Máximo Jerez murió durante la madrugada del domingo en la zona noroeste de Rosario. Tenía 12 años. Estaba en la vereda de una vivienda, junto a otros niños, algunos de su misma edad, otros un poco más grandes, cuando un hombre comenzó a disparar hacia ese grupo de personas. Otra víctima fatal de la escalada de violencia que no cede ni da respiro pese al cimbronazo para la política que representó la conocida amenaza a Messi.
“No podemos vivir así; los chicos son inocentes y ahora estoy yendo al club a recibir el cuerpo de mi sobrino”. Así comenzó su desgarrador relato Antonia Jerez, tía de Máximo. “Estamos todos destrozados, son chicos sanos; él había jugado al fútbol, terminó a las 18, y pasó lo que pasó; estamos tan cansados de que nos roben, me lo mataron; el barrio está de luto, están todos enojados”, comentó la mujer al ser entrevistada por Ernesto Tenembaum en Radio con Vos.
“Lo único que pido es que se haga justicia y todos saben quienes son los que venden las drogas, se adueñan de las casas y se desparraman”, completó, al tiempo que dio una versión sobre por qué sucedió el tiroteo: “El muchacho al que estaban corriendo se metió en el medio de mis hermanas, y creyeron que era uno de los chicos que estaba ahí”.
El ataque a balazos contra el grupo de menores de edad ocurrió cerca de las 2.30 de la madrugada, frente a una casa ubicada en pasaje María de los Ángeles al 1500, en la zona de Cabal y San José, del barrio Empalme Graneros. Según indicaron fuentes, un hombre que aún no fue identificado llegó hasta el lugar y comenzó a disparar a la vivienda. Al menos uno de los disparos impactó en la espalda del niño de Máximo, lo que le provocó la muerte. En tanto, otros tres menores, dos de 13 y una nena de 2 años, fueron alcanzados por las balas y fueron trasladados de urgencia al hospital de Zona Norte.
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La niña, que recibió un balazo en el brazo, permanece internada en estado reservado, indicaron las fuentes. En tanto, uno de los adolescentes de 13 años recibió un balazo en el pecho, por lo que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. El tercer chico ingresó con un disparo en la boca.
Con ese reporte, los agentes fueron hasta el lugar y encontraron manchas de sangre y vainas servidas de grueso calibre, indicaron fuentes del caso a Infobae.
Las personas que estaban en el lugar escaparon por los pasillos del asentamiento al notar la presencia policial. Se inició una persecución, pero pudieron huir por los techos. Sin embargo, dejaron en una cama armas con numeración suprimida, ametralladoras y silenciadores.
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Personal de Balística de la Agencia de Inteligencia criminal hallaron tres vainas calibre .40 y secuestraron una pistola de marca Tanfoglio sin numeración y una “metra tipo cacera” oxidada, precisaron.
Al mismo tiempo, una vecina señaló a los investigadores que vio a un hombre llegar y retirarse solo, aunque analizan si contaba con un vehículo de apoyo que lo esperaba en cercanías del lugar del ataque.
El fiscal de turno de la Unidad Fiscal Especial de Homicidios Dolosos, Adrián Spelta, ordenó la realización de las pericias de fotografía, balística, planimetría y laboratorio a la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y a la División Científica Forense Rosario, además del relevamiento de cámaras y testimonio de testigos.
Tres horas más tarde, se registró otro homicidio en la calle Campbell y Cisneros. La víctima, identificada como Jonathan Suárez, de 24 años, fue golpeado y baleado por varios hombres que se bajaron de auto y escaparon. En el lugar, se secuestró una vaina calibre 9 milímetros.
Se trató del quinto crimen en Rosario desde la balacera y la amenaza al supermercado Único de la familia de Antonela Roccuzzo.
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