La novena jornada del proceso contra los ocho acusados del crimen de Fernando Báez Sosa sumó un testigo sorpresa en las últimas horas. Es Francisco Santoro, un joven de Zárate que había sido convocado por la querella de Fernando Burlando para declarar en el Tribunal N°1 de Dolores, pero su fecha de aparición no había sido confirmada. Anoche, Santoro fue finalmente citado y se encuentra en ruta a la ciudad al cierre de esta nota para dar su testimonio.
La parte de Santoro en la historia es interesante: es el amigo de Pablo Ventura que estuvo con el remero en la noche del crimen, donde acordaron encontrarse en casa de Rodríguez para jugar videojuegos. Mientras jugaban al popular juego Fortnite, el remero era falsamente incriminado por Máximo Thomsen, lo que disparó una cacería en su contra que terminó con cuatro días de encierro en una celda de la Policía Bonaerense.
Lo que tenga para decir puede ser interesante también. Desde su auto, en el camino, Santoro aseguró a Infobae:
“Me comunicaron ayer que iba a declarar ayer. El abogado Fernando Burlando se puso en contacto. Lo que le pasó a Pablo fue un infierno. Esa noche estuvimos juntos, él fue a mi casa. Se fue a las 5 y quedamos en juntarnos al otro día. Cuando llegué, él recién se levantaba de la siesta y de pronto vino la Policía y se lo llevó. No lo podía creer yo. No me caía la ficha. Esto que pasó me dio mucha impotencia porque todos hablaron mal de él pero nadie lo escuchó. Cuando lo liberaron fue un alivio, pero la lucha aún no termina”.
Ambos intercambiaron chats, donde expresaron su disgusto por los acusados, a quienes conocían de Zárate. “Ojalá los bien metan en cana (sic)”, dijo Santoro.
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En su declaración en la tercera jornada del juicio, Ventura hizo referencia a su amigo Francisco, con quien intercambió mensajes el día que fue detenido.
“Me vino a buscar la Policía a mi casa, me llevan a Campana, no estaba esposado ni nada. Me sacaron el DNI y el celular y me dijeron que tenía que ir Gesell por el asesinato de un chico. Me esposaron y me subieron a un auto. En Villa Gesell me recibió la DDI y cuando llegué ahí, pregunté porqué estaba ahí y me explicaron que se me culpaba del asesinato de un chico”, afirmó. En su testimonio, recordó que el expediente no marca quién lo culpó, un dato que fue introducido en el juicio.
“Estuve 3 o 4 días incomunicado. El lunes me llevaron a declarar, me llevaron tapado primero. Me encontré con mi abogado que me dice que voy a tener que declarar. Yo dije que sí porque no tenía nada que ver”, siguió.
Luego, le exhibieron los mensajes que cruzó con un primo tras enterarse del crimen y de que los rugbiers habían sido detenidos. Un mensaje decía: “Los odio yo. Ojalá vayan presos por pelotudos porque mataron a un pibe”, escribió Pablo.
EL MPF le preguntó por qué. Ventura contestó: “Varias veces a la salida del boliche los vi pelear en grupo allá en Zárate. En grupos de 3, 4, 5. Contra dos personas. Siempre eran mayoría ellos”.
Así, siguieron los mensajes que cruzó con Santoro. “Ojalá los metan en cana. A Lucas Pertossi y a (Matías) Benicelli los odio más que nada”, escribió Pablo.
El MPF preguntó por Benicelli, a quién no nombró. Ventura dijo: “Una vez tuve un cruce, pero nada más...”
En otro chat a un amigo, dijo: “Me quieren meter a mí en el quilombo de Gesell. Aparentemente uno de los que estaban ahí me nombró a mí. Si me nombró Pertossi lo hago cagar, te juro”.
Finalmente, dos testigos indicaron por la incriminación a Máximo Thomsen.
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