Cuando el médico forense Diego Duarte vio el cuerpo de Fernando Báez Sosa en la morgue del hospital de Pinamar, rápidamente notó que el joven tenía estampada en el rostro una marca compatible con la suela de una zapatilla. En julio de 2020, los forenses del Gabinete Científico de la Policía Federal lograron determinar que esa pisada, que presentaba 12 líneas en zigzag y líneas curvadas debajo, correspondía a Máximo Thomsen.
Así lo detalló la comisario Haydeé Almirón, cabeza de la División Laboratorio Científico y Pericias Mar del Plata de la PFA, en el informe que se proyectó como evidencia en la sala de audiencias del Tribunal Oral Criminal N°1 y al que accedió Infobae. Almirón fue quien firmó el informe y lo presentó en la causa como autoridad superior.
“(...) Se determinó correspondencia en cuanto a las características de clase entre la impresión del rastro visible en el maxilar inferior izquierdo de la víctima con la impresión tomada de la suela de la zapatilla derecha marca cyclone específicamente en el área interna de del talón (...) Se estableció correspondencia entre la impresión del pelmatograma del pie derecho identificado como “C-3-5-7″ a nombre de Máximo Thomsen con la estampa de la plantilla derecha de la zapatilla marca cyclone (...)”, indican las conclusiones.
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Así, este martes, frente a la jueza María Claudia Castro, Almirón expuso el trabajo realizado. Relató que se analizaron 14 pares de zapatillas secuestradas en el allanamiento a la casa de los imputados y los cotejó con la huella que había quedado en el rostro de Báez Sosa.
Luego, se separó el material identificado con la letra “C” (correspondiente a la Cyclone negra), lo pasó por un video espectro comparador y superpuso la imagen del molde de la suela con la marca que quedó estampada en la cara de la víctima. “No había posibilidad de error de que fuera otra zapatilla”, aseguró en referencia al calzado derecho de Thomsen.
Para arribar a esa conclusión, la PFA apoyó en el informe recibido por María Luján Molina, perito y licenciada en criminalística de la policía Científica de Pinamar, quien realizó las mediciones de las longitudes de los pies de Thmosen, Lucas y Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz y Matías Benicelli.
Previamente, su compañera, María Emilia Salamendi, había tomado las medidas de Alejo Milanesi (sobreseído), Enzo Comelli, Ciro Pertossi, Juan Pedro Guarino (sobreseído) y Blas Cinalli. También las de Pablo Ventura.
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En su testimonio ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1, Molina y Salamendi detallaron los pasos del procedimiento. Dijeron que para tomar las medidas se descalzó uno por uno a cada individuo y, sobre una hoja A4 (una del tipo oficio en el caso de Ventura), se marcó el contorno de cada pie, desde el talón hasta el dedo más largo. “Para hacer las mediciones tuvimos en cuenta los patrones métricos homologados de la Policía Científica y la cinta métrica”, coincidieron.
De las declaraciones de los peritos que participaron de la pericia scopométrica se desprendió, además, que el rostro de Fernando tenía dos marcas. “Lo que no pudo determinar fue si las dos marcas eran del mismo golpe o de dos diferentes: son dos lesiones en regiones anatómicas distintas, con dos patrones distintos, un diseño es más chico y el otro es más grande”, agregó la licenciada en criminalística María Eugenia Cariac, actualmente a cargo de la policía científica de Villa Gesell.
Además de la confirmación de las dos peritos, un dato que dejó muda a la sala de audiencias del Palacio de los Tribunales salió de la boca de María Emilia Salamendi, una de las que estuvo a cargo de realizar la medición de pies. Dijo que el pie de Thomsen medía 26 centímetros, el equivalente a una talle 40/41. “Entre el pie de Thomsen y el de Ventura hay, al menos, entre 7 y 8 centímetros de diferencia”, agregó.
Aunque en su momento lo detuvieron como el presunto dueño de esa zapatilla: no había chances de que la zapatilla Cyclone negra fuera de Ventura.
Por estas horas, Thomsen es el más complicado de los imputados por el homicidio de Fernando Báez Sosa. Además de los dos peritos que confirmaron que la marca en la cara de la víctima se correspondía con su zapatilla, al menos diez testigos describieron cómo golpeó a la víctima mientras estaba en el suelo.
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Como si fuera poco, Mariano Orlando Vivas y Hugo Martín Vázquez, dos policías que participaron del allanamiento en el chalet que los imputados alquilaron en Villa Gesell -Martín siendo un oficial de alta jerarquía de la división de Científica- sostuvieron que Thomsen dijo en voz alta que la zapatilla Cyclone negra pertenecía al remero de Zárate.
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