El 24 de enero pasado, un grupo de efectivos del UTOI, la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas de la Policía Bonaerense, detuvo a un narco con armas, drogas y dinero en efectivo en su poder mientras circulaba por Villa Fiorito. Fue en el marco un operativo de rutina, donde los agentes se toparon con el delincuente y lograron reducirlo. Secuestraron dos pistolas réplica y 35 envoltorios de droga. El delincuente quedó detenido y lo requisado fue llevado a la comisaría 5° de la zona.
Todo parecía normal, historia bonaerense típica, pero termino en un escandalo policial.
Hace pocos minutos, el fiscal Javier Martinez, de la UFI N° 8, ordenó el allanamiento de esa comisaría y la detención de tres efectivos, entre ellos un comisario y un sargento mayor. Están acusados de haber fraguado el acta de secuestro de esa droga y de robar casi la mitad de los envoltorios secuestrados.
Por si fuera poco, ante las falsedades sucedidas en el destacamento y el fraguado de las actas, el narco quedó en libertad.
Según los documentos a los que pudo acceder Infobae, aquel día el personal policial detuvo al traficante mientras circulaba armado con réplicas y con la droga lista para ser vendida. Los tres efectivos de la UTOI, contaron luego que llevaron al detenido a la seccional 5ta, junto con los elementos secuestrados: las dos pistolas falsas, 19 envoltorios de color verde, 6 de color rosa y 10 de nylon transparente. Es decir, un total de 35 paquetitos de droga lista para ser comercializada.
Los agentes entregaron todo y continuaron trabajando, como indican los protocoles habituales
Sin embargo, algunas horas después, desde la comisaría remitieron a la UFI N°14 especializada en drogas de Lomas, un acta donde figuraba que al narco se le habían secuestrado las dos réplicas y 25 envoltorios. ¿
Y los 10 restantes? Habían “desaparecido”.
Hasta ahí, no había forma que desde la UFI supieran que había una diferencia entre lo informado por los agentes de la UTOI y lo que ellos recibían.
La “misteriosa” diferencia entre la realidad y lo informado por la comisaría, podría haber pasado desapercibida, pero hubo un error por parte de los que remitieron los elementos a la fiscalía: llegaron menos envoltorios de lo que decía el acta enviada. Cinco menos, pero suficientes para generar la sospecha.
En la realidad se secuestraron 31 envoltorios, en el acta que se envió a la fiscalía, confeccionada en la comisaria, figuraban 25 pero a la hora de mandar los sobres llevaron 20.
Antes esta sospechosa diferencia, desde la fiscalía especializada, citaron a declarar a los efectivos que habían realizado el operativo en la calle. Lo primero que hicieron los investigadores fue mostrarles el acta que habían remitido desde la seccional. Los tres agentes coincidieron en no reconocer sus firmas. Lo mismo sucedió con el contenido del acta. No era la totalidad de lo que ellos habían secuestrado.
Ya no había dudas para la fiscalía, desde la comisaria se había robado parte de la droga secuestrada mediante un acta falsificada.
Lo explica un investigador con suma claridad: “Lo que sucedió, básicamente, es que en la comisaria hicieron desaparecer el acta original y generaron una nueva con firmas truchas y donde figuraba menor cantidad de envoltorios. También había omitido poner el secuestro de 12 mil pesos que tenía el detenido. Esto nunca se hubiera descubierto de no haber sido que los de la propia comisaria se equivocaron y mandaron menos de lo que decía el acta falsificada”.
Desde la UFI N° 14 hicieron la denuncia correspondiente para que se abra una nueva causa contra los efectivos que participaron de la confección del acta trucha dentro de la comisaría. Esa investigación recayó en la fiscalía de Martinez que, hoy, ordenó un allanamiento en la seccional.
Durante el procedimiento quedaron detenidos un comisario, identificada como G.T, un sargento mayor de iniciales S.M.R y un oficial con rango menor, llamado G.L. Los tres están acusados de falsificación de instrumento público, sustracción de elemento de prueba e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
En un documento de 9 páginas al que accedió Infobae, la fiscalía cierra la solicitud de detención con una frase tan contundente como clara: “La detención resulta procedente, ello teniendo en cuenta que el suceso es por sí solo es grave, no debiéndose perder de vista que por sus condiciones de agentes de fuerza de seguridad y sus conocimientos, los imputados poseen capacidad de eludir el accionar de la justicia con éxito, a mas de la chance de entorpecer las investigaciones”.
Seguir leyendo: