“Nunca una fuerza policial puede investigarse a sí misma”. Esta premisa es casi que la piedra fundamental en cualquier investigación que se realice en territorio argentino. Por una cuestión de lógica pura, pero, además, porque está escrito en una acordada que ya tiene varios años, cuando en un expediente está involucrado un miembro de una fuerza policial, ese cuerpo debe ser automáticamente expulsado de la causa por riesgo a encubrimiento. Es básico y no hace falta ser un experto para saberlo. Sin embargo, en el caso del asesinato de Lautaro Morello (18) y la desaparición de Lucas Escalante (26), por ahora, eso no sucede.
La Policía Bonaerense comenzó la investigación por una cuestión de territorialidad y se mantiene en el expediente. El pedido para que la aparten no lo hace cualquiera. Es la propia familia de Lautaro la que primero alzó la voz para que los agentes de la Bonaerense se hagan a un lado: “Exigimos un cambio en la fuerza que investiga. Ya no confiamos para nada en ellos. Hicieron cosas raras. Además, están involucrados”, explica Estefanía, la madre del adolescente a Infobae.
La última frase que menciona la madre es clave y es lo que le da lógica al pedido. Es que luego de que fuera encontrado el cuerpo de Lautaro asesinado y semi calcinado al costado de una ruta en Guernica, la fiscal Mariana Dongiovanni detuvo al hijo y al sobrino de un comisario de la Bonaerense. Se trata de Cristian y Maximiliano Centurión. Ambos fueron acusados del homicidio de Lucas y de la, por ahora, desaparición de Lautaro.
Un dato que suma al pedido de la madre de Lautaro: El hijo del comisario estuvo a horas de recibirse de policía. Sin embargo, fue detenido horas antes de convertirse oficialmente en agente en la escuela Juan Vucetich.
La acusación contra los primos Centurión es sumamente grave. Están acusados de ser los asesinos de Lautaro, de quemar su cuerpo y luego de prender fuego el auto de Lucas, que sigue desaparecido hace casi 20 días.
Por otra parte, el padre y tío de los acusados no es un policía cualquiera. Se trata de Francisco Alejandro “Coco” Centurión, comisario mayor de la Bonaerense que en junio de este año, según documentos a los que accedió este medio, fue nombrado como director de enlace con Interpol.
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Hay otro dato que suma al reclamo de las familias de las víctimas. Una de las hipótesis es que el asesinato tenga que ver, o al menos este relacionado de alguna manera, con el negocio oscuro de la compra y venta de vales de nafta que el estadio le da a la policía para cargar el combustible de los patrulleros.
La prueba de eso está en los audios que ayer presentó Infobae de manera exclusiva, donde se escucha la voz de Lucas Escalante el día de su desaparición contándole a distintas personas que iba a la casa de “un chabón” a buscar “nafta que me regala”.
Otro punto importante que también inquieta a la familia. Una semana antes de la aparición del BMW de Lucas Escalante incendiado, cuando todavía se buscaba a las dos víctimas y no había detenidos, el comisario Centurión fue relegado de su puesto jerárquico y pasó a cumplir una funcionan menor.
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Por esto es que las familias piden que se saque a la Bonaerense de la investigación y se sume a la Policía Federal. “Estamos cansados de esto. Necesitamos que alguien de afuera investigue bien porque acá pasan cosas raras. La Policía Bonaerense ya se mandó muchas y queremos alguien de afuera que no esté contaminado. Ellos no se pueden investigar a sí mismos”, dice la mamá de Lautaro casi que rogando ante la consulta de este medio.
La solicitud la efectuaron también al ministro de seguridad de la nación, Aníbal Fernández, aunque respondió, con justa razón, de que esa determinación no corre por su cuenta sino por la de la fiscal que es la que elige con que fuerza investigar.
Por el momento, la fiscal no considera necesario el cambio de policía. Se ampara en que no hay ningún miembro directo investigado, que es lo que pide la acordada para cambiar de fuerza policial.
Mientras tanto, la búsqueda de Lucas Escalante sigue de manera desesperada. “Lo buscamos tanto vivo como muerto”, cuenta un investigador. El jueves se cumplirán 20 días de que el joven de 26 años se fue de su casa con su BMW y nunca más volvió.
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