El magistrado Martín Peluso, titular del Juzgado N°9, procesó ayer lunes a Oscar Valdez, el hombre que el 14 de febrero mató a la oficial de la Policía de la Ciudad Maribel Zalazar al robarle su arma mientras intentaba asistirlo en la estación Retiro de la línea C del subte. El delito principal que se le imputa es el de homicidio doblemente agravado por arma de fuego y por ser la víctima miembro de una fuerza de seguridad, además de tentativa de homicidio criminis causa por dispararle a un testigo en el lugar, empleado de la empresa concesionaria Emova, que resultó ileso. Los otros delitos que se le enrostran son el de daño agravado por tratarse de un bien público y abuso de armas.
Luego, lo embargó por 50 millones de pesos.
Por el momento, Valdez es considerado imputable. Con el procesamiento, Peluso también requirió una junta médica “integrada por profesionales con orientación con orientación en psicología y psiquiatría del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional” para establecer si Valdez tuvo la capacidad de entender sus acciones. También, si es un peligro para sí mismo y para terceros.
Peluso también pidió una tercera medida: encontrar a una mujer, una empleada de limpieza, detectada en las cámaras de seguridad que revelaron la fuga de Valdez hacia la plaza Fuerza Aérea, antes de que descartara el arma de Zalazar en una escalinata.
En la filmación, tomada a las 10:58, Valdez le apunta a la mujer, que huyó del lugar temiendo por su vida. Así, el magistrado le encargó a la División Homicidios de la PFA que encuentre a esta mujer para incorporar su testimonio en la causa.
En cuanto a la salud mental de Valdez, un médico legista de la PFA declaró al revisarlo inicialmente que Valdez “orientado estaba, sabía quién era, cómo se llamaba, de donde venía y donde estaba y esos son datos que una persona desorientada no podría responder. A mi me dio la impresión en un estado de aparente normalidad”. lo que llevó a Peluso a continuar con la imputación, entre otras observaciones.
La junta médica también incorporará las constancias sobre la evolución del estado de su salud psicofísica realizados en el hospital penitenciario de la cárcel de Ezeiza, los estudios toxicológicos de sangre y orina a Valdez cuyos resultados están pendientes y la evaluación del dispositivo PRISMA.
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El disparo se vuelve indubitable. La división Laboratorio Químico de la PFA encontró restos compatibles con disparos en el dorso y la palma de la mano derecha, en el dorso de la mano izquierda y en el torso del imputado.
Maribel Nélida Zalazar, de 35 años, quien se desempeñaba desde 2018 en la División Subtes de las líneas C, D, E y H y Premetro. Vivía en la localidad bonaerense de Glew, estaba en pareja y tenía dos hijos: uno de 13 años y otro de 5.
La oficial porteña, que tenía el chaleco antibalas colocado, fue llevada de urgencia en helicóptero al Hospital Churruca. Allí, médicos no pudieron salvarle la vida. La víctima presentaba una herida de arma de fuego en la región del tórax y otra en el cuello: su pulmón izquierdo también se encontraba comprometido. Primero, fue asistida en el shock room y, luego, ingresada al quirófano. Falleció poco después de las 12.30.
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