El sábado por la noche, de acuerdo a la versión oficial, 16 detenidos encerrados en la Comisaría 2° de Berisso sobre la calle Montevideo protagonizaron uno de los motines más violentos en la historia bonaerense reciente.
“Se pudrió feo”, aseguró un oficial de alto rango.
El disturbio se inició por un detenido que “al ser notificado de que lo trasladaban a otra comisaría, junto a un segundo detenido queman un colchón”, afirma la fuente consultada por Infobae. Así, se retiró al patio a los 16 detenidos para evitar que se intoxiquen con el humo. Allí, dos intentaron escapar sin éxito. Dos policías, identificados como Usiel Romero Ruckauf y Alejandro Echenique, fueron llevados al Hospital Larraín, donde se encontraban hasta ayer con asistencia respiratoria mecánica por la ingesta de humo y según autoridades evolucionan favorablemente. Las llamas fueron controladas por los Bomberos Voluntarios de Berisso. Al menos un detenido resultó internado también. Según las mismas fuentes, está conscientes y fuera de peligro.
La 2° de Berisso tenía un problema que aqueja a la inmensa mayoría de seccionales: estaba sobrepoblada al doble de su capacidad. Donde debían entrar ocho detenidos, había 16.
El incendio de un colchón remite a uno de los episodios más cruentos en las jaulas de la fuerza provincial, el incendio de la Comisaría I° de Pergamino en 2017, por el cual un ex comisario y otros cinco ex policías fueron condenados a penas de entre 15 y 6 años de prisión por la muerte de siete presos. Según la acusación del MPF, los policías no dieron el auxilio inmediato que la situación ameritaba y después demoraron el ingreso de los bomberos.
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Así, comisarios de alto rango depositan su esperanza en nuevas obras de alcaidías y cárceles a cargo del Ministerio de Justicia, lo que significaría una descompresión de los cupos. Algunos detenidos pasan meses dentro de los calabozos, aún con prisión preventiva ya dictada. “Ningún policía está preparado para manejar detenidos como un penitenciario. Desde Eduardo Casal era ministro que no hay ningún alivio”, asegura un alto funcionario. En mayo del año pasado, el Ministerio de Seguridad reconocía a este medio que había 4281 detenidos en las dependencias, 222 de ellas mujeres, con un cupo histórico para 1300.
Las fugas se convirtieron en una historia repetida en los últimos años. En marzo de 2022, cuatro presos que se encontraban alojados en la Comisaría 1° de Berazategui escaparon tras romper una reja del sector de acceso a los calabozos. También en marzo de 2022, cinco ladrones de nacionalidad chilena supuestamente rompieron un candado en la 2° de Martínez, partido de San Isidro y ganaron la calle. En mayo de 2022, dos acusados de homicidio se fueron de la 3° de Pergamino limando los barrotes.
Hay más. En la madrugada del 29 de octubre de 2021, en la comisaría 5º del barrio La Unión, en la localidad bonaerense de Ezeiza, 18 internos llevaron adelante un motín y tomaron como rehén a una sargento de la Policía Bonaerense, en reclamo por mejores condiciones de reclusión. Luego, tras una intensa negociación que se extendió durante casi cuatro horas, los internos finalmente liberaron a la policía y fueron reubicados en otras dependencias. Gritaban desde adentro de la comisaría que no se podía vivir más allí dentro de esa forma.
El 2 de diciembre de 2022, otros nueve detenidos, entre ellos dos acusados de homicidio, rompieron una reja y se fugaron por los techos de la comisaría de Seccional 4° de San Martín, donde había alojados 51 presos, cuando la capacidad ideal de sus calabozos es de 12 personas. Poco después fueron detenidos. También, el 21 de septiembre pasado, cuatro detenidos en la dependencia 1° de José C. Paz cortaron una reja perimetral para salir al garage de la comisaría y luego huir. Los cuatro se encontraban aislados del resto de los detenidos. Y de vuelta, la misma situación: se contaban 78 internos en esa dependencia, con capacidad para 15.
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