Un sospechoso de 24 años fue imputado este lunes en Rosario por haber participado de los atentados con bombas molotov contra las sedes de Empleados de Comercio y la Unión de Recolectores de Granos, ambos ocurridos el 16 de enero pasado, casi en simultáneo, en el centro de la ciudad.
Se trata de Ángel Maximiliano Benítez, quien quedó filmado en los dos ataques incendiarios y que cayó por tener estacionado en la puerta de su casa el auto usado para los dos hechos.
Benítez fue acusado en el Centro de Justicia Penal por el fiscal Luis Schiappa Pietra –de la Agencia de Criminalidad Organizada– por encubrimiento y amenazas anónimas en concurso ideal con el delito de incendio en carácter de coautor. Al término de la audiencia, la jueza Hebe Marcogliese le dio 90 días de prisión preventiva efectiva.
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Según el fiscal, el sospechoso se bajó de un Toyota Yaris y fue con un cómplice hasta la puerta de la obra social de Empleados de Comercio (Osecac), ubicada en Corrientes al 400. Su compañero fue quien arrojó líquido inflamable –posiblemente nafta– y Benítez fue el encargado de tirar un trapo prendido fuego con el objetivo de incendiar el local, situación que ocurrió frente a una gran cantidad de testigos y que quedó filmada por las cámaras del edificio. Ambos usaron barbijo y gorra para intentar dificultar la identificación.
Después de ese atentado, Benítez y su cómplice se habrían cambiado de ropa para realizar un idéntico ataque incendiario, pero en la sede de la Unión de Recolectores de Granos y Anexos de la República Argentina, situada en San Lorenzo al 2.000, a pocos metros de la sede de Gobernación en Rosario. En ese caso, Schiappa Pietra lo ubicó arriba del mismo auto desde el que tiraron una bomba de fabricación casera contra la fachada.
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La posible motivación de cada ataque, de acuerdo a las tareas investigativas, parecen ser distintas. Sobre el ocurrido contra Empleados de Comercio, llegó información al Ministerio Público de la Acusación de que se trataría de una extorsión, mientras que el otro podría obedecer a una posible interna gremial. En ese contexto, se presume si los agresores fueron contratados por una misma organización criminal para los dos hechos casi en simultáneo.
Cómo lo atraparon
La caída de Ángel Benítez tuvo lugar el jueves de la semana pasada en Lavalle y La Ribera, en la vecina ciudad de Villa Gobernador Gálvez, cuando personal del Comando Radioeléctrico encontró el Toyota Yaris en la puerta de su casa. El auto en cuestión figura como robado el pasado 4 de enero en Dorrego al 3.100, en la zona Sur de Rosario, de acuerdo a la denuncia presentada por el dueño ante la comisaría 15ª.
Se trata del mismo auto cuya patente fue captada por las cámaras que registraron los dos ataques incendiarios el 16 de enero.
Como particularidad, cuando la Policía revisó el Yaris en presencia de testigos se halló una vaina servida calibre .380 en el baúl y otra en el asiento trasero izquierdo. Fueron incautadas y serán enviadas a peritar para intentar establecer en qué balacera pudo haber participado ese vehículo, aunque ya existe una pista, ya que ese auto fue filmado el 13 de enero –antes de las bombas molotov– en un ataque a tiros.
Los disparos en cuestión ocurrieron en avenida Las Palmeras al 4.500, en el Parque Industrial Rosario Oeste, cuando desde un Yaris abrieron fuego contra el portón de ingreso y la garita de vigilancia del predio. En ese hecho, además, los sicarios dejaron un papel que contenía una frase intimidatoria y una línea telefónica a la que debía comunicarse la víctima, que era de una empresa que opera en ese lugar. Por el momento, no se estableció si Benítez estaba en el auto.
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