El contenido de los teléfonos fue una de las claves de la jornada de este martes en el juicio a los ocho rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa, que se desarrolla ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores. Así, diversos expertos que trabajaron en la investigación revelaron conversaciones de WhatsApp tomadas de las pericias a los celulares incautados en la redada del 18 de enero de 2020, donde los acusados fueron detenidos por la Policía Bonaerense, cinco horas después del asesinato frente a la disco Le Brique.
Los audios son, para la querella y para la fiscalía, pruebas altamente incriminatorias que muestran el cinismo de los acusados. Muchas de las conversaciones ya eran conocidas para quienes tuvieron acceso al expediente.
Otras, en cambio, se volvieron una revelación.
El teléfono de Blas Cinalli contenía los audios que ilustran esta nota, a los que accedió Infobae. “Nos sacaron todos los patovicas, lo recagamos a palos mal”, dijo a un interlocutor. “Nos agarraron del cuello, nos sacó la Policía, pero ganamos igual”, agregó.
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Luego, siguió: “Ey, amigo, ni bien llegamos mandame, vamos a estar en la casa con Lucas y Ayrton”, en referencia a Pertossi y Viollaz. “Posta, posta, estamos llegando a Mc Donald’s, vamos de vuelta al centro a ver qué onda, capaz que los cruzamos”, le pidió.
Y siguió, con la voz agitada: “Mandame posta, estamos corriendo para que no nos vean”. Culminó con un “mandame cuando llegues, posta turro, allá en la casa tenemos que estar”.
Durante la audiencia de este martes fue de suma importancia el trabajo del Instructor de la causa Javier Pablo Laborde, que analizó los teléfonos de los acusados. Durante su exposición, que había comenzado el lunes con la reconstrucción en base a diversos videos, en esta sexta jornada se dedicó a los chats de los celulares.
Sobre el teléfono del Cinalli, habló de un grupo llamado “El club del Azote”, integrado por 13 personas de Zárate, entre las cuales estaba el acusado, quien a las 5.08 de ese 18 de enero de 2020 refirió lo siguiente: “Nos peleamos, ganamos contra unos chetos, los rompimos. Nos vamos al centro a premiar”.
Alguno de los integrantes del chat le contestó: “Representá a Zárate, guacho”. Cinalli se jactó: “Había un rubio que estaba agarrado a mi tobillo”. Esta frase se conecta con el testimonio de Tomás D’Alessandro, un amigo de Fernando que refirió en su testimonio que le agarró los tobillos a uno de los agresores.
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“Amigo, flasheamos. Creo que matamos a uno, todo Gesell está diciendo eso”, fue uno de los textos más fuertes que se revelaron del celular del rugbier y que fue enviado a las 5:15 del 18 de enero de 2020.
Su interlocutor le contestó: “Los demoledores”.
Luego, a las 6.47 AM alguien le preguntó: “¿Qué onda Blas, se dieron masa?”. Cinalli contestó: “Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales”. Minutos después detalló: “Le dimos murra a uno con ‘El Perto’, lo recargamos a palos, pero mal. Vinimos corriendo a casa”.
“Estás mamado, ¿amigo?”, le replicó alguien.
“Sí, amigo, desde la tarde”, contestó.
Además, en otro mensaje a un contacto no vinculado a la causa, Cinalli confiesa: “Amigo, flasheamos. Creo que matamos a uno. Está todo Gesell diciendo eso. En Le Brique”.
Ante esto, su interlocutor replicó: “Eh?? NOOO. AMIGOOO. Capaz porque no se levanta y quedó desmayado”.
La conversación continúa con Cinalli: “Amigo, dos grupos distintos dijeron que lo llevaron al hospital sin signos vitales. Ni ahí la flasheo, pero volvimos todos a la casa. No queremos salir”.
Lejos de preocuparse, el amigo le contesta en modo festivo: “NOOO AMIGOO, LOS DEMOLEDORES”.
Minutos después, el interlocutor de Cinalli confirma el asesinato:
“Amigo, estamos acá. Me están diciendo que mataron a uno”.
La respuesta del rugbier indigna aún más: “Yo sólo quiero tomar vino y fumar flores”.
Más tarde en la madrugada, a las 6.37, Cinalli comienza otro chat con un amigo que volvía para la casa quien reconoce que “fumaron un nevado” -cigarrillo de marihuana con cocaína- y le pregunta: “Posta se pelearon? Qué pasó?”.
El rugbier responde: “Si, no diga que te dije yo porque no sé si es heavy o no. Adentro de Le Brique pintó bondi. Eran un par lo cagamos a palos cuando salieron toda la gorra. Se fueron los polis y le dimos vida un buen rato. Dos convulsionaron y supuestamente no tenían signos vitales”.
A las 6:48 se activó el grupo de WhatsApp del que participaban los involucrados en el crimen y otros amigos que hoy no están imputados, pero que fueron parte del viaje y de la acusación original del expediente.
Allí, hablan para encontrarse en la casa. Allí, una de las primeras conversaciones es de un joven que no estuvo en el ataque a Báez Sosa, pero que quiere saber qué pasó. Y apunta directamente a Blas Cinalli: “Me contaron que te dieron masa, qué onda? Dale guachin contá, qué flasheás”.
Ante esto, Cinalli se ataja y replica de mal modo: “¿Qué? ¿Me querés sacar información? Ortiva. Nos vemos. Policía. Wachín”.
Sin embargo, luego la conversación deriva en buenos términos y comienzan a hablar de lo que pareciera ser consumo de estupefacientes: “Ahora llego y le doy un pase”, dice el interlocutor de Cinalli, quien se suma: “Siiii, por favor. Nesecito (sic)”. “Un caché, re duro”, continúa el otro.
Luego de una conversación intrascendente sobre comprar comida, fumar marihuana e ir a la playa al otro día, el amigo que no estuvo en la pelea responde un audio de Cinalli que alude al crimen de Fernando:
“Jajajaja ganamos dice Blas. Seguro eran re pichi los otros”.
Sobre el final de la conversación, cuando ya son las 14.03 del 18 de enero y mientras los rugbiers eran arrestados por la Bonaerense, esta misma persona, cuya identidad se desconoce, envía capturas de noticias que informan de lo sucedido y escribe: “Mal ahí, mataron a uno. Están todos en cana.¿Qué pensás vos José? Estás ahí? Ah son una verga. Algunos salen por plata. A Blas no lo vemos más. Yo cuando me llegó la noticia del celu lo primero que pensé fue Blas”.
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