“Todavía están a tiempo de salvar sus almas”. Ese fue el mensaje que Marcos Acevedo quiso decirle a la cara a los rugbiers acusados del crimen de Fernando Báez Sosa. Aunque no pudo hacerlo al declarar en la sala de los tribunales de Dolores como testigo, pero la compartió con los medios. Infobae accedió a ese texto, con pasajes que son dramáticos.
Acevedo es el taxista de Villa Gesell que presenció la golpiza a la salida del boliche Le Brique donde los acusados y atacaron en grupo al joven de 18 años el 20 de enero de 2020. “Lamento haber presenciado ese acto inhumano, pero a la vez agradezco a Dios de ponerme en el lugar y tener la valentía de declarar”, comienza la carta.
Luego, explicó que su testimonio le recuerda a los rugbiers “las acciones que los han traído a estas sillas”, en referencia a su situación como acusados de homicidio. “Hoy es tarde para pedir perdón, pero todavía están a tiempo de mostrar valentía y aliviar su alma, porque su cuerpo y mente deben estar consumidos”, escribió con cierta empatía.
También detalló que el día del crimen estacionó su taxi en la puerta del boliche y que el personal de seguridad expulsó a “un joven de camisa oscura y bermudas muy sacado”, en referencia a Máximo Thomsen. “Junto a él sacaron a cuatro o cinco”, agregó.
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“Te vamos a matar. Ahora estás afuera”, escuchó el taxista que gritaron los jóvenes -a los que se sumaron otros- tras de dirigirse “derecho a Fernando”. Y siguió: “Comenzaron a agredirlo sin mediar palabras, a golpes de puño y patadas, y agresiones verbales de todo tipo”. Acevedo recordó que le dijeron a la víctima “negro de mierda”.
“Fue una salvajada. Todos sabemos que una patada en la cabeza puede costar la vida. Fernando recibió varias. Y eso lo vi”, alertó.
Al mismo tiempo, aportó: “Lo que más recuerdo son las tres o cuatro trompadas de un chico de camisa blanca en la cara de Fernando ya desvanecido, y a un chico de remera oscura y bermuda que le dio una patada en la cara”.
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Recordó cómo los amigos de estudiante de Abogacía fueron recibidos a los golpes cuando intentaron ayudar al joven caído en el piso. “No pudieron llegar. Mientras transcurre esto, Fernando ya está tirado inmóvil y ensangrentado”.
Tras el ataque, explicó que los rugbiers “se alejaron caminando del lugar como si nada”, mientras una chica llegaba a socorrer al joven malherido. Acevedo continuó trabajando y al día siguiente se enteró que Fernando había muerto.
Por último, el taxista pidió justicia por la brutalidad extrema de los rugbiers.
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