El Paraje Gentil de San Pedro, en Misiones, sede de la Fiesta provincial de la Gallina Criolla, es un lugar sencillo, tierra roja pura, gente de campo. No muchos se instalan allí para hacer una nueva vida. Daniel Celso Núñez había llegado con lo puesto desde el Conurbano bonaerense. No le era desconocida la zona: su ex mujer y su hijo vivían en ese sitio.
Entonces, montó una carpa con nailon negro, junto a una choza de dos plantas de madera de pino, techo a dos aguas de chapa. Daniel no tenía mucho tampoco; contaba con algunas herramientas, un par de mudas de ropa y una moto enduro. Vivía en las afueras del Paraje, básicamente había que atravesar la selva para llegar a visitarlo. El hombre también tenía algo que esconder.
Este jueves por la mañana, la División Búsqueda de Prófugos de la Superintendencia de Investigaciones Federales de Policía Federal, lo arrestó luego de meses de rastrearlo por una acusación sumamente perversa: haber violado y embarazado a una mujer con una grave discapacidad motriz que estaba a su cuidado en el hogar Proyecto de Vida de Moreno, donde trabajaba como enfermero.
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La vulnerabilidad de su presunta víctima es extrema. La mujer, de 34 años, padece desde que nació el síndrome de Landauklaffner y la distrofia muscular de Duchennebecker, dos enfermedades sumamente degenerativas que afectan distintas funciones de su cuerpo. No puede hablar ni caminar, usa pañales y no tiene capacidad de tomar decisiones. También, sufre un retraso madurativo. Se encontraba internada a tiempo completo en el hogar desde 2007.
El embarazo fue detectado en junio de este año, cuando la institución se lo informó a la familia de la joven. Descubrieron que estaba ya de cuatro meses. Los profesionales, irónicamente, habían creído que se trataba, apenas, de un caso de menstruación irregular, según la propia madre de la víctima. Así, la mujer replicó: “Mi hija no puede quedar embarazada porque no está en condiciones de dar consentimiento de nada, mucho menos de una relación sexual. Lo que sucedió fue un abuso”.
Así, comenzó la investigación, a cargo de la UFI N°8 de Moreno, a cargo de Gabriel López. El embarazo fue interrumpido de forma legal con comprimidos de misoprostol en la misma semana en que fue detectado. Se tomaron muestras genéticas al personal masculino que trabajaba en el hogar para cotejar una posible paternidad. Hubo un match con la muestra de Núñez. Sin embargo, no entregó sus genes voluntariamente. “No quería saber nada con el tema”, recuerda un investigador. Núñez renunció a su empleo en el acto. La muestra para el cotejo fue encontrada en objetos que el hombre olvidó en el hogar.
Así, la División Búsqueda de Prófugos comenzó a rastrearlo. Descubrieron que había cruzado a Brasil para luego volver a Misiones. Hallar a su familia fue una de las claves.
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