Mientras avanza la investigación del femicidio, los restos de Ferni Cristina Ayala Palacios (28), la mujer de nacionalidad paraguaya y mamá de un niño de 10 años, asesinada de dos balazos en el Barrio Zavaleta de Barracas, comenzaron a ser velados esta tarde en un comedor comunitario, donde la víctima colaboraba desde hacía ocho años. Por el crimen buscaban a su pareja Esteban Rojas, un prestamista de 44 años, también nacido en el país vecino, que tiene una prohibición de salida del país y orden de captura nacional e internacional. Está imputado de un “homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por mediar violencia de género”.
La ceremonia se lleva a cabo desde las 16.30 horas en el comedor “Trencito de vida”, ubicado en la calle California entre Luna y Montesquieu de la Villa 21-24, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires, a pocas cuadras del domicilio que la víctima compartía con el prófugo. El cuerpo de Ayala Palacios fue trasladado un rato antes hasta allí, luego de la autopsia. Mientras familiares y amigos velaban sus restos, los investigadores hallaron el auto del sospechoso estacionado en una calle cercana a la zona.
El Honda Civic Blanco fue encontrado tras un llamado al 911 realizado por un vecino, que lo reconoció por las fotos que se viralizaron en las redes y alertó sobre la aparición del vehículo. El mismo contaba con pedido de secuestro activo en todo el país desde el día del crimen, ante la sospecha de que el presunto homicida pudiera haber escapado en su vehículo. Tras entrevistarse con un mecánico, agentes de la Policía de la Ciudad supieron auto estaba en su taller desde el 14 de febrero pasado y que hoy lo había sacado a la calle porque le habían llegado unos repuestos.
Horas antes de al aparición del Honda Civic, una de las hermanas de Ferni apuntó contra el trabajo del fiscal Pablo Recchini, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 44, quien solicitó al juez Mariano Iturralde —del Juzgado N° 16 del mismo fuero— que emitiera una orden captura para encontrar y detener a Rojas. “Todavía no tenemos novedades de su paradero. Me parece que el fiscal no está haciendo bien su trabajo porque, hasta ahora, no le pidieron las cámaras al vecino. No le conozco la cara al fiscal, nunca se acercó a decirnos: ‘Yo estoy a cargo’. Así que si no está haciendo nada, le exijo que se ponga las pilas. Para nosotros no hay dudas: Esteban Rojas mató a Ferni”, dijo en diálogo con TN.
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En sintonía, la madre de la víctima exigió celeridad a la investigación. “Estoy esperando que lo encuentren rápido a este asesino, no hay dudas de que fue él (Esteban Rojas)”, dijo Rosa. También sostuvo que sabía que el sospechoso “le controlaba el teléfono” a su hija y que ella le había manifestado que quería irse del país porque él era “muy celoso”.
El prófugo, más complicado
Este miércoles, en el marco de la investigación del femicidio, la expareja del prestamista prófugo declaró ante detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad y contó que también sufrió violencia física, psicológica y económica por parte de Esteban Rojas, quien le cedía un departamento en el edificio donde ocurrió el asesinato bajo la condición de que no tenga ninguna compañía de hombres.
La declaración, publicada por Télam, fue brindada por una mujer identificada como “L” —su identidad será resguarda para preservarla— que afirmó que tiene una hija de dos años en común con el imputado. En su relato, la testigo manifestó que su relación de pareja con Rojas finalizó en agosto del 2021, luego de frecuentes episodios de “violencia de género” que el ahora prófugo ejercía hacia ella.
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“L” describió Rojas como un hombre “muy celoso”. También explicó que, si bien el hombre le otorgó un departamento para que viviera con su hija, vivía “amenazada” ya que él mismo le había advertido que la “echaría a patadas” de la vivienda si concurría al lugar con otro hombre.
En cuanto a la relación de Rojas con Ayala, la expareja y vecina del imputado detalló que hacía ocho meses que estaban de novios y que “a simple vista se veía que se llevaban bien”. Al final de su declaración, la testigo indicó que el imputado tiene otro hijo de 22 años, quien reside en Paraguay, y aportó el dato de que la madre de Rojas vive en el barrio 21-24, de Barracas, que ya fue allanado, con resultado negativo.
La de “L” es una de las varias declaraciones testimoniales que la Policía de la Ciudad está tomando al entorno de la pareja, a pedido del juez nacional en lo Criminal y Correccional N° 16, Mariano Iturralde, y del fiscal 44 del mismo fuero, Pablo Recchini, ambos a cargo del expediente judicial.
Si bien en las últimas horas surgieron versiones de que el acusado planeaba presentarse ante los investigadores, fuentes judiciales señalaron a Télam que ningún abogado ni otra persona se comunicó con el juzgado ni con la fiscalía para anunciar que Rojas estuviera por entregarse en tribunales o en la sede de la División Homicidios ubicada en el barrio porteño de Palermo.
El crimen
Ocurrió durante la madrugada del 19 de febrero, en el primer piso de la casa 187 ubicada sobre la calle Lavardén, manzana 18, del barrio 21-24 Zavaleta, situado en Barracas, pero fue descubierto casi 24 horas después, la madrugada del lunes pasado.
Agentes de la Comisaría Vecinal 4D fueron convocados al lugar y constataron que Ayala yacía asesinada, luego de que dos de las hermanas de la víctima, que horas antes habían formulado la denuncia por averiguación de paradero, derribaran con ayuda de un vecino la puerta del departamento y hallaran el cadáver.
Al ingresar a la vivienda, los efectivos encontraron el cuerpo de Ferni tirado en una habitación, boca arriba, vestida con ropa de cama y con al menos dos impactos de bala en el pecho.
Luego de realizar un relevamiento de testimonios, los investigadores identificaron como posible sospechoso del crimen al ahora prófugo Rojas, quien era pareja de la víctima y al que se vio discutir con ella a la salida del boliche “Radio Studio” del barrio de Constitución, el domingo a la madrugada.
La familia de la víctima contó a la prensa y a los investigadores que un comentario sobre una expareja de Ferni, realizado esa noche por un amigo de la víctima y que enfureció a Rojas, pudo ser el móvil del femicidio. Algunos vecinos ya declararon que esa madrugada vieron llegar a los dos a su casa del barrio Zavaleta, pero lo vieron salir solo a Rojas del inmueble y retirarse en su auto.
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