“Me gustaría hacerlo desaparecer”: los chats donde las asesinas de Lucio Dupuy hablan de golpearlo y darlo en adopción

Los días previos al asesinato, la madre del niño asesinado y la novia de ella conversaron por WhatsApp. Estas charlas se convirtieron en una prueba central del expediente en donde se las condenó a perpetua

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Las condenadas tras sus arrestos
Las condenadas tras sus arrestos

La Justicia pampeana decidió condenar este viernes a prisión perpetua a las asesinas de Lucio Dupuy, Magdalena Espósito, madre del chico y Abigaíl Páez, su pareja al momento el crimen. En el expediente, se conocieron pruebas incriminatorias. Una de las más importantes de estas pruebas fueron las conversaciones de WhatsApp entre las ahora condenadas a la pena máxima. Infobae accedió a la totalidad de las conversaciones.

Lo que dicen estas charlas entre las condenadas a perpetua es macabro.

En los intercambios de mensajes, que se profundizaron desde el 1° de octubre de 2021, un mes antes del asesinato de Lucio las mujeres hablaron de querer dar en adopción al niño, de las golpizas que le propinaban y de cómo les “molestaba” el nene. Su madre, varias veces, escribió “yo no lo puedo ni ver”.

El 12 de octubre, poco más de un mes antes del crimen, Lucio, según se lee en los chats, rayó la bañera que estaba pintada recientemente. Ese hecho, desencadenó una golpiza que quedó expuesta en las conversaciones y que en esta nota se reproducen de manera textual.

Abigail: Mirá el vivo de tu hijo, rayó toda la ducha. Asique la ligó, no quiero que le dirijas la palabra porque al final uno le da la mano y mira cómo responde él.

Abigail: Mañana no va al jardín, no sale en todo el finde y lo quiero encerrado en la pieza todo el día, las cosas cuestan y hacemos todo para que este mejor en un lugar más lindo y viene y se pone en esa, se terminó la buena onda.

Magdalena: Uuuuh, pero si es todo pelotudo este pibe. Dios

Abigail: No sé, te aviso que mañana 6 AM arriba. Y se queda en el patio todo el puto día. No quiero que ni le hables porque se pasó. Hace lo que quiere con vos, gorda. Empezá a surtirlo, porque si no lo hago yo.

Magdalena: Es que no puede ser, boluda. Ya estoy cansada. No puede ser que no podamos estar bien porque él se ponga como un pajero. Bueno, hay que en serio dejarlo solo.

Abigail: Yo sé que a vos no te da para pegarle pero bueno, estaré para eso.

La imagen del reclamo de
La imagen del reclamo de la gente por justicia (Gastón Taylor)

Algunos días después de esta situación, el 15 de octubre, Lucio fue nuevamente golpeado por la novia de la madre. Abigail Páez deja en claro una y otra vez que ella era la que más palizas le propinaba al menor.

Abigail: Vos hace lo que quieras con Lucio, pero a mí no me digas que no lo cague a palos porque me hace explotar. Yo te voy avisando que tendría que estar en penitencia como me dijiste vos ayer. Y no lo está. Y yo después soy la loca de mierda.

Magdalena: Si lo ponemos en penitencia, ahora se va a poner el triple de pajero

Abigail: Y mira todo lo que me vengo fumando sin hacerle nada. No sé, vos hacé lo que quieras solo te digo todo esto para que lo tengas en cuenta cuando yo explote porque es así. Siempre me fumo cosas y después soy yo la mala.

Esta ultima charla ocurrió un mes y 11 días antes del crimen. Abigail Páez, la novia de la madre, habla de “explotar”. Justamente, eso es lo que cree la justicia que pasó el día del crimen. Que, entre las dos, tuvieron un ataque de furia, de esos que eran recurrentes en ellas, y golpearon al chico hasta asesinarlo. Para los jueces, este fragmento de la charla fue premonitorio de lo que sucedería.

Lucio Dupuy tenía 5 años
Lucio Dupuy tenía 5 años cuando fue brutalmente asesinado

Para las dos asesinas condenadas a prisión perpetua, Lucio era una carga, una molestia que interfería en su relación. Esto, que al principio parecía una hipótesis, luego se confirmó con las conversaciones. Una y otra vez a lo largo de los meses expresaban lo “incomodas” que se sentían con el nene viviendo con ellas. Esto quedó plasmado en la charla que tuvieron a mediados del mes de octubre. Faltaban pocos días para que el chiquito fuera asesinado.

