“En el reino del revés dos peritos dicen que una maniobra de RCP mata y terribles patadas en la cabeza no. Quería encontrarme con eminencias del peritaje y trajeron a Piñón Fijo”, sostuvo el abogado Fernando Burlando luego de escuchar a los dos peritos forenses convocados por la defensa de los ocho acusados de matar a Fernando Báez Sosa, quiénes pusieron en duda la autopsia y también la causa de muerte del joven.
En sus declaraciones frente al Tribunal Oral en lo Criminal N°1, el especialista en medicina legal y anatomía patológica, Juan José Fenoglio, y el médico emergentólogo Jorge Rodolfo Velich, apuntaron contra el informe que redactó el forense Diego Duarte, encargado de practicar la autopsia al cadáver de Fernando. Sostuvieron que estaba “incompleto” y que no precisaba por qué murió la víctima.
“Parece que (el informe) no estuviera escrito por un médico”, dijo Fenoglio frente a los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari. Velich agregó: “Los peritos nos manifestamos por nuestros escritos. El escrito de la autopsia provoca vergüenza ajena”.
Pese a sus contundentes palabras, lo que expusieron ambos peritos durante la última de las 13 audiencias del debate oral, pasó a un segundo plano cuando Lucas Pertossi y Blas Cinalli pidieron declarar.
Ahora, de cara a los alegatos, con fecha para el miércoles 25 de enero (fiscalía y particular damnificado) y jueves 26 (la defensa), la causa de muerte de Fernando Báez Sosa y la autopsia a su cuerpo volverán a ser parte elemental del razonamiento de los magistrados en el veredicto. En sí, la declaración de ambos forenses fue el intento más fuerte realizado por la defensa en todo el proceso para controvertir el expediente.
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Lo primero que hicieron los peritos citados por el abogado defensor, Hugo Tomei, fue señalar la reanimación cardiopulmonar (RCP) que se le practicó a la víctima: uno de ellos dijo que “agravó la situación” y ambos plantearon que podría haberle causado un “aplastamiento del hígado”.
“Estamos viendo el cadáver de una persona que tuvo 60 segundos de golpes y más de 40/45 minutos de RCP. El RCP produce lesiones y hay que diferenciarlas. Las lesiones que le causaron la muerte son las de los 60 segundos. En el resto del tiempo aparecen otras que se deben investigar”, expuso Juan José Fenoglio.
A su turno, Jorge Rodolfo Velich aseguró: “No fue la RCP la que mató a Fernando Báez Sosa, pero agravó la situación. ¿Por qué? Por la movilización. La fuerza en exceso puede causar lesiones internas, lastimar los órganos neuropulmonares; y la presión excesiva, si está mal hecha, puede causar lesiones en el abdomen, sobre todo en el hígado”.
En ese momento, Tomei le consultó al perito si una lesión en el hígado podía causar la muerte. “Puede causar la muerte o acelerarla”, respondió Velich.
Rápidamente, el fiscal Gustavo García hizo una intervención: “Usted manifestó que (el informe) le daba vergüenza ajena. ¿Puede haber sucedido que la autopsia se realizó de forma correcta y el informe no refleja eso?”. “Sí, puede estar bien hecha y mal informada”, replicó Velich.
Luego tomó la palabra uno de los abogados de la familia báez Sosa, Fabián Améndola. “¿El aplastamiento del hígado puede haber sido con un pie en vez de una mano?”, preguntó el letrado. “Sí, el tema es que no hay lesión en la piel”, contestó el perito. El ida y vuelta siguió: “¿Si yo lo piso y presiono le dejo una marca en la piel?”. “Sí, casi siempre. No solo en la piel, en otras capas también tendría que haber sangrado”.
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Según redactó el forense Diego Duarte en la autopsia, la causa de muerte de Fernando Báez Sosa fue “un paro cardíaco” producido por “un shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo”, lo que sería el mecanismo. Frente al Tribunal, los dos peritos hicieron referencia esto último y sostuvieron que no está descrito en la autopsia.
“Duarte habla de un ‘shock neurogénico’, pero hay una cuestión muy simple: un cadáver no puede estar nunca en shock. Puede haber tenido minutos en shock, pero no es un diagnóstico para colocar en una autopsia”, dijo Fenoglio.
Y siguió: “El médico tenía que investigar la presencia de un aneurisma porque a veces, aun con un golpe menor, se produce la rotura de un aneurisma y provoca la muerte. No decimos que Fernando Báez Sosa tenía uno, sino que se debió investigar porque coincide con el traumatismo de cráneo. Sin embargo, no se exploró qué arteria vacilar se rompió, ni qué golpe produjo que la arteria se rompiera”.
El mismo perito, Juan José Fenoglio, consideró “raro” que una persona con un traumatismo se muera en el lugar del hecho. “Es probable que estuviera inconsciente y que haya entrado en un estado ‘perimortem’”, agregó su colega Velich y sostuvo que “hubiese sido importante tener la historia clínica de la víctima”. “El horario de muerte en el certificado de defunción es de las 6 de la mañana. No tenemos datos de lo que pasó entre las 5.15, cuando lo dejan en el shockroom, y las 6″, dijo.
Otro punto controversial se dio cuando, tras ser consultado por Tomei, Fenoglio describió la marca de la zapatilla en la cara de Fernando como “una lesión leve”. Además, sostuvo que se podría haber determinado la intensidad del golpe.
“Hay que tener en cuenta que si se calca la marca, como se ve acá, son capilares superficiales que se han roto porque, si no tendríamos equimosis y no una marca”, dijo el perito señalando una foto del rostro de Báez Sosa en una pantalla. Y sumó: “En una lesión como esta, es muy común queden marcados los dientes del lado interno de la boca. En este caso no se investigó o, por lo menos, no hay. A grosso modo, eso podría dar una orientación sobre la fuerza”.
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Fernando Burlando intervino: “Para afirmar que las lesiones eran leves, ¿tuvo en cuenta el resultado muerte? Porque si una lesión leve produce la muerte, entonces no es una lesión leve”.
“Yo dije que si no se hubiera muerto esas lesiones serían leves. Con el resultado muerte no se puede caracterizar lesiones”, contestó Fenoglio.
Burlando volvió a dirigirse al perito: “Las lesiones constatadas en la zona de la cabeza, ¿son compatibles con golpes de patadas?”. “Sí, puede ser. La lesión del mentón con esa excoriación puede ser una patada”, contestó el perito. El abogado siguió: “¿Las lesiones cerebrales se pueden producir por el golpe del cerebro al moverse dentro del cráneo?”. “Sí, pero los hematomas se producen por los lados, no como una hemorragia masiva”, respondió Fenoglio.
“Usted previamente habló de un golpe que produce un hematoma, ¿y si son muchos golpes?”. “Si son muchos tiene que lesionar una arteria cuya función es llevar sangre a un centro vital”, respondió el perito. “¿Puede ser que esa sumatoria de golpes le haya lesionado una arteria?”, quiso saber el letrado. “Sí, (Una arteria) que no está identificada”.
Hacia el final, Fabián Améndola les preguntó concretamente a los peritos por qué murió Fernando. Ninguno de los dos supo responder.
“No lo sabemos, porque la autopsia no lo explica”, coincidieron para luego retirarse de la sala.
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