Oroño al 900 por el juez Carlos Vera Barros, el titular del Juzgado N° 3 de Rosario. Según la investigación de la Fiscalía Federal N°3 y la PROCUNAR, construyó en los últimos años múltiples conexiones con Los Monos para poder operar el tráfico de cocaína en la zona sudoeste y oeste de la ciudad.
Al momento del arresto, le secuestraron el DNI y un carnet de conducir que utilizó en los últimos dos meses para mantenerse oculto en la Ciudad de Buenos Aires: se trata de documentos que llevaban la foto carnet de su rostro, pero todos los datos eran de un tal H.Z, cuyo domicilio figura en la vecina localidad de Roldán.
Tras tareas investigativas se pudo establecer que, insólitamente, el DNI no era falso. Hoy, se intenta determinar quién es H.Z qué vinculación podría tener con el presunto capo narco y si hubo algún empleado estatal infiel que haya participado en las maniobras.
Antes del operativo del viernes, Saravia ya tenía pedido de captura tanto de la Justicia federal como de la Justicia provincial. El primero se emitió hace aproximadamente dos años, después de que “Leo Rey” se fugara de su casa, donde cumplía un arresto domiciliario otorgado por la Cámara Federal de Casación en una causa por narcotráfico de marzo de 2021, cuando fue detenido por la Prefectura en Santa Fe. El arresto domiciliario, lógicamente, fue revocado.
La otra orden de captura corresponde a una solicitud hecha por los fiscales Valeria Haurigot y Franco Carbone de la unidad de Balaceras del Ministerio Público de la Acusación, quienes desde abril del año pasado tienen indicios de que Saravia también sería miembro de la organización que lidera Máximo Ariel “El Viejo” Cantero, fundador histórico de Los Monos. De hecho, en los allanamientos del pasado fin de semana en la que cayó la banda de “Leo Rey”, también se requisaron las celdas de Alexis “Tartita” Cantero –hijo del “Viejo” Cantero–, de su novia Sheila Mailén Suárez y de Franco “Milanesa” Almaraz, un sicario de la organización condenado a 17 años de prisión.
Para la investigación federal de la fiscal Adriana Saccone –y los auxiliares fiscales Martín Gambacorta y Santiago Alberdi– no quedan dudas de que Saravia es el presunto líder de una estructura narco que trae cocaína a Rosario proveniente de Buenos Aires. Parte de esa droga se estiraba en el laboratorio hallado el sábado pasado en la zona de Pérez, donde se incautó una gran cantidad de precursores químicos, una prensa hidráulica, moldes metálicos y balanzas.
Según las tareas de inteligencia, sus bases de operaciones de venta están en las zonas de Vía Honda, Villa Banana y los barrios Moderno y Urquiza. Se cree que “Leo” habría hecho pagos mensuales a “Tartita” y a su padre, “El Viejo”, para poder comercializar con la luz verde de Los Monos. También habría sido en algunas ocasiones, habría sido proveedor de cocaína de distintas células que trabajan para el clan Cantero.
Los vínculos de “Leo Rey” en el hampa también terminan en muerte. Iván Maximiliano Giménez, uno de sus posibles socios para operar droga en la zona oeste de Rosario, fue asesinado a la salida de la boda narco llevada a cabo en la localidad de Ibarlucea en enero de 2022. En el crimen mataron a su pareja y a su hija, una bebé.
De acuerdo a la investigación federal, Giménez, casualmente apodado “Maxi Rey”, era el intermediario de cargamentos de cocaína que entregaba a Saravia. Se presume que antes de ser acribillado a tiros junto a su novia y su beba, Iván habría perdido una partida de droga en el río Paraná y por ese motivo se habría cambiado de bando ante la imposibilidad de saldar la deuda.
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