Leonel Omar Zoqui, “El Firu”, vivió con esa cuenta pendiente durante más de cinco años. Oriundo de Longchamps, ex empleado de una tercerizadora de servicios de limpieza, fue arrestado ayer por detectives de elite de la División Homicidios de la Policía Federal que lo buscaron durante semanas. Lo encontraron en la esquina de Centenario Uruguayo y Donato Álvarez, zona de Monte Chingolo. Se había reinventado como albañil en una obra de la zona. Lo atraparon cuando salió un rato al almacén. Lo habían buscado primero en Concordia, donde se lo acusó de varios robos. Se vio forzado a volver al Conurbano, donde estaba su familia, que no estaba demasiado feliz de recibirlo.
Así, alternó entre la calle y domicilios de amigos, cualquiera que le diera un colchón o una changa. Con el tiempo, se convirtió en albañil.
“Firu” no pateó cuando vio al personal de brigada vestido con rompeviento azul que se le venía encima, no corrió ni se quejó. Con su gorra bordó al revés, dejó que lo esposaran y se lo llevaran a la Comisaría 8° de Lanús, a la espera de su indagatoria.
En rigor, según la acusación en su contra a cargo de la UFI N°13 de Lomas de Zamora, que convocó a la Federal ante la falta de resultados de la Bonaerense, “El Firu” no había matado a nadie, pero lo había intentado, una feroz tentativa de homicidio que ocurrió el 25 de febrero de 2016 por la tarde en la esquina de Boulogne Sur Mer y Espora, también en Longchamps. Supuestamente apuñaló a un hombre en el cuello, hoy de 61 años, que tras el ataque fue trasladado al Hospital Meléndez en Adrogué, donde le salvaron la vida.
El ataque fue, se sospecha, una venganza tumbera, en cierta forma.
Según fuentes del caso, “Firu” estuvo preso en el penal de Olmos. Allí, en una riña, dejó malherido al hermano del hombre de Longchamps. Así, con Zoqui ya libre, el hermano se presentó para tocar timbre y exigir retribución. Lo invitó a pelear. No le resultó: “Firu” lo acuchilló en el cuello y escapó para rehacer su carrera criminal.
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La captura de Zoqui no es la única relevante de la División Homicidios en tiempos recientes. La semana pasada, Gustavo Maximiliano Rivero Diaz, alias “Gusti”, vinculado a la barrabrava de Sportivo Independiente Rivadavia de Mendoza, fue capturado por el crimen del empresario frutihortícola Emilio Giménez, en Mendoza. Había un precio por su cabeza. El Ministerio de Seguridad ofrecía 700 mil pesos a quien entregue datos vinculados a su paradero, indicaron fuentes del caso a Infobae.
La presencia de “Gusti”, que supuestamente ofició como “marcador” de la banda que emboscó y asesinó al empresario de 49 años en la localidad de Guaymallén, fue detectada por los detectives en la Villa 21-24 de Barracas, donde desplegaron tareas encubiertas.
Los agentes, que también revisaron viviendas del oeste del conurbano vinculadas a personas ligadas a distintos ligados a clubes de fútbol, lograron determinar que el hombre buscado se refugiaba en una vivienda de la Manzana 27, frente a la calle Luna, del barrio porteño, donde lo detuvieron. Según detectives, el prófugo se refugiaba en varias casas gracias a la protección de “un pesado” de la barrabrava de Barracas Central.
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