María Isabel Speratti (40) se recostó en su cama y le pidió a su marido Alejandro Núñez (47) que le hiciera masajes. Era la noche del viernes 16 de julio del 2021 en el barrio Las Rosas de Cañuelas. El hombre se posó encima de su mujer y comenzó a masajearla.
Llevaban 20 años juntos y, hasta ese preciso instante, nada podía presagiar lo que estaba por suceder. Sin decir una palabra, Núñez deslizó su brazo derecho por debajo del cuello de su esposa, le hizo una especie de llave y comenzó a ahorcarla con fuerza. La dejó prácticamente sin aire.
María Isabel no llegó ni siquiera a gritar. Cuando la mujer creyó que estaba por morir, la puerta de la habitación se abrió súbitamente. Era uno de los dos hijos adolescentes de la pareja que interrumpió la situación y, sin saberlo, salvó a su madre.
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Mientras tanto, en la pieza contigua, el otro hijo del matrimonio llamó a la policía. En pocos minutos, un móvil de la Bonaerense llegó a la puerta de la casa familiar y detuvo a Núñez. Antes de irse el hombre gritó, frente a la policía, sus hijos y vecinos: “Que te quede bien claro, yo a vos te mató cuando quiero”.
No mentía. Menos de dos años después, cumplió con su palabra. Ayer a las 7 de la mañana, cuando la mujer salía de su casa junto a sus hijos para llevarlos al colegio, Núñez apareció por sorpresa con una 9 mm en la mano y acribilló a María Isabel de 4 balazos frente a sus hijos, que huyeron como pudieron.
Núñez fue detenido algunas horas después. Todavía llevaba el arma homicida.
Si bien los hechos se desencadenaron esta semana, el femicidio de María Isabel comenzó con aquel hecho de julio de 2021. Desde ese momento, la mujer comenzó a gritar de todas las maneras posibles que estaba en peligro. Pidió ayuda, rogó compasión, pero nadie la escuchó. Para adentrarse en la historia detrás del brutal femicidio, es necesario conocer la desidia judicial detrás de los hechos.
Luego de haber ahorcado a su esposa y de haberla amenazado de muerte delante de varios testigos en aquel episodio del 2021, Núñez estuvo preso sólo unas horas y fue liberado.
¿Por qué? ¿Cómo puede ser?. La respuesta la tiene la UFI N°1 de Cañuelas y el juez Martín Rizzo. Para ellos, ese episodio se enmarcó, solamente, en lesiones leves y no en un intento de femicidio. Por lo tanto, Núñez quedó en libertad rápidamente.
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Para los responsables judiciales de la causa, no fue suficiente el precario médico donde hablaba de que María Isabel tenía la cara hinchada porque se le habían reventado varias venas de la cara producto del ahorcamiento, tampoco el testimonio de los hijos que presenciaron el hecho, ni de los vecinos que escucharon la amenaza de muerte. Todo fue ignorado.
Núñez se fue a la casa, imputado por el delito menor de lesiones leves.
La Justicia le asignó una restricción perimetral y un botón antipánico a la víctima. Tan desprotegida se sintió María Isabel que se vio obligada a escribir un mensaje en el grupo de WhatsApp vecinal: “Les quería informar que el día viernes a la noche el que era mi marido me agredió y casi me mata. Actualmente hay una orden de restricción por lo no debe acercarse a menos de 200 metros. Les pido por favor que si lo ven rondando por el barrio llamen al 911. Les paso una foto de él y de su auto”, apuntó.
Pero no fue lo único que hizo la mujer. También acudió a la Justicia para solicitar que se cambie la calificación de la causa. “Ella nos contó varias veces que fue a pedir un cambio de calificación. Quería que se trate el tema como un intento de femicidio. Pero siempre le dijeron lo mismo, que eran lesiones que se curaban en menos de 30 días y que por eso eran lesiones leves”, contó una persona cerca a María Isabel a este medio.
Aunque parezca insólito, la Justicia se centró sólo en las lesiones que tenía María Isabel y no en la intención de Núñez, que, claramente, era la de matarla, una posible tentativa de homicidio. Incluso lo reafirmó mientras lo detenían. Vale la pena repetir la frase que el ahora femicida dijo en ese momento: “Que te quede bien claro, yo a vos te mató cuando quiero”.
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María Isabel, incluso, se contactó con varios abogados para que la ayudaran en su pedido. Tenía miedo de verdad, intuía lo que podía suceder. Sin embargo, no pudo acceder a ningún letrado por los altos honorarios que le solicitaban, según cuenta el portal Infocañuelas
Cansada de solicitar el cambio de caratula, que podría haber llevado a la cárcel a Núñez por varios años, María Isabel suplicó algo de compasión y protección. En varias oportunidades en 2021 y 2022 se acercó junto a personal de la Secretaría de la mujer del municipio de Cañuelas para solicitar una tobillera dual. Es decir, que el agresor tuviera un dispositivo en su tobillo y la víctima otro que le diera una alarma si existía algún acercamiento. Le dijeron que no.
Núñez, mientras tanto, pedía ser revinculado a sus hijos.
Mientras todo esto pasaba en la Justicia, María Isabel todavía recibía amenazas por parte de Núñez. Incluso la familia del hombre, también se encargó de amenazarla y de echarle la culpa porque “había separado” al padre de los hijos.
En paralelo, el ahora acusado de femicidio nunca pasó un solo peso de cuota alimentaria y pretendió más de una vez echar a María Isabel y a sus hijos de la casa de Cañuelas. Es que la propiedad, adquirida por la pareja en 2010, estaba a su nombre.
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La mujer resistió como pudo, recibiendo ayuda de su familia y dedicándose con mucho esmero al emprendimiento de artesanías que habia montado. Vendía sus productos en distintos puntos de la Ciudad de Bueno Aires.
En este contexto de desidia judicial absoluta es que se llegó a la situación de ayer a la mañana. Mientras Núñez acribillaba a su exesposa en la puerta de su casa, sus dos hijos adolescentes saltaban la medianera del fondo de la vivienda para solicitar ayuda, cuando la ambulancia llegó la mujer todavía estaba con vida y fue trasladada a un hospital cercano.
María Isabel Speratti murió dos horas después.
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