B., de 22 años, preso por robo, entró en una tarde de julio de 2022 a una celda del pabellón 5 de la Unidad N°18, la cárcel de Gorina, para una reunión privada. Lo había citado allí el subprefecto V., de 43 años, un hombre que por su edad podría ser su padre, y un hombre con gran poder sobre él. Para un preso que busca su libertad condicional, una buena calificación es todo. Lo que escriba el oficial del Servicio Penitenciario que controla su conducta y su desempeño será, en gran medida, lo que creerá como cierto el juzgado que controla su pena. Sin ese boletín, nadie sale a la calle. En la cárcel de Gorina, el subprefecto V., parte del escalafón administrativo del Servicio Penitenciario Bonaerense, era el coordinador de formación técnica y oficios.
Así, el detenido ingresó a la celda, un lugar que el subprefecto usaba como su oficina administrativa, con un sofá floreado, paredes verdes y blancas.
“Yo ya sabía que te hacía hacer cosas relacionadas con lo sexual”, relataría luego: “Te decía que si lo satisfacías en lo que pedía te daba buenos informes y te beneficiaba para que tengas la libertad antes. Lo hice solamente por el beneficio que me iba a dar”.
El abuso no ocurrió una sola vez. De acuerdo al expediente, V. atacó al detenido desde julio hasta septiembre de 2022, los días lunes, miércoles y viernes, siempre en la misma celda. Lo obligaba a masturbarlo, a que le practique sexo oral. En una ocasión, lo penetró por la fuerza. “Solo lo veía por los informes que me prometió. Si no hubiese estado en juego mi libertad, no lo hubiese hecho nunca”, declaró la víctima, en un testimonio que refleja un tormento tan vil que recuerda a las vejaciones a cometidas por represores en centros clandestinos en la última dictadura militar.
Así, el subprefecto fue detenido por la DDI de La Plata de la Policía Bonaerense el jueves 23, en un expediente investigado junto a la Ayudantía Fiscal de Delitos en Unidades Carcelarias. Luego, al ser indagado, se negó a declarar. La propia Auditoría de Asuntos Internos del SPB formuló la denuncia. Los abusos presuntamente cometidos por el subprefecto se conocieron gracias a la viralización de un video que muestra al penitenciario en una situación comprometedora. En el video, precisamente, se ve el sofá floreado, las paredes verdes y blancas, cada detalle. También se lo ve al subprefecto, de rodillas.
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Dos detenidos le mostraron el video a un penitenciario. V., declaró este oficial, “se estaba tomando el helado”, según los internos que le mostraron las imágenes. El oficial aclaró el término: su compañero le practicaba sexo oral a detenidos. Se encontraron varias tomas breves de la secuencia, de no más de quince segundos, con V. siempre de rodillas.
El detenido de 22 años no fue la única víctima. Hubo otra que se atrevió a denunciar los abusos en su contra, con hechos repetidos que ocurrieron entre julio y agosto de este año, también en la celda. Este detenido aseguró que el subprefecto le ordenaba que le tocara el pene. “Estás re lindo, sos re lindo pibe”, le decía el penitenciario a su víctima. Aprovechaba para atacarlo en su oficina, cuando estaban a solas. “Cerraba la puerta, y mientras yo preparaba un mate, él me tocaba, insinuaba para que hagamos algo, yo me sentí muy incómodo”. Este preso, también víctima, aseguro que vio los videos, que circulaban entre los internos del penal.
Los compañeros del subprefecto declararon en la causa y marcaron la importancia de los informes que V. labraba para que cualquier preso consiga un beneficio. “Sus informes son una parte fundamental, integran la junta de selección, se integran con los del sector de escuela, vigilancia, talleres mecánicos, el área psicológica. Todos estos informes se unen para cuando el juzgado de cada interno los solicita”, aseguró otro uniformado ante la fiscalía del caso”. Internos le afirmaron a este penitenciario que V. incluso “chapeaba” con su rol de evaluador.
El penitenciario, que fue pasado a disponibilidad preventiva por el SPB, continúa detenido en una celda de comisaría, a la espera de su pedido de prisión. La calificación en su contra es la de abuso sexual con acceso carnal y simple, agravados por haber ocurrido durante sus labores y por haber tenido bajo su custodia a las víctimas, usar su poder sobre otros para violarlos.
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