Maximiliano Espósito Valenti guarda sus fotos con su sobrino, Lucio Abel Dupuy, como un tesoro invaluable. Tiene decenas de ellas y en distintos momentos. Se los puede ver jugando a la pelota, paseando en auto y hasta andando en cuatriciclo. Siente que lo hacen estar un poco más cerca de ese chiquito de 5 años que el 26 de noviembre del 2021 fue brutalmente asesinado, luego de un largo periodo de torturas. Una de las acusadas es su hermana Magdalena, la madre del nene, y la otra, la novia de ella, Abigaíl Paéz. Aunque Maximiliano ya no la siente a “Magui” parte de su familia. “Dejó de ser mi hermana. Lucio era el hijo que no tengo”, le dice a Infobae.
El crimen de Lucio despertó en la sociedad entera un rechazo pocas veces visto contra algún o alguna acusada de un asesinato. Un país entero está pendiente del pedido de justicia por ese chiquito que fue asesinado. Sin embargo, la relación de Maximiliano Espósito con su hermana, y madre del nene, se rompió mucho antes de aquel día del homicidio.
“La última vez que la vi fue cuando dejó a Lucio con Maxi (su tío paterno). Esa fue la última vez que hablé. Ella dejó de ser mi hermana”, asegura. Se refiere al momento en que Magdalena tuvo que ceder la tenencia de Lucio a sus tíos porque ella no tenía recursos para mantenerlo. Claro está que, algún tiempo después, volvió a reclamar la tenencia de Lucio y la consiguió.
El hermano de Magdalena respondió también sobre lo que pasará el jueves, cuando se escuche el veredicto: “Con respecto al juicio de nada sirve porque Lucio ya no está y todos sabemos lo que merecen. Lo que realmente me duele, y me dolerá toda mi vida, es Lucio”, aclara y, aunque la comunicación es a través de mensajes, su melancolía por la falta de su sobrino comienza a notarse.
“Quiero recordar a mi sobrino pateando la pelota o dando vueltas y comiendo helado. Me quedo con eso. Sé que algún día lo encontraré”, cuenta Maximiliano.
Con respecto a la familia Dupuy, Maximiliano Espósito cuenta que el tío paterno de Lucio, del mismo nombre, fue “el único familiar que siempre estuvo para él. Voy a estar toda la vida agradecido con él”. Pero inmediatamente aclara, sin referirse a nadie en particular: “Hay muchos que ahora lo extrañan, pero cuando estaban no lo valoraron. Podría contar infinidad de cosas sobre personas que hoy lo lloran, pero prefiero recordar a mi sobrino”.
La sentencia por el crimen de Lucio Dupuy se dará a conocer el jueves a las 12 del mediodía en la sala principal de audiencias de los tribunales de Santa Rosa. Allí estarán presentes los jueces Alejandra Ongaro, Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora para dar lectura al veredicto. Pero también estarán las dos acusadas, el padre de Lucio, sus abuelos paternos y, seguramente, un país entero que seguirá de cerca esa resolución.
Las pruebas en contra de las acusadas son variadas y de gran peso. Las más importantes tienen que ver con la autopsia, que reveló las torturas que el chico recibía, y los chats entre ellas, donde se escribían sobre los golpes que le propinaban al nene.
La acusación en su contra contempla delitos variados y agravantes: “Abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización con acceso carnal vía anal con un objeto; agravado por haber sido cometido por la ascendiente; con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”.
Faltan 48 horas para que se conozca si las dos mujeres son, como todos prevén, sentenciadas a prisión perpetua.
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