Esta semana, un chequeo de rutina reveló un envío grotesco a Estados Unidos que contenía la cabeza momificada de un niño.
El hallazgo fue realizado por la Aduana, en medio de un escaneo de rutina en su dependencia de Monte Grande. La caja, con destino a Brooklyn, New York, tenía sus contenidos marcados como un juguete, un “adorno artesanal de Spiderman”, según la declaración del remitente. Sin embargo, el scanner reveló formas compatibles con huesos. Entonces, la caja fue abierta, bajo la sospecha de un tráfico de restos humanos. Había, efectivamente, una máscara de Spiderman. Dentro de esa máscara, prolijamente envuelta en gasa, estaba la cabeza decapitada de un niño, sostenida por un gorro de lana.
Así, se le dio intervención a la Justicia. Intervino el Juzgado Nacional Penal Económico N° 2, que ordenó que se entregó la cabeza al Departamento de Delitos Fiscales de la PFA para su guarda y custodia. Luego, fue entregado al Equipo Argentino de Antropología Forense, que hoy analiza los restos con un estudio suplementario de radiología encargado a la Morgue Judicial.
Por lo pronto, hay particularidades alarmantes, tanto en el cráneo como en la caja, entregada en una sucursal del Correo Argentino en San Telmo. La cabeza parece perfectamente decapitada, con una base de piel cicatrizada. El pelo, de un color rojizo, todavía se encuentra sobre la cabeza. Se cree que los restos corresponden a un chico de entre 9 y 12 años de edad. El remitente es un nombre aparentemente falso, no existe en redes sociales o en bases fiscales, declaró un domicilio en la calle Defensa en San Telmo.
En cambio, el nombre del receptor sí es real: coincide con el de una celebridad estadounidense que participó en varios reality shows. Ahora, se deberá probar si este hombre está vinculado al envío, si lo pidió, si lo esperaba, o todo lo contrario: si es un nombre falso, o una desagradable broma.
“Las condiciones de hallazgo son infrecuentes. Se suelen encontrar cráneos esqueletizados, pero no momificados”, asegura una fuente vinculada al expediente. La sospecha, otra vez, es que este envío ocurre en medio de un mercado negro del que poco se sabe.
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No es el único caso de este tipo en los últimos meses. En octubre, personal de Aduana en Clorinda halló cuatro cráneos humanos en una valija. Eran parte del equipaje de una pasajera de un micro de larga distancia que viajaba de Paraguay a Buenos Aires. La mujer -oriunda de Venezuela, contaba con un DNI argentino y un domicilio declarado en Hurlingham- cobraba diversos planes sociales y una prestación por desempleo según sus registros. Hasta 2021 había sido empleada de una firma dedicada a la limpieza de edificios.
El micro de la firma Nueva Empresa Godoy, en donde la pasajera viajaba, fue detenido para un control de rigor mientras cruzaba el Puente Internacional San Ignacio de Loyola para ingresar a la Argentina. En ese momento, el escáner de equipaje mostró las siluetas de los restos. Así, se procedió al control físico del equipaje. Disimulados entre sus objetos personales se hallaron los cuatro cráneos humanos completos, con maxilares y dentaduras incluidas.
Al ser interrogada por agentes especializados de la Dirección General de Aduanas-AFIP, la propietaria manifestó, insólitamente, que las calaveras posteriormente serían enviadas a Estados Unidos, donde serían sometidas a estudios científicos. Argumentó que los profesionales tendían a elegir este tipo de cráneos por “estar completos y tener antepasados europeos”. Las hipótesis son múltiples: los cráneos podrían ser empleados en rituales religiosos, o terminar en colecciones macabras.
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