“Lo hecho, hecho está”, la fría confesión de un femicida tras asesinar a hachazos a su mujer

Ocurrió en Estación Aráoz, provincia de Tucumán. La víctima tenía 53 años y fue atacada en la puerta de su casa. El homicida, de 68 años, fue detenido

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Una mujer fue asesinada a
Una mujer fue asesinada a hachazos en Tucumán y detienen a su marido por el femicidio

Los policías de la comisaría de Estación Aráoz, una localidad del departamento de Leales ubicada al Sureste de San Miguel de Tucumán y que no llega a los dos mil habitantes; llegaron a la vivienda avisados por un vecino. Sobre la tierra, en el frente de la casa, yacía el cuerpo de Rosa Alejandra Celiz: tenía heridas de arma blanca en la cara, la cabeza y el cuerpo. Mientras los agentes pedían una ambulancia, su esposo salió de la propiedad y con frialdad confesó el crimen: “Lo hecho, hecho está”. Fue detenido por el femicidio.

Todo comenzó el pasado domingo alrededor de las 19.30 en el domicilio en el que vivía la pareja, cuando un vecino observó que Celiz, de 53 años, yacía inconsciente en la puerta de su vivienda y dio aviso a la Policía.

Cuando el personal policial llegó al lugar, Raúl Eduardo Albarracín, un empleado comunal de 68 años, admitió haber herido a su mujer a hachazos. No ofreció resistencia y fue aprehendido. Según informaron fuentes del Ministerio Público de la provincia de Tucumán, fue en este contexto que al entregarse declaró: “Lo hecho, hecho está”.

Por la gravedad de las heridas recibidas, la mujer de 53 años murió en el lugar. “Las heridas más graves fueron el cráneo y en uno de sus hombros. El cuerpo fue trasladado a la Morgue Judicial y en las próximas horas se practicará la autopsia”, detallaron los voceros. Según indicó el portal El Tucumano, Albarracín tenía antecedentes por violencia de género.

En tanto, funcionarios judiciales secuestraron en el interior de la vivienda un arma que sería la que utilizó el femicida para herir de muerte a Celiz. “Presentaba manchas pardo rojizas e, incluso, coincide con el diámetro de las lesiones que sufrió la víctima”, agregaron los informantes sobre el hacha.

Interviene en el caso la Unidad Fiscal de Homicidios de Feria, a cargo de María Alejandra Navarro, quien ordenó que los peritos del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) llevaran adelante un abordaje integral en el lugar del hecho.

El crimen de este domingo se suma a la larga lista de femicidios que conmueven a la Argentina ocurridos en los primeros días de 2023. Ayer fue detenido Juan Carlos Segovia, un hombre de 45 años, acusado de haber asesinado a golpes a su pareja, Camila Mendoza (25), en la localidad platense de Lisandro Olmos.

El cadáver de la joven fue hallado ensangrentado, con el torso desnudo. Los investigadores creen que Camila fue asesinada frente a un amigo del femicida, que no hizo nada para evitar el crimen y también fue detenido poco después del hallazgo del cuerpo, y que Segovia habría matado por celos.

La semana pasada en la localidad de Moreno, Juan Darío Sanabria Báez, un albañil de 36 años, denunció que su mujer había sido secuestrada y que le pedían una importante suma de dinero para liberarla y que si no aceptaba le iban a vender los órganos. Sin embargo, al responder las preguntas de los policías, su relato se derrumbó en segundos, se quebró y terminó por confesar una macabra verdad: mató a su pareja, la descuartizó y arrojó parte de los miembros en un descampado a unos cuantos kilómetros de su casa.

La víctima fue identificada como Nilda Rosa González Ojeda, una joven de de 29 años, madre de cinco hijos, cuya cabeza y torso fueron encontrados horas mas tarde en una campo ubicado en la avenida San Fernando del barrio El Quijote de la localidad de Francisco Álvarez, en el límite entre los partidos de Moreno y José C. Paz.

Según indicaron fuentes policiales a Infobae, Sanabria Báez se quebró después de que efectivos de la DDI de Moreno-General Rodríguez secuestraron su teléfono y observaron que la pareja había tenido una discusión por una infidelidad. Tras la situación, el relato del hombre se desmoronó, no tenía sustento y confesó que el jueves a la noche había discutido con la mujer y después la mató a puñaladas, la descuartizó y descartó los restos. De acuerdo con los primeros datos de la investigación, los brazos y las piernas los arrojó en un pozo ciego de la vivienda que compartían, ubicada en la calle Azteca al 200.

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