Los vecinos del barrio Las Casitas, en González Catán, vivían atemorizados por la actividad delictiva de “Los Amarilla”, un clan que había logrado dominar la zona con puño de hierro. Los miembros de la familia solían mostrarse armados y muy agresivos, indicaron fuentes del caso a Infobae.
Varios llamados al 911 daban cuenta de la existencia de la organización dedicada a la piratería del asfalto y la venta de droga. Sus miembros, todos de la misma familia, regenteaban puntos de venta en la zona y abastecían a los vendedores, señalaron las fuentes.
“Los Amarilla” no solo contaban con tecnología y armamento para llevar a cabo los robos, sino también con uniformes policiales para confundir a las choferes de camiones a los que asaltaban. Así lo demostró el procedimiento ejecutado para desbaratar a la familia narco conformada por ciudadanos paraguayos.
Tras diez allanamientos, agentes de la Supertintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA desarticularon este miércoles a la banda enquistada en el barrio ubicado en el límite con Pontevedra, en los márgenes del Arroyo Las Víboras, uno de los brazos que se abren paso desde el Río Matanza/Riachuelo.
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Fueron cuatro meses de investigación encubierta y a distancia que permitió obtener las pruebas para arrestarlos, detallaron. En una de las imágenes del operativo se pueden ver varios juegos infantiles en una de las casas que fue requisada.
El acceso al barrio no fue sencillo para los agentes: calles de tierra con montículos que no permitían el paso vehicular. Por esa razón, los uniformados tuvieron la ayuda de un drone que, desde el aire, supervisaba el operativo en el que se detuvo a cinco miembros de la familia, tres mujeres y dos hombres, de nacionalidad paraguaya.
Aunque los detectives consideran que el centro del poder del clan fue desarticulado, aún quedan prófugos, entre ellos, un hombre con antecedentes sindicado como el presunto líder. Evitaron, sin embargo, dar precisiones para no afectar la investigación que continúa su curso.
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En el procedimiento, en el que intervino la Fiscalía de Estupefacientes de la Matanza a cargo de María Julia Panzoni y Fernando Amador López y ordenado por el juez de Garantías Agustín Gossn, los uniformados secuestraron drogas y un verdadero arsenal en su poder.
En total, encontraron más de 10 kilos de marihuana y casi dos kilos de cocaína, fraccionada y lista para ser comercializada.
A la vez, hallaron una pistola marca Bersa calibre .22, una pistola automática calibre 6.35 y 250 municiones de diferente calibre: 76 municiones calibre .45; 115 municiones calibre 9mm; 21 municiones de escopeta calibre 12/70; 21 municiones calibre .40 y cinco chalecos antibalas, diez cargadores y dos silenciadores.
Al mismo tiempo, secuestraron cinco vehículos; $298.670 pesos y $8.000 dólares; una máquina para contar dinero, seis equipos de comunicación y un inhibidor satelital, para bloquear señales de rastreo de vehículos, GPS y redes móviles.
Balizas policiales; gorras y camperas de la policía bonaerense y de la federal que eran parte del equipamiento que utilizaba la banda para cometer golpes bajo la modalidad de piratería del asfalto, señalaron fuentes policiales y judiciales.
En los últimos meses, la PFA viene realizando procedimientos para desbaratar a las peligrosas bandas que se refugian en los barrios de La Matanza, indicaron.
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