Magdalena: Yo no lo quiero ni ver, me lo fumo de onda y más cuando hace todas estas cosas. Yo ya no tengo ganas de discutir con vos sinceramente. Yo no quiero discutir más con vos. Siempre terminamos discutiendo por el pajero de Lucio.

Abigail: Yo tampoco quiero discutir con vos. No quiero estar mal con vos. Entonces ponete firme. Pero firme, ortiva. Vas a ver como se calma.

El 26 de octubre se produjo otra situación que derivo en una golpiza al nene. Al parecer, según surge de la charla, Abigail Páez había pasado a buscar a Lucio por el jardín en su moto y en el trayecto el chiquito se movió y casi se cae. La mujer le echó la culpa y lo golpeó. La reacción de la madre es descorazonada.

Abigail: Casi se cae de la moto el pajero. Me tiene cansada, se sigue portando como el culo y vos lo apañás.

Magdalena: ¿Por qué? Me decís que lo apaño, nada que ver. Yo no lo apaño en nada

Abigail: Le seguis comprando patitas y pajeriadas.

Magdalena: No, las patitas las compre porque era para lo único que me alcanzaba. Y no estoy bien con él. Yo ya no lo puedo ni ver. Él se piensa que esta todo bien, pero no es así

Abigail: No sé, me tiene podría así, que ahí se va a quedar en la pieza.

La pegatina hoy en Tribunales
La pegatina hoy en Tribunales (Gastón Taylor)

Luego de leer estas conversaciones, para los investigadores del caso surgió una pregunta inevitable. ¿Por qué pelearon por la tenencia de Lucio y lo llevaron a vivir con ellas si les molestaba?.De las conversaciones surge una única respuesta: para molestar a Cristian, el padre del nene, a quien ellas rechazaban profundamente y, al igual que su hijo, lo trataban de “progenitor pajero”.

Incluso, aunque resulte hasta descabellado, ambas pensaron en dar en adopción a Lucio. Sin tener en cuenta que del otro lado había una familia paterna que quería criarlo, creyeron que lo podían hacer. Y el 18 de octubre de 2021 lo planificaron. En esa misma charla, la madre del nene confiesa que le importa más su novia que su hijo.

Magdalena: A mi me encantaría que nosotras volvamos a estar solas, como en Córdoba

Abigail: Uff, si lo habré soñado.

Magdalena: Porque además yo no me quiero pelear con vos. Yo soy capaz de cualquier cosa por vos. Y si Lucio impide que nuestra relación fluya yo no lo voy a permitir. Porque no me importa tanto como vos.

Abigail: Estoy impactada. Y a veces pienso que no es asi, que no harías tanto por mí, yo haría exactamente lo mismo si estuviera en tu lugar seguramente. Pero creo que hay otras maneras y que de última podemos hablar con un juez y darlo en adopción. Para mí, esa sería la mejor opción. Y explicarle que lo intentaste y no estabas preparada y sabés que con el padre no iba a estar bien criado

Magdalena: Sí, totalmente, primero tendría que tener la tenencia completa. Pero bueno, también hay un montón de cosas en contra de esa decisión. Y no es fácil para mi tomarla, no estoy preparada para que la gente me juzgue. Pero yo no me siento capaz de criarlo. De enseñarle lo que tiene que aprender, de ser firme y de retarlo si es necesario.

El apoyo de los vecinos
El apoyo de los vecinos a la familia tras las condenas (Gastón Taylor)

Antes de ser asesinado, Espósito y Cristian Dupuy, padre de Lucio, habían acordado que Lucio pasaría las vacaciones en General Pico con su familia paterna. Pero se les presentó un problema a Páez y a Espósito: tenían miedo de que el chiquito hablara y contara de las golpizas. Por lo tanto, planearon cómo “hacerlo quedar como un mentiroso”.

La novia de la madre fue la que dio las indicaciones:

“Ahí está. Es un nene e inventa cosas para llamar la atención. Decile que te lo dijo la psicóloga. Que el necesita atención y entonces se va a los extremos para que le den bola. ¿Cuándo vas a entender que soy muy inteligente?”, dijo.

Hay un último chat, quizás, el más brutal de todos. Magdalena y Abigail dialogan, a principios de noviembre, sobre cómo Lucio interfiere en su relación.

Ese día, Magdalena Espósito escribió: “Me pone en una situación incomoda en la que no quiero estar. Me gustaría hacerlo desaparecer”.

La novia responde: “Ja, si lo habré pensado”.

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