Finalmente, tres años después del crimen de su único hijo, Silvino Báez y Graciela Sosa lograron reconstruir qué pasó la madrugada del 18 de enero de 2020 frente al boliche Le Brique. En diálogo con Infobae, aseguraron que, hasta que arrancó el juicio en Dolores, no sabían “exactamente” lo que había ocurrido en Villa Gesell esa noche trágica en la que mataron a Fernando y sus vidas quedaron en pausa.
“Sabíamos que habían asesinado a nuestro hijo, pero no cómo había pasado exactamente. Siempre quisimos saberlo, pero nunca le preguntamos a los amigos de Fer cómo fue. Nunca tuvimos el valor para preguntarlo, ni siquiera a nuestros abogados”, explicó Graciela a horas de que comiencen los alegatos, la etapa previa antes del veredicto tan esperado.
A pesar de que para los padres de Fernando “fue muy duro y movilizante remover todo lo que sucedió”, Silvino dejó entrever cierto alivio: “Logramos entender muchas cosas”.
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Faltan menos de 24 horas para que comience la primera de las dos jornadas de alegatos y la pareja espera ansiosa el pedido de la Fiscalía, a cargo de Juan Manuel Dávila y Gustavo García, y de su equipo de abogados, encabezado por Fernando Burlando y Fabián Améndola.
Ambas partes anticiparon a este medio que continuarán con la acusación con la que la causa fue elevada a juicio y en la que los ocho rugbiers fueron imputados de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, que prevé una pena de prisión perpetua, y el delito de “lesiones”, sufridas por los amigos de Fernando.
Los Báez Sosa llegaron a la ciudad de Dolores el domingo 1° de enero. Durante los primeros días de su estadía se hospedaron en el hotel Plaza. Luego, se instalaron en un departamento donde, licencia laboral mediante, planean quedarse hasta que termine el juicio. “Si tenemos una ‘justicia ejemplar’, creo que ahí se completa nuestra misión”, explicó Graciela y repasó la previa al viaje.
“Antes de venir tenía un poco de miedo. Mientras hacía valija, algunas personas me decían: ‘No vayas, quedate acá, va a ser fuerte’. A pesar de ello, Silvino y yo decidimos venir a buscar justicia por nuestro hijo. No fue fácil escuchar los testimonios de los imputados y ver esas imágenes de cómo asesinaron a Fernando. Fue muy fuerte verlo tendido en el piso implorando piedad y que, aun así, le siguieran pegando patadas. Tuve unos días en que no podía sacarme esas imágenes de la cabeza”, contó.
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A su lado, Silvino asiente en silencio y toma un poco de agua. “A mí lo que me pasó fue que después de cada audiencia salía del recinto muy cansado. Parecería como que había estado haciendo esfuerzo físico todos los días y en ningún momento lo hice. Fue muy estresante ver y escuchar todo. Más de una vez nuestros abogados nos sugirieron que saliéramos de la sala porque iban a pasar imágenes muy difíciles”, agregó.
— ¿Qué opinan de la declaración de Máximo Thomsen?
Silvino: Vino a contar su historia, muy bien preparada. No dijo la verdad, mintió mucho. También el otro, el que dijo que no estaba ahí (N.R. Luciano Pertossi)... Como padre, uno se da cuenta cuando alguien miente o no. Yo creo que nunca dijeron la verdad.
Graciela: En un momento, estando en pleno juicio, yo tuve que salir porque sentí que ellos se creían más víctimas que nosotros. Acá la última víctima se llama Fernando Báez Sosa y ellos lo asesinaron.
— Juan Pedro Guarino, uno de los dos sobreseídos, les dejó una carta. ¿Pudieron leerla?
Graciela: Sé que hay una carta dando vueltas, pero no me interesa leerla. Perdió su tiempo escribiendo. En lugar de eso, me hubiera gustado que dijera la verdad porque sabe mucho y no dio tantas explicaciones. Encima, uno lo ve en la foto que se sacó después de haber cometido el asesinato de mi hijo... Yo creo que podría haber declarado más. Al menos, eso esperaba.
Silvino: No leímos la carta. Guarino vino a declarar, contó algunas cosas de aquella noche y algunas otras se las guardó para él. No se hizo responsable.
— ¿Alguno de los familiares de los imputados intentó acercarse?
Silvino: Nadie se aceró y, a esta altura, no hace falta que lo hagan.
— ¿Cuál creen que será el veredicto de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1?
Silvino: No quiero pensar mucho porque hay imputados que están muy involucrados y otros menos, pero de esto va a hablar la Justicia. Nosotros estamos esperando el momento y nada más.
Graciela: Quiero perpetua para todos. Cada uno tuvo un rol diferente, sabían lo que hacían y disfrutaron de matar a mi hijo. Incluso ya muerto, le seguían dando patadas y patadas. Quiero perpetua para todos porque mi hijo quedó condenado a estar para siempre en un cajón de donde nunca jamás lo vamos a sacar. Mi deseo es que no vuelva a haber otro Fernando, que nadie atraviese esto que estamos atravesando nosotros. Silvino y yo jamás volveremos a ser felices porque la felicidad que teníamos se fue con nuestro hijo. Tal vez sonriamos, pero es una sonrisa falsa, que se apodera muchas veces de nosotros, porque nuestro corazón está destrozado.
El pasado 18 de enero, para el tercer aniversario del asesinato de su hijo, Silvino y Graciela Báez Sosa encabezaron un acto en el Anfiteatro de Dolores. A la conmemoración asistieron miles de personas: algunas llegaron desde la Ciudad de Buenos Aires, y otras desde distintos puntos de la provincia. Se soltaron globos blancos, se realizó una oración inter religiosa y se juntaron alimentos no perecederos y útiles para donar. Además, como sucede desde 2020, se pidió “Justicia por Fernando”.
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Sobre este último pedido enfatizó Graciela antes de cerrar la entrevista. “Solo deseo Justicia por Fer. Solo así, tal vez, nuestro corazón pueda tener un poco de calma. Lo sabremos con el tiempo. Cuando termine todo esto espero, también, poder hacer el duelo que nunca pudimos hacer por nuestro hijo y, sobre todo, que él pueda descansar en paz”.
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