Terminó la tercera audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa.
Rosso Suárez amplió su testimonio ante los jueces con detalles sobre cómo intentó reanimar a Fernando porque ya no tenía pulso. Dijo que comenzó a hacerle maniobras de reanimación cardiopulmonar por varios minutos. “No me fijé el tiempo”, explicó y agregó: “Hasta que pudieran llegar los bomberos y colocar desfibrilador”.
Luego, señaló que llegó la asistencia, que le colocaron el desfibrilador y él se ocupó de “cuidar el perimetro, evitar que se siguiera juntando gente, y parar peleas que se seguían suscitando alrededor del boliche”. Fue entonces que contó que no bien se arrodilló sobre Fernando empezaron “a correr y a llorar muchas personas”. Y describió cómo estaba el joven estudiante de abogacía: “(Tenía) sangre sobre la nariz y el torso desnudo. Le faltaban las zapatillas. Tenía un jean y nada más”.
En el momento más angustiante del testimonio del policía que le intentó salvar la vida a Fernando Báez Sosa, Rosso Suárez describió: “Paramos otra pelea y volví (a Le Brique). El chico estaba tendido en el suelo, le faltaban la remera y las zapatillas. Le habían puesto una campera para taparlo. Le tomé el pulso y no tenía”.
Y continuó: “Comencé a hacerle las maniobras de RCP. Luego, llamé pidiendo apoyo y una ambulancia al lugar. Pasado unos minutos, o no sé cuánto tiempo, vino un móvill de bomberos a asistirme y, luego, la ambulancia”. El policía indicó que a Fernando lo trasladaron y que él se quedó frente al boliche “parando peleas que (se) sucedían”.
El policía recordó que no fue el único en intentar salvar a Fernando, que una joven también le hizo maniobras de RCP luego; pero que antes de eso fue él quien le constató el pulso colocando su “mano sobre el cuello, sobre la arteria, y contando... No sentía y, además, estaba quieto, no se movía”.
El policía Rosso Suárez al momento del crimen era integrante de la Infantería de la Policía Bonaerense y contó en el juicio a los rugbiers que, por las noches, quedaban apostados en esa zona de Villa Gesell porque ocurrían “varias peleas, tanto por la avenida como en la zona trasera del boliche”.
Entonces, dijo que la noche del crimen fueron con su grupo hacia el frente de Le Brique porque se escuchaban “gritos”. Y siguió: “Vi a un chico en el piso, rodeado por gente y gritos. Pregunté qué había pasado y me dijeron que hubo una pelea; y (les pedí) si podían informarme quiénes lo habían golpeado. Comuniqué a mi comisión los detalles que me brindaron: ‘Tres personas, uno camisa negra, otro rastas, camisa blanca rasgada’. Con esos indicaciones mandé al grupo a buscar a esas personas”.
Comenzó a declarar Edgardo Lawrenczuk, el oficial de la SubDirección Departamental de Investigaciones de Villa Gesell y que hizo un relevamiento de cámaras Le Brique.
Pidió que le acercaran agua porque estaba “un poquito nervioso”.
En su testimonio, Cristian Ignacio Gómez, seguridad del boliche ese 18 de enero de 2020, complicó a Matías Benicelli y a Máximo Thomsen. Explicó que el momento del incidente fue cuando “se armó un pogo”, mientras en Le Brique estaba tocando un artista (Nea Pistea).
“Con mis compañeros trabajamos en equipo. En un momento veo que uno dejó su lugar para separar a un grupo y se bajó de la tarima para separar. Entiendo que estaba separando a Thomsen de Fernando Báez Sosa. Mi visión era de lejos y de noche”, describió el testigo.
Y recordó: “Cuando llegué, la pelea estaba iniciada. Terminé calmando y reduciendo a Matías Benicelli, que agredía a todo aquel que identificara como rival o de otro grupo. Yo lo saqué de Le Brique. Reduciéndolo con los brazos en la espalda”.
Luego, continuó: “En ese momento, escuché que alguien me dice: ‘A él no lo sacás’. Me miraba con cara de loco, sacado, agresivo, con las pupilas dilatadas. Resultó ser Thomsen”.
Tomei le pide que defina a qué se refería con “las pupilas dilatadas” que le adjudicó a Máximo Thomsen. “Puede ser el alcohol que tomaron dentro. Lo que sí entiendo es que estaba totalmente sacado”, cerró el testigo y se fue de la sala.
“¿De qué se ríen, hijos de p...?”, el exabrupto de Fernando Burlando contra los rugbiers. El abogado de los padres de Fernando Báez Sosa se refirió al momento en el que declaró Pablo Ventura como testigo.
Hugo Tomei, defensor de los rugbier, le pidió a Fabián Maximiliano Ávila, empleado de seguridad de Le Brique al momento del crimen, que identifique a quién le pegó Fernando en el boliche. “A (Máximo) Thomsen. Como yo lo sostenía, nos caímos los dos porque me tropecé con un escalón”, dijo.
Con eso, culminó su declaración. El siguiente testigo declaró por vía telemática desde la provincia de Neuquén. Se trató de Cristian Ignacio Gómez, compañero de Ávila en Le Brique ese 18 de enero de 2020.
Fabián Maximiliano Ávila, empleado de seguridad de Le Brique al momento del crimen, fue el que retiró a Fernando del boliche.
“Cuando vi que se empezaron a pelear en el medio de la pista, yo bajé, pasé entre medio de la gente y justo vi a Fernando y a uno de los chicos. Yo agarré a uno de los ‘rugby’, no sé quién era, uno de pantalón corto. En ese momento, Fernando, que tenía la camisa rota, le pegó una piña en el estómago al que yo sostenía. Nos caemos los dos para atrás, y ahí me levanté y lo agarré a Fernando y le dije que me acompañe afuera”, relató el testigo.
Y siguió, al tiempo que señalaba el video donde se veía cómo retiraban a los imputados del boliche: “La otra persona quedó en la pista y la sacaron mis compañeros. No sé de quién se trataba. Si tuviera que describirlo diría: pelo castaño largüito, pantalón corto y camisa. Creo que lo sacaron Alejandro Muñoz y otro más, que no me acuerdo el apellido”.
Se reanudó la audiencia con el testimonio de Fabián Maximiliano Ávila, empleado de seguridad de Le Brique. Al momento del crimen, trabajaba en local bailable desde hacía cuatro años. Hay otras tres personas de esa disco que fueron citadas para comparecer y no se presentaron.