Cuál es la situación real con las pistolas Taser que agitaron la interna entre Rodríguez Larreta y Bullrich

El debate por las pistolas Taser, que volvió a escena tras el homicidio de la oficial de la Policía de la Ciudad, Maribel Salazar, baleada con su propia arma en el subte C, se remonta al 2015. Desde entonces, la discusión tiene como protagonistas a los principales referentes de Juntos Por El Cambio: Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.

Antes de saltar a la Presidencia, mientras era jefe de Gobierno, Macri ganó ese año una batalla judicial cuando el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad avaló el uso de las pistolas de electrochoque para la fuerza de seguridad porteña, ante un amparo presentado en 2010 por Carlos Pisoni, referente de H.I.J.O.S.

Más tarde, en 2019, fue Bullrich quien allanó el camino al emitir, como ministra de Seguridad, la resolución 395 que aprobó el “reglamento general para el empleo de armas electrónicas no letales por parte de las fuerzas policiales y de seguridad federales” que fue publicado en el Boletín Oficial.

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En ese momento, la idea del protocolo que acompañó la Ciudad, era que las armas que lanzan dardos electrificados sean utilizadas por los agentes en lugares de mucha concurrencia, como las principales estaciones del transporte público, aeropuertos y el microcentro para disminuir los daños colaterales en situaciones límites y evitar muertes.

El concepto en el espacio político continúa siendo el mismo, pero, ¿por qué la medida nunca se implementó? “Nosotros compramos unas 200 y las ingresamos al país. Ahora están arrumbadas en el predio de la Policía Federal en Cavia”, indicaron desde el entorno de Bullrich sobre la posterior decisión de Alberto Fernández de no darles uso.

No es novedad la resistencia de un vasto sector del Gobierno a las Taser, disputa que encaró, en su momento, la exministra Sabina Frederic que no las prohibió pero las limitó a fuerzas especiales de la PFA, donde tampoco les dan mucho uso.

Pero en Ciudad el camino fue diferente: las armas de baja letalidad nunca llegaron. Fue Marcelo D’Alessandro, el ministro de Seguridad porteño ahora de licencia, quien reintrodujo el tema a la agenda a través de un tuit. “El enfrentamiento (en el que fue asesinada Salazar) podría haber sido controlado con una pistola Taser. Hace dos años compramos 60 unidades, pero el gobierno kirchnerista las bloqueó con el festival de excusas truchas que usan para defender delincuentes”, escribió.

¿A qué se refería el funcionario? Su entorno asegura que, pese a que la ANMaC aprobó en mayo de 2021 la adquisición de los dispositivos electrónicos incapacitantes tiro a tiro, marca Taser, modelo X2, el organismo no resolvió el pedido de autorización de importación, un trámite que evita que las Taser lleguen a las manos de la Policía de la Ciudad.

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En octubre de 2022, el gobierno de CABA presentó el último amparo ante la Justicia “por mora” en la autorización de la entrega del material. Días atrás, en febrero de 2023, tras el homicidio de Salazar, el juez en lo Contencioso Administrativo Federal Walter Correa ordenó al Gobierno Nacional que en 30 días resuelva el expediente administrativo para que la Ciudad pueda importar las pistolas que fueron licitadas en 2019.

¿Cuál es el cortocircuito que genera el tema en el PRO? Bullrich le reclamó al jefe porteño celeridad y decisión. Argumenta que para hacerlo cuenta con el fallo favorable de 2015 y que no necesita pedirle permiso a Nación.

“Hay que tomar resoluciones, pasar a la acción”, dijo a Infobae la presidenta del PRO. Del lado de Rodríguez Larreta, optan por cumplir los requisitos administrativos: “La decisión de usarlas está, lo que falta es la autorización para importarlas”, reitera una fuente clave en la situación, en sintonía con las declaraciones del jefe de gabinete Felipe Miguel en Twitter.

“La seguridad no se puede abordar solo con el policía, también tiene que intervenir las áreas de educación, salud y desarrollo, pero tampoco se puede exponer al efectivo a morir acribillado, en el medio tiene que haber algo y esa es la discusión que se niega a dar el Gobierno ante una medida que busca contener y salvar vidas”, deslizan desde la administración porteña, corriendo el foco de la interna.

En tanto, la semana pasada, Sergio Berni respaldó su uso y días más tarde, Aníbal Fernández su par en Nación, aseguró que está en tratativas para “comprar nuevas generaciones” de las pistolas para grupos especiales. Aunque transita la misma senda de Frederic, el ministro se muestra ahora más afable a la idea de las Taser en manos de policías.

En marzo de 2019, se aprobó, mediante el llamado a licitación pública, la adquisición de dispositivos de control electrónico con destino a la Policía de la Ciudad. Mediante la Resolución Nro. 2020-275-GCABA-SSGA se adjudicó la compra del modelo X2 a la firma Buccello y Asociados SRL.

El dispositivo es superior al X26P, adquirido en 2019 por Nación para la PFA y la PSA, provistas por la empresa AXON. Según la firma que las comercializa, el modelo más avanzado “posee un doble láser que mejora la precisión y velocidad, es totalmente impermeable, resistente a la lluvia y humedad y cuenta con un auto-diagnóstico que indica si el equipo funciona correctamente”.

Además, “se puede advertir al agresor mediante los arcos voltaicos, sin necesidad de disparar el Taser, evitando el escalamiento del conflicto”. Por último, posee un sistema de auto chequeo que verifica 20 veces por segundo que la señal emitida sea estable y dentro de los márgenes de seguridad.

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La Ciudad argumenta que la trazabilidad del arma está garantizada: lleva una cámara y un chip que almacena toda información útil de su utilización, con datos supuestamente encriptados e inviolables.

Desde el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño detallaron su funcionamiento en un documento oficial, que asegura que “los dispositivos tipo pistola electrónica son herramientas que transmiten impulsos eléctricos de muy bajo amperaje, permitiendo tener una respuesta previa al uso del arma de fuego y le otorgan a los efectivos policiales en situaciones que lo ameriten, una herramienta intermedia para poder ejercer correctamente el uso progresivo y racional de la fuerza” y que el agresor “no pierde el conocimiento, y escucha las directivas del efectivo permitiendo una reducción del individuo sin poner en riesgo su integridad física ni la de terceros”.

Por lo pronto, cuatro instructores de la Policía de la Ciudad ya fueron capacitados para enseñar su correcto uso y, de acuerdo a las fuentes, D´Alessandro proyecta la creación de “brigadas Taser”, esto es, dos agentes por comuna que puedan ser convocados en caso de situaciones como la ocurrida en el subte de la línea C.

De acuerdo al plan, las pistolas eléctricas principalmente se utilizarían en espacios reducidos con abundancia de público como subtes, espectáculos masivos y dónde no se requiera intervenir con fuerza letal, por ejemplo en casos de personas en actitud agresiva con elementos contundentes o cortantes. Por ende, según fuentes en Ciudad, se debe delimitar “la distancia a la que debe ser utilizada el arma, los lugares del cuerpo donde pueden realizarse las descargas, cuánto deben durar las mismas, si pueden reiterarse, la población sobre la cual su uso debe estar totalmente prohibido, cómo proceder ante una posible descompensación, qué controles médicos deben realizarse con posterioridad a fin de no padecer problemas en la salud, entre muchas otras circunstancias”.

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