Gabriela Cecilia Tamañini no parece, a simple vista, una prófuga internacional. De 55 años, nacionalidad argentina, registrada en los rubros de taxis y remises de la AFIP, se encuentra empleada en blanco por el consorcio de un edificio de la calle Pieres en Liniers, donde trabaja como encargada.
Allí, precisamente, fue donde la arrestó la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones de la Policía Federal, el enlace argentino con Interpol.
Según el Tribunal de Apelaciones de Catania, Italia, que requirió su captura, Gabriela es acusada junto a otros ciudadanos desconocidos de la distribución y transporte de importantes cantidades de cocaína, entre España e Italia, un delito que habría ocurrido entre los años 2004 y 2005. Por lo pronto, aseguran fuentes del caso, no tendría relación con estructuras de poder como la N’Drangheta, con varios miembros de esta mafia que ya fueron detenidos en el país. “No era una mula, supuestamente se dedicaba al acopio y al transporte”, asegura una fuente clave en el expediente.
Luego de que las autoridades italianas notificaran su circular roja, se determinó su último movimiento migratorio de ingreso a territorio argentino en el mes de junio 2010, procedente de España. Gracias al análisis realizado por los detectives de la Unidad, se pudieron advertir varios movimientos migratorios anteriores, uno en particular de salida en el año 2001, con regreso a la Argentina en el mes de agosto de 2006 procedente de Italia, para luego volver a irse en diciembre de ese mismo año hacia España, presuntamente hacia Italia también.
Luego, regresó al país, para hacer su nueva vida. Ahora, deberá enfrentar un arduo proceso de extradición, bajo la firma del juez federal Ariel Lijo. Tamañini, tras al menos trece años de ocultarse a simple vista, deberá comparecer ante la Justicia ltaliana que la requiere.
El miércoles 26 de octubre del año pasado, el Departamento de Investigaciones Antimafia de la PFA arrestó a Carmine Alfonso Maiorano, de 68 años, nacido en Cosenza. Oculto a simple vista tal como Tamañini, estaba acusado de ser un jefe de la mafia italiana N’drangheta. Se lo investiga por ser un supuesto enlace entre la mafia y sus operaciones narco en Latinoamérica.
Buscado por la jueza de Catanzaro Ilaria Tarantino, Maiorano fue arrestado tras meses de inteligencia policial y seguimientos a cargo del Departamento Antimafias -que depende de la Superintendencia de Investigaciones Federales- en un domicilio de la calle 128 en Guernica. Maiorano tenía un documento argentino. Sus datos revelan que, insólitamente, cobraba una pensión en el Banco Nación y estaba registrado en la AFIP desde 2013 en el rubro de venta de autos.
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