“Me siento mal, tengo ganas de vomitar y me duelen las piernas”, le confió Oscar Gustavo Valdez —ex albañil, vecino de la Villa 31 y oriundo de Ciudad del Este, Paraguay— este martes por la mañana a su pareja. Horas más tarde, el hombre de 29 años era arrestado por un crimen absurdo: tras robarle el arma reglamentaria a la policía de la Ciudad Maribel Zalazar (35) en la estación Retiro de la Línea C de subtes, la mató de dos disparos. Segundos antes, la mujer se había acercado para ofrecerle un vaso de agua.
Todo comenzó alrededor de las 8 de este martes. Como se sentía mal y no tenía dinero para ir al médico, Valdez había ideado un plan: se tomaría el subte hasta la estación Retiro junto a su novia E., de 22 años, para allí encontrarse con su tía, quien le daría plata y un documento de identidad para que pudiera ser atendido en algún hospital.
En efecto, el ex albañil y su pareja tomaron la Línea B en la estación Malabia, en el barrio porteño de Villa Crespo, en dirección a Leandro N. Alem. Al llegar a la estación Carlos Pellegrini realizaron la combinación con la Línea C en dirección a Retiro. Una vez allí, antes de cruzar los molinetes, Valdez comenzó a renguear. En ese momento, personal de seguridad privada se acercó a él y le consultó si se sentía mal. El hombre respondió que no, que solo le dolían las piernas. Pero como su respuesta no fue muy convincente, procedieron a sentarlo en una silla con el fin de asistirlo.
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Al ver a Valdez sentado en la silla, la oficial Zalazar, quien se desempeñaba desde 2018 en la División Subtes de las líneas C, D, E y H y Premetro, se acercó al hombre para ofrecerle un vaso de agua. Faltaban pocos minutos para las 11. Como el hombre no repuntaba, decidieron colocarlo en una camilla que se encontraba en el lugar. Valdez se negó: no quería ser asistido.
Según pudo reconstruir Infobae de fuentes de la investigación que accedieron al relato de la novia del detenido, cuando el empleado de seguridad y la policía intentaron acostar a Valdez en la camilla, el hombre comenzó a forcejear con la oficial Zalazar, le sacó el arma reglamentaria de la cintura y empezó a efectuar disparos en varias direcciones: dos de ellos impactaron contra la mujer policía.
A pesar de que llevaba puesto el chaleco antibalas, Zalazar fue herida en el tórax y en el cuello. Personal médico del Hospital Churruca, donde fue trasladada de urgencia en helicóptero, confirmó su deceso a las 12.30.
La balacera también dejó un herido. Se trata de un operario de EMOVA —empresa concesionaria de la red de subtes— que, según confirmaron, está fuera de peligro.
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Tras el ataque, Valdez descartó el arma antes de salir del subte y se echó a correr. Finalmente, fue capturado por personal de la Policía Federal (PFA) y de la Policía de la Ciudad a la altura del hotel Sheraton. Mientras intentaban ingresarlo al patrullero, el ahora detenido volvió a violentarse.
Un video que registró el momento muestra cómo el agresor se resistió al arresto. Primero forcejeó con los agentes y, luego, comenzó a gritar: “Traémelo a mi hijo y a mi hija. ¡No me hagas así! ¡Yo soy el jefe, yo gané! ¡No me vas a meter! ¡Me están haciendo daño, las cámaras!”.
Según supo Infobae, el sospechoso tiene ingresos en el sistema porteño en años recientes por Resistencia a la Autoridad (2020) y Violencia de Género (2021). Sobre esto último, por ejemplo, hay asentada una causa en la Fiscalía N°16, especializada en dicha temática, a cargo de Claudia Barcia. Incluso, se había solicitado al Sistema Federal de Comunicaciones Policiales (SIFCOP) que averiguara su paradero. O sea, era buscado. En la Cámara Criminal y Correccional no registra causas en su contra.
En la investigación del crimen de la policía interviene el Juzgado Nacional, Criminal y Correccional N°9, a cargo de Martín Peluso y la Secretaría 108, que dispuso que de las pericias se encargue personal de Policía Federal.
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Tras lo ocurrido, el ministro de Seguridad de la Ciudad en uso de licencia, Marcelo D’Alessandro, lamentó la muerte de Zalazar y alertó que este tipo de hechos podrían ser evitados si el gobierno nacional habilitara el ingreso al país de las pistolas Taser. “El enfrentamiento podría haber sido controlado con una pistola Taser. Hace dos años compramos 60 unidades, pero el gobierno kirchnerista las bloqueó con el festival de excusas truchas que usan para defender delincuentes”, aseguró.
“¿Cuántas tragedias vamos a tener que lamentar por culpa de este capricho ridículo? ¿Hasta dónde va a llegar esta irresponsabilidad de querer cagarles la vida a los porteños porque no votan chorros? ¿Qué van a inventar ahora? Las armas no letales son una herramienta clave para cuidar a la gente, la mayoría de los países del mundo las usan. La mezquindad política no puede ser más importante que la vida de las personas”, concluyó el funcionario.
Maribel Zalazar, vivía en la localidad bonaerense de Glew, estaba en pareja y tenía dos hijos: uno de 13 años y otro de 5. Según su currículum, la oficial se había formado en la Policía Federal. Ingresó en 2014 y trabajó en esa fuerza hasta 2016. Un año después, pidió el traspaso al gobierno de la Ciudad para sumarse a la policía local, donde prestó servicio en la Comisaría 10ª y luego pasó a la Comisaría Comunal 7B. Desde 2018 se desempeñaba en la División Subtes de las líneas C, D, E y H y Premetro. La mataron mientras trabajaba, con su arma reglamentaria.
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