Una parte de la filmación se había conocido esta mañana, cuando la novena audiencia del juicio a los rugbiers por el crimen de Fernando Báez Sosa alcanzaba un punto clave: Luciano Pertossi pedía declarar y rompía así el bloque de silencio de los imputados. “Yo no estaba ahí”, se limitó a decir. Esta tarde, no solo se difundió el brutal video en mejor calidad, y con sonido; sino que además también se ventilaron fotos que muestran que Luciano Pertossi habría participado de la agresión mortal.
Fueron los peritos de la Policía Federal los que analizaron videos de la golpiza a Fernando ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores. En ese contexto, mostraron un video que no había trascendido entre los medios de comunicación, y está filmado desde la vereda de enfrente a la del ataque. Las fotos que ilustran esta nota muestran individualizado al rugbier.
En esas imágenes se observa lo que sucede en la parte lateral, delantera y posterior de un auto que está estacionado sobre la Avenida 3. Allí, Fernando es atacado a golpes en el piso. Luciano Pertossi se ve en el ángulo derecho, vestido con remera negra.
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En la audiencia, el Ministerio Público Fiscal pidió ampliar las imágenes del video que muestra la golpiza a Fernando. El abogado Hugo Tomei dijo que no correspondía porque era “ampliación de la prueba”, pero la presidenta del tribunal no hizo lugar al planteo. Los peritos entonces identificaron a una persona con una prenda negra oscura. “No llegamos a determinar mucho más”, dijeron. Luego, la compararon con la filmina 75 de su trabajo.
- “¿Quién era el sujeto 11 en la filmina 75, entonces?, preguntó Fernando Burlando.
Un perito respondió: “Luciano Pertossi”. Así, Pertossi le hizo un gesto a su defensor y pidió hablar, frente a su tío Marcos y a Emilia, su hermana y abogada defensora. Es la primera vez en todo el proceso que uno de los acusados decide declarar ante el tribunal. Su identificación fue una sorpresa. Los peritos no lo habían reconocido anteriormente, sino ante la aclaración que le hizo el particular damnificado.
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Entonces, Luciano Pertossi pasó del banco que comparte con los otros siete acusados del crimen de Fernando al banquillo frente a los jueces, donde declaran los testigos. Al ser imputado no está obligado a decir verdad. Los peritos dejaron la sala momentáneamente y el rugbier habló. “Quiero aclarar algo, ¿lo hago? Yo no estaba ahí”, aseguró.
“¿Dónde estaba?”, repreguntaron los fiscales. Pertossi replicó: “No te voy a responder”. Le reiteraron la pregunta. Y el imputado volvió a evadirla. Visiblemente nervioso, repitió: “No te voy a responder”.
Su tono fue cada vez más intranquilo. “¿Quién es la persona de negro que está atrás del auto?”, le reiteraron. “No quiero responder ninguna otra pregunta, no se esfuercen porque no voy a responder más nada”, siguió Pertossi. Se negaría dos veces más a dar ese dato.
Luego, la audiencia pasó a un cuarto intermedio, en donde los familiares de los acusados comenzaron a conversar con Hugo Tomei. Rápidamente, los imputados fueron retirados de la sala. Marcos Pertossi, padre de Lucas, tío de Ciro y de Luciano, dejó la audiencia junto a Emilia Pertossi, abogada defensora, hermana de Luciano.
María Elena Cinalli, tía de Blas, su madre, que ayer lo visitó en la cárcel, estaba presente en la sala.
Luego, Hugo Tomei dijo a la salida del palacio de justicia de Dolores a la prensa: “Todos estábamos viendo una situación que no era la correcta, y surgió la posibilidad de aclararlo. Y lo aclaró. Fue espontánea”.
Y agregó: “Es un derecho constitucional manifestarse y aclarar hasta donde puede la persona acusada”. Luego, y ante la consulta sobre su continuidad como abogado de todos los rugbiers acusados del asesinato de Fernando Báez Sosa, el abogado dijo: “Sí, mantengo la representación de los ocho”.
Para Burlando, “no ha sido feliz la participación de Pertossi en la diligencia de hoy”. Y continuó: “Para decir lo que dijo, yo lo hubiese mantenido callado. Ni siquiera lo vi con una actitud educada, noble. Que tenga que ver con dar respuestas. A veces uno quiere salvarse. Él interpretó, desde su ignorancia técnica y jurídica, que podía salvarse del salvajismo”.
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