El 10 de febrero de 2020, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi dejaron la cárcel de Dolores luego de tres semanas de encierro, tras ser arrestados junto a los otros ocho hoy imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa. Se había sospechado de ellos porque presentaban lesiones que podían ser compatibles con golpes.
Finalmente, la fiscal Verónica Zamboni había decidido no imputarlos por el hecho, con un pedido de sobreseimiento: no había pruebas en su contra para acusarlos de la golpiza o de impedir a los amigos de Fernando que lo defendieran mientras era pateado en el cráneo hasta la muerte.
El crimen del que no participaron cambió la vida de ambos. Guarino y Milanesi se resguardaron durante tres años. “No pueden ir a cargar nafta sin que los miren de reojo”, asegura una fuente cercana a ellos.
Hoy, Juan Guarino hizo su reaparición en los tribunales de Dolores en el juicio a sus ocho amigos con los que viajó desde Zárate a Villa Gesell en aquel verano para pasar sus vacaciones. Apareció como testigo, convocado por la defensa. “No hubo una charla previa puntual entre él, Milanesi y la defensa. Con que digan la verdad alcanza”, asegura una fuente clave del lado de los acusados.
Al entrar a los tribunales, Guarino aseguró: “Vengo a ayudar a la Justicia. Justicia por Fernando”. En un testimonio de más de dos horas, complicó a sus ex amigos, de los que tomó distancia tras el crimen. Los señaló en videos, aseguró que le avergonzaba su costumbre de pelearse y que quiere que “se hagan cargo de lo que hicieron”. Luego, le dio sus condolencias a los padres de Báez Sosa y les entregó una carta en un sobre cerrado.
Guarino, apodado “Juampi”, es mencionado 63 veces en la elevación a juicio del caso presentada por la fiscal Zamboni.
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Aparece, por ejemplo, en las filmaciones “obtenidas del Supermercado Marina, inmediatamente después de cometido el hecho”, donde se lo ve con Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli, mientras volvían a la casa que alquilaban. También se lo ve en los videos que muestran a los rugbiers cuando son echados del boliche Le Brique. Luego fue arrestado en la redada en la casa de alquiler. Allí, le secuestraron su iPhone 7.
Se le hisoparon sus manos, se le tomó una muestra de ADN depositada en una tarjeta FTA.
Sin embargo, ni las pericias o los análisis de cámaras permitieron vincularlo al crimen, tal como a Milanesi. Los teléfonos tampoco. “Asimismo, de los registros telefónicos analizados de los teléfonos celulares de Guarino y Milanesi no se han obtenido elementos que permitan vincularlos directamente a la comisión del hecho que se les endilga como partícipes primarios”, asegura la causa.
“Si bien el mismo se halla filmado saliendo del bailable “Le Brique”, y por Lucas Pertossi desde su celular al salir del boliche (en un restaurant que está junto a “Le Brique”), como así resultaría filmado por cámaras privadas también siendo interceptado por Infantería, junto a algunos de los otros imputados (eso solo lo ubica en “Le Brique” y en inmediaciones, pero nada lo ubica en la agresión directa a Fernando)”, afirmó la fiscal en la elevación a juicio.
Luego, expresó: “Considero que no existen, pese a ello, elementos a ésta altura que permitan mantener su situación de incertidumbre, ello atento el resultado negativo de la totalidad de los reconocimientos en rueda de personas desarrollados, y pericias fundamentales desarrolladas. Si bien un solo testigo lo ubicó en las inmediaciones del lugar, lo cierto es que ninguno lo pudo reconocer ni como agresor de Fernando, ni de su grupo de amigos. Ningún registro fílmico ni pericia fílmica, lo ha grabado agrediendo a alguna persona, sino solo caminando”.
Sobre la lesión que llevó a sospecharlo, una posible quemadura en su mano, “no ha podido acreditarse hasta el momento que se vincule y/ o guarde relación con el hecho aquí investigado”.
Estas afirmaciones no fueron controvertidas durante tres años. Ningún testigo en el juicio lo complicó, o se convocaron testigos que pudieran complicarlo.
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