La violencia parece ya no tener límites, así quedó demostrado tras el asesinato de un joven venezolano al que le quisieron robar el celular en plena Ciudad de Buenos Aires. Juan Francisco Fernández Acosta, ingeniero en sistemas, murió en el barrio porteño de Palermo luego de que, a la mínima resistencia, el delincuente decidiera dispararle. Para colmo, la víctima había llegado al país en busca de una mejor vida. Así lo relatan sus padres: “Fue buscando un mejor porvenir. Quería hacer un posgrado en robótica, tenía muchos sueños e ilusiones”.
La situación, que por ahora no tiene detenidos, está en manos del fiscal Marcelo Retes, quien revisa las cámaras de seguridad del área -junto a la División de Homicidios de la Policía de la Ciudad- y buscaba hablar con testigos para localizar al asesino.
A kilómetros de esta situación, pero con el corazón y la mente en su hijo, están sus padres quienes tomaron la noticia con profunda tristeza. “En todas las redes se dijo que para quitarle el celular él se resistió al robo y el hombre le preguntó que si quería morirse y le disparó, no le dio tiempo a nada. Dicen que forcejearon. Esa es la triste historia”, asegura María Angélica, madre del joven.
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El panorama también sorprendió a los padres, ya que su hijo nunca habló de la inseguridad de la ciudad. “Juan en realidad nunca nos habló de algo que le pudiera haber sucedido, sí tuvo un problema una vez, recién llegado, pero no nada grave. No se refería de manera peyorativa, él estaba agradecido con las posibilidades que se le abrieron. Decía que Buenos Aires le parecía una ciudad muy bonita y que teníamos que ir para allá. Juan fue buscando estudios, vivía ocupado”, afirmó su padre Asdrual Fernandez en diálogo con TodoNoticias.
Con voz cansada y con la mirada baja su madre, relató por qué su hijo había decidido dejar su Venezuela natal para residir en Buenos Aires: “Él quería sacar estudios más avanzados. Iba para cuatro años en el país. Le gustaba mucho su trabajo, de día trabajaba para esa empresa y en la tarde noche salía a trabajar de vez en cuando a hacer delivery. Eso es lo que inicialmente empezó a hacer”.
¿Por qué dejó Venezuela?
Según explican sus padres, a finales de 2019 el joven toma la decisión de viajar hacia la capital Argentina. “En ese momento recogimos el dinero que pudimos previendo un tiempo que él estuviera sin empleo, pues le dimos algunas cosas para ayudarlo y que se pudiera mantener. Y cuando llegó allá empezó la pandemia y paralizó todo. Así se puso a hacer delivery en bicicleta. Acá tuvo la oportunidad de trabajar en el metro de Caracas, pero quería estudiar, quería profesionalizarse, tener más conocimiento. Al llegar y trabajar de delivery, poco a poco logró hacerse de una moto nueva para seguir trabajando. Después pasó a la empresa y hacía cuestiones digitales”, afirma su padre.
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Mientras trabajaba como ingeniero en sistemas, Juan Francisco Fernández Acosta, de 27 años, trataba de ahorrar lo más posible para visitar a sus padres. según explican, él pensaba viajar después de julio. De su lado, sus padres también reunían todo lo posible para colaborar con él y que se pudiera dar el encuentro. Sin embargo, también debía sortear una traba, así lo cuenta Asdrual: “Había otro problema, es que se le había vencido el DNI y parece que tuviera un tiempo para los trámites y los pagos”.
Ahora, a momentos de la tragedia, sus padres buscan la manera de repatriar los restos de su hijo. Ya sea si logran traerlos o si tienen que ir a buscarlos, ambos están dispuestos a todo para despegar a su hijo. “En realidad nosotros no nos comunicamos con ninguna autoridad de allá. Nosotros lo que tenemos es gracias a personas amigas de él, conocidos, gente que se sumó a esto. Queremos, si se puede, traerlo a Juan para sepultarlo aquí. Si es que tenemos que esperarlo lo hacemos, si podemos ir vamos”, explica el padre.
Por último, su madre resalta la última voluntad de su hijo, la cual le confesó un día en el que hablaron por videollamada: “Ahora se donaron sus órganos, en una oportunidad él me preguntó a mí qué quería hacer con mi cuerpo cuando yo falleciera y aproveché de preguntarle a él, y él me dijo que quería donar sus órganos también”.
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