Leonardo Gastón Agüero se entregó en la madrugada de hoy martes tras ser interceptado por la Policía de la Ciudad en Chacarita. Ante los efectivos que lo arrestaron, confesó que poco antes había apuñalado en el cuello a un hombre en medio de una pelea, ocurrida frente a la estación Lacroze del tren Urquiza. El arma que empleó fue, supuestamente, una botella rota.
Así, Agüero fue arrestado y trasladado a una celda, en un expediente a cargo de la fiscal María Paula Asaro, la misma que llevó a juicio a Jorge Mangeri, el femicida de Ángeles Rawson. El acusado por el crimen de Chacarita podrá repetir su confesión en su indagatoria. Si no lo hace, no tendrá validez alguna. En todo caso, Agüero -en situación de calle, con un viejo domicilio registrado en la zona de Flores-, no será su primera vez ante la Justicia. Según registros consultados por Infobae, el acusado por el nuevo crimen acumuló tres condenas por robos y hurtos menores entre 2016 y 2019, con una estadía de pocos meses en el penal de Ezeiza.
Una de estas condenas, firmada el 22 de agosto de 2016 por el Tribunal N°30, establece que “el día 1° de mayo del año en curso, más o menos a las 02.35 horas”, Agüero “intentó apoderarse ilegítimamente de la suma de $1860 del interior del comercio de panadería denominado ‘Pampa Blanca’, ubicada sobre la avenida Nazca 1998″. Según la imputación, levantó la cortina metálica del comercio y rompió el vidrio para ingresar al comercio. Al escapar, lo encontró un policía de la entonces Comisaría 41°, que lo interceptó. Ocurrió un breve forcejeo entre el policía y Agüero, que terminó arrestado, gracias a que un transeúnte intervino y ayudó al policía a reducir al sospechoso. El dinero fue regresado al dueño de la panadería.
“Por ello, podemos afirmar que el autor obró con dolo ya que al momento de llevar adelante su plan criminal tenía conocimiento de que la intensidad de su ataque superaba el riesgo permitido. También, hemos de señalar que no existen elementos que permitan vislumbrar la posible aplicación de alguna de las causas de justificación, de inimputabilidad, o de exclusión de la punibilidad previstas en el código de fondo, ni las partes tampoco las han planteado”, afirmó el Tribunal N°30.
Así, le dieron seis meses de cárcel por el hurto a la panadería. Consideraron diversos atenuantes para su pena: su bajo nivel educativo con primario incompleto, sus dos hijos en ese entonces en edad escolar. Sin embargo, los magistrados tuvieron en cuenta otro dato: en mayo de 2016, el Tribunal N°10 ya lo había condenado a otros seis meses por una tentativa de robo. Así, condensaron las penas en diez meses en total.
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Por ambos hechos, Agüero ya había pasado cinco meses preso, le quedaban cinco meses más. El 24 de agosto, dos días después de la firma de la condena, el Tribunal N°30 decidió excarcelarlo bajo palabra y dispuso “su inmediata libertad”, en los términos de la libertad asistida, tras un pedido de la defensora oficial del acusado. Los informes desde el penal de Ezeiza indicaban una conducta “muy buena”, concepto de 8 sobre 10, “sin sanciones”. Así, quedó obligado a “fijar residencia en el domicilio que fije en el acta compromisoria” y “someterse al cuidado de un patronato, ante el cual deberá presentarse dentro del quinto día de notificada la presente”.
Agüero reapareció en febrero de 2019 en Villa María. Allí, le dieron otros seis meses de prisión por un delito idéntico: rompió la puerta de acceso de una librería escolar y juguetería, según el sitio local El Diario. Allí, arrancó varios cables para intentar robar una computadora, causó destrozos y se llevó 260 pesos que estaban en la caja registradora, en billetes de diez y cinco. Un taxista que esperaba a una pasajera en la cuadra dio la alerta. Aseguró que Agüero se tapaba con una frazada, ya que tenía el torso desnudo.
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