Vecinos y amigos de la familia de Máximo Jerez, el niño de 12 años asesinado este fin de semana en Rosario, atacaron la casa de un dealer ligado Cristian Carlos Villazón, alias “El Salteño”, un hombre preso por homicidio al que acusan de ser el capo narco del barrio “Los Pumitas”, al Noroeste de Rosario, y al que vinculan con la balacera en la que también fueron heridos tres primos menores de edad de la víctima fatal. La gente, furiosa, destrozó ese kiosco de drogas y luego se trasladó a otra propiedad, sindicada como búnker narco, a la que incendiaron.
Todo comenzó cuando los vecinos apedrearon uno de los presuntos puntos de venta de Villazón e intentaron incendiarlo. Al ver el tumulto, uno de los hombres que ocupan la propiedad se resguardó en la terraza de la vivienda precaria y simuló portar un arma de fuego.
Una de las piedras que arrojaban los vecinos le golpeó en la cabeza y le provocó una herida en el rostro. Con martillos y otros elementos contundentes, la gente rodeó la propiedad. Con los minutos, se sumaron más personas que luego saquearon el lugar y rompieron las paredes de la vivienda hasta destrozarla.
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Mientras, llegaban otros vecinos que empuñaban machetes.
La Policía de Santa Fe llegó al supuesto búnker luego de 10 minutos de incidentes e intentó controlar la situación con personal del Grupo de Infantería de Respuesta Inmediata (G.I.R.I).
Los efectivos se apostaron en la casa que fue atacada por los vecinos y se sumaron más patrullas. En tanto, se escucharon disparos en el área, mientras la Policía sacó al presunto narco de la propiedad, en medio de un importante operativo.
Aunque las personas agrupadas en torno a la vivienda le arrojaron piedras y botellas, los uniformados lograron ponerlo a salvo. Luego, los vecinos se enfrentaron con la Policía. “Si ustedes no hacen justicia esto va a ser peor”, le advirtió uno de ellos a los agentes.
Luego de que los policías sacaron al hombre del búnker, la furia vecinal se apoderó de la propiedad: se llevaron todo lo que había en el lugar y luego comenzaron a destrozarlo. Incluso, hallaron una bolsa con proyectiles calibre .38 que le llevaron a un periodista de TN y después fue entregada en vivo al jefe del operativo policial que estaba en el lugar, pero no intercedió ante los destrozos.
Mientras la casa del sospechoso era derrumbada, los vecinos aplaudían y “marcaban” otras casas que consideraban que eran utilizadas como kioscos de drogas. Así, los vecinos se trasladaron a otro presunto búnker para seguir con los saqueos. La Policía no intervino ante el accionar descontrolado de la gente. Incluso, provocaron un incendio en el interior de la propiedad.
Mientras tanto, la investigación por el crimen de Máximo -que terminó con otros tres niños heridos- continúa.
El fiscal de turno de la Unidad Fiscal Especial de Homicidios Dolosos, Adrián Spelta, ordenó la realización de las pericias de fotografía, balística, planimetría y laboratorio a la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y a la División Científica Forense Rosario, además del relevamiento de cámaras y la obtención de testimonios.
En Radio 2, Spelta explicó que, para llegar a los autores, los investigadores buscaron a las personas a las que estaría dirigido el ataque. En un rastrillaje encontraron “una ametralladora FMK vieja y una 9 milímetros en buen estado de conservación y una moto que tenía una mancha de sangre”, detalló.
En tanto, el adolescente de 13 años que recibió un tiro en el pecho y debió ser intervenido, evoluciona favorablemente. La nena de 2 años y una menor de 13 años se encuentran con pronóstico estable. Los tres se recuperan en el Hospital del Niño de Zona Norte.
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