Máximo Thomsen, el principal acusado por el crimen de Fernando Báez Sosa, se desmayó en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Dolores al ser condenado a prisión perpetua.
Mientras se leía la sentencia, desde el lado de los familiares de los acusados comenzaron a escucharse llantos. El padre de Enzo Comelli abrazó a su mujer; Héctor Benicelli, padre de Matías, en tanto, se aferraba al respaldo del banco de madera. En la última hilera de los bancos de madera, el hermano y la madre de Máximo Thomsen, Francisco Thomsen y Rosalía Zárate, escuchaban atentos: él con la vista el piso. De pronto, la mujer comenzó a gritar “Machu. ¿Estás bien?”, al notar que su hijo comenzaba a desvanecerse.
Zárate, que es paciente oncológica desde hace dos años, se puso de pie y caminó unos pasos hacia donde estaba su hijo: “Déjenme estar con él”, gritaba.
“Esto es todo una mentira, saquen a todos los periodistas, la puta que los parió. Tres años torturándolo, no me importa más nada”, gritó.
Producto de este episodio, el recinto tuvo que ser desalojado para continuar con la lectura del veredicto. Luego, se reanudó la audiencia. Thomsen fue atendido por médicos fuera de la sala, sin volver a ingresar, ya condenado a prisión perpetua. La situación fue vista en vivo por más de 95 mil personas conectadas a la transmisión de Youtube de la Suprema Corte bonaerense.
El episodio resultó sin secuelas para el condenado. “Está bien, sin inconvenientes”, aseguró una fuente cercana a su encierro.
Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Benicelli, Luciano Pertossi fueron condenados a prisión perpetua por el delito de homicidio doblemente agravado por homicidio premeditación y alevosía en concurso real con lesiones leves.
Por su parte, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años como partícipes secundarios del mismo delito. Thomsen se desmaya, precisamente, al momento en que se dictaron penas para estos tres acusados.
Asimismo, el tribunal ordenó este mediodía que se investigue a Juan Pedro Guarino y a T.C, llamado “el rugbier número 11″ y menor de edad al momento del hecho, por los delitos de falso testimonio.
Los jueces hicieron lugar al planteo hecho por la fiscalía en sus alegatos para que se extraigan copias de la causa y se inicie una investigación para establecer si mintieron durante sus relatos en el proceso.
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En la jornada de los alegatos de la defensa, Máximo Thomsen se quebró al hablar ante el tribunal. “Quiero pedir perdón a las familias y a las personas afectadas. Me lastima muchísimo porque es un chico de nuestra edad. Ojalá pudiéramos volver el tiempo atrás”, comenzó y en llanto siguió: “Estoy muy arrepentido. Siempre vamos a acatar lo que ustedes decidan”.
En los últimos días, Thomsen había pedido una entrevista con una psicóloga. El joven tuvo la sesión en la cárcel de Dolores. Recibió la visita de una psicóloga del penal y la charla entre ambas parte fue “buena”, según confiaron allegados al condenado.
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