Este mes, la Villa 1-11-14 cumplirá un aniversario incómodo: serán 24 años de poder narco ininterrumpido desde la llamada “masacre de la canchita de los paraguayos”, la matanza de cuatro hombres en febrero de 1999 que fue el hecho fundacional del negocio de la droga en la zona. “Marcos” Estrada González, el clásico señor narco del Bajo Flores, fue acusado por estas muertes, luego absuelto.
Casi un cuarto de siglo después, la historia de uno de los esquemas más duraderos y lucrativos del hampa se reescribe con nuevos nombres. Los traficantes peruanos nunca se fueron, nunca los erradicaron del todo. Siguen allí. Estrada González fue condenado a 24 años y deportado de vuelta a Perú el año pasado, pero a lo largo de décadas de allanamientos y arrestos y procesamientos y condenas masivas, las bandas que controlan el negocio de la venta de droga del Bajo Flores se renovaron con segundas y terceras líneas que ascendieron a nuevos lugares de poder, hijos incluso de los viejos comandantes del mundo transa, familiares, primos, sobrinos. La salida de “Marcos” del centro de mando en el territorio implicó la llegada de nuevos lobos, “Pantro” Arnao Quispe, uno de sus hombres de seguridad ascendió a capo, y terminó preso y procesado, Ulises Romero Godoy, “El Pitufo”, o Dante Vacareza, alias “Popeye”.
Y luego está “Dumbo” Martínez Maylli, uno de los jefes narcos más celebres de la historia reciente, detenido en Perú en octubre de 2022 luego de pasar más de un año prófugo.
“Dumbo”, hijo de un histórico hombre de Estrada, había sido convocado luego de convertirse en señor de las bolsas en el barrio Mugica de Villa Lugano para ser un garante de la paz en la 1-11-14. Sus hombres fueron vistos incluso patrullando con machetes, según relataron arrepentidos e informantes a la Justicia federal.
De toda esta nueva generación se desprende un nombre: Mauricio Marca Choque, alias “De La Ghetto”, alias “Cholo Mauri”, hermanastro de “Dumbo” por el lado de su padre, nacido en Capital Federal en 1995, de 27 años, a veces remisero según él mismo, a veces electricista, a veces albañil. Mauricio, leal a la sangre, había militado dentro del bando de “Dumbo” para luego abrirse por una pelea interna. Fue parte, incluso, de la fuerza de pacificación que Martínez Maylli envió al Bajo Flores para controlar el territorio.
Sin embargo, el hermanastro no era garantía de nada.
“Cholo” fue arrestado en enero Policía de la Ciudad al encontrarlo a bordo de un auto en el Bajo Flores mientras realizaba maniobras sospechosas. Ya había en su contra una larga investigación a cargo de la PROCUNAR -el ala de la Procuración que investiga delitos de narcotráfico con el fiscal Diego Iglesias y el secretario Matías Álvarez, bajo el fiscal Eduardo Taiano y el juez Ariel Lijo.
En la causa narco, se lo acusa de menudear y entregar en puntos de venta, pero la droga es lo de menos. Su perfil es el de un pistolero. La inteligencia policial indicó que Choque usaba su domicilio como para guardar el arsenal. La causa del fiscal Taiano dice que “junto a otras personas no identificadas hasta el momento, ingresaron a la villa 1-11-14 -portando armas de fuego- a fin de tomar el control del “Sector de los Peruanos” junto a “Cara de Bota”, otro picante del plantel de “Dumbo”.
Un delator contó a la Justicia: “Un domingo entraron varias personas a la villa por orden de Dumbo para tomar el control. Antes, Piti”, hermano de Estrada González, acusado de ser su lugarteniente, “había dado la orden de que se mate a cualquiera que se regale en la calle”.
“Cholo Mauri” tiene una muerte a su nombre, y una sumamente significativa en la trama del Bajo Flores. A fines del mes pasado, poco despuésde su arresto, fue procesado por el Juzgado N°13 por supuestamente matar junto a un pistolero boliviano a Harold Jorge Vacarreza Alpiri, un crimen ocurrido el 12 de octubre de 2022, a la 20:20 horas, en plena calle sobre Avenida Riestra, entre Bonorino y Pasaje Bolívar frente al bar “La Tía Dona”. A bordo de un Peugeot, según el procesamiento firmada por la jueza Rita Acosta, Choque le descargó ocho tiros a Harold y luego huyó.
Harold era “Popeyín”, el hermano de “Popeye”, preso en el penal de Ezeiza.
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La violencia no decrece en la zona: el martes por la noche, Nayla Torrilla, de 4 años murió de un tiro en la cabeza en medio de un ataque de más de 30 disparos en el cruce de Bonorino y la calle 10, lejos del foco de operaciones de los traficantes peruanos, basados en manzanas como la 25. Fuentes policiales vinculan este hecho a bandas de delincuentes argentinos, trenzados en una larga guerra barrial, lejos del planeta de “Marcos” y sus sucesores.
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