Hace menos de un año ella lo había denunciado por lesiones, se había activado el protocolo de prohibición de acercamiento, pero en el último tiempo habían vuelto a convivir. Ocupaban uno de los tres monoambientes de una propiedad en el barrio San José Tala de la localidad de Los Cardales. El viernes pasado por la noche, Patricia Salinas (42) salió de su vivienda y se cruzó con un vecino del mismo predio. “Gordo, creo que lo maté”, le dijo. Enseguida, fue la mujer la que llamó a la Policía para avisar que su pareja estaba muerta en la vivienda que compartían y que ella era la responsable.
El crimen, que se investiga si podría quedar enmarcado en un contexto de violencia de género, ocurrió la noche del 23 de diciembre pasado en el departamento que Patricia y Lázaro Choque (45) compartían en el fondo de una propiedad ubicada en Garín al 200, en el partido de Exaltación de la Cruz, en la zona Norte del Conurbano.
“En la casa estaba todo revuelto, había figuras de yeso destrozadas, un vidrio roto y los vecinos contaron que se llevaban muy mal. Incluso, una pareja anterior de la víctima declaró que se separó de él porque le pegaba”, detallaron a Infobae fuentes de la investigación.
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Desde el viernes por la noche, Patricia está detenida. El sábado de Nochebuena fue indagada por el fiscal Juan Manuel Esperante de la UFI descentralizada Exaltación de la Cruz y se negó a declarar. Le imputa el delito de homicidio agravado por el vínculo, aunque aún restan pericias psiquiátricas y psicológicas, y en el cuerpo de la acusada había signos de que había sido atacada: por eso también la revisó la Policía Científica. “Tenía marcas en el cuello”, describieron a este medio las fuentes consultadas.
Lo cierto es que, además de los signos de lucha y el desorden que había en el monoambiente de 3x3 metros, cuando los investigadores ingresaron a la propiedad donde yacía muerto hallaron que tenía una cuchilla de unos 15 centímetros de largo clavada en la región cervical.
Cuando los forenses dieron vuelta el cuerpo de Lázaro descubrieron que en el pecho también tenía una serie de puntazos, y la autopsia fue certera: “Murió por una herida en la arteria pulmonar. Sospechan que la cuchillada de la parte posterior del cuello se la aplicó cuando ya estaba muerto”, informaron fuentes de la investigación.
Los investigadores que acudieron a la escena del crimen, teniendo en cuenta la denuncia previa de la víctima por lesiones contra Lázaro y lo que contó la ex pareja de la víctima, estudiaron el lugar donde ocurrió el homicidio.
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“El cuerpo se hallaba en un rincón, la puerta funcionaba correctamente por lo que, advirtieron, ella tenía cómo escapar. Sin embargo, pudo haber actuado bajo una emoción violenta o en defensa propia, sobre todo por la última puñalada, la del cuello, que se la aplicó cuando ya estaba muerto”, advirtieron fuentes con acceso al expediente.
Lo concreto es que la denuncia de Patricia contra Lázaro estaba vigente al momento del crimen, así como la restricción de acercamiento impartida por parte del Juzgado de Paz de Exaltación de la Cruz desde el 2 de marzo de este año. Sin embargo, ellos habían retomado la relación y convivían al momento del crimen.
A Patricia, que pasó Nochebuena y Navidad en un calabozo, un defensor oficial la patrocina. Y, pese a que fue ella la que llamó a la comisaría tras el crimen, cuando se sentó frente al fiscal Esperante se negó a declarar.
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