Ayer por la tarde, M., una mujer de Castelar cuyo verdadero nombre pidió que no sea divulgado en esta nota, fue víctima de un dramático asalto. Mientras compraba un pan dulce en pleno centro de esa localidad bonaerense, delincuentes armados se llevaron su auto que había estacionado a pocos metros del local. Pero esa no es la única pérdida que lamenta: dentro del vehículo había más de 400 juguetes donados que iban a ser entregados en Navidad a chicos con cáncer del Hospital Posadas y que a esta hora no se sabe dónde están.
Según contó a Infobae Gabriela Peirano, titular de la ONG que recibió las donaciones y debía entregar mañana los juguetes, por el momento el auto no apareció desde muy temprano trabajan a contrarreloj para reunir de nuevo los juguetes y así “poder cumplirle la promesa a los nenes”, dijo.
El hecho ocurrió ayer hacia las 19, en la esquina de las calles España y Arias. Allí, M., que se había ofrecido a recolectar y llevar los juguetes a la sede de la ONG, se detuvo unos minutos en su auto Honda Fit de color azul para comprar un pan dulce, que justamente le iba a dar como regalo a Gabriela. Mientras esperaba, un grupo de hombres se acercó al vehículo con la intención de robarlo. La mujer, desesperada, corrió hacia el auto porque en el interior estaba uno de sus hijos. Como pudo, llegó a rescatarlo pero los delincuentes se llevaron el vehículo con los 400 juguetes donados, además de una serie de bandejas con meriendas que habían armado para darles a los niños internados.
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“Como Fundación siempre vamos al Hospital Posadas en Navidad y hacemos todo lo que es para chiquitos oncopediátricos. Es un trabajo que lleva muchísimo tiempo. Los juguetes fueron donados entre voluntarios y jugueterías que nos ayudaron”, explicó Gabriela, directora de El Ejército de Alejito, una ONG que creó hace varios años después de la muerte de su hijo Alejo, fallecido tras luchar contra la leucemia. “Se llevaron todo lo que habíamos trabajado, incluso una caja de juguetes de mi hijo que yo entrego una vez al año en la Navidad y que tiene un gran valor para mí”, dijo.
La tristeza invadió por completo a Gabriela y a M., quien todavía sigue en estado de shock después del violento robo que sufrió. Sin embargo, lejos resignarse, Peirano dio a conocer lo ocurrido en las redes sociales y de inmediato las respuestas solidarias comenzaron a llegar. “Desde ayer que no paro de llorar, la gente se acerca y me da lo que puede. Hay gente comprando juguetes, regalando caramelos. Hubo un abuelo que me hizo llorar. Vino y me donó los 40.000 pesos de su jubilación. Creo que voy a morir más que ayer de amor”, relató la mujer a este medio.
Según contó Gabriela, M. se había ofrecido a no sólo juntar las donaciones sino armar las bolsitas con las bandejas y las meriendas, para luego llevarlas hasta la sede de la fundación, situada en la localidad de Ituzaingó. Es por eso que todavía no puede ni relatar con detalle lo que pasó. Al menos a Gabriela, ya que por lo menos pudo hacer la denuncia de lo que pasó en una comisaría de Castelar.
“Lo que hacemos es algo muy lindo, con muchísimo amor. Mucho tiempo dedicado. Teníamos más de 400 juguetes nuevos reunidos, además de unas bandejitas hechas personalmente por voluntarios amigos, que iban para los ´peladitos´(apodo con el que cariñosamente nombra a los nenes que padecen cáncer). Nos robaron el tiempo y el amor que dejamos”, resaltó.
Desde ayer a la noche son varios los que se encargan de reunir la mayor cantidad de dinero, juguetes y hasta caramelos para tratar de suplir la pérdida indignante que sufrieron ayer. De acuerdo con lo que dijo Gabriela, la colecta viene bien y cree que van a recuperar lo que les sacaron. Un detalle que incrementa su indignación es que pese a que cada uno de los juguetes estaba identificado con logo de de la fundación, a los delincuentes les importó poco y nada. Todavía no está esclarecido si los ladrones sabían lo que M. llevaba en su honda Fit y la siguieron, o si fue un hecho al voleo.
“Estamos entre todos tratando de juntar lo que sea, lo que podamos para no faltarle a los chicos el 25. Estamos respirando lo más que podemos. Nos da muchísima tristeza e impotencia lo que pasa. Todas los juguetes tenían la etiqueta de la Fundación, lo quiere decir que les importó poco que eran juguetes que eran de una fundación y que iban a chicos que están en tratamiento oncológico”, expresó. “Pese a las etiquetas con el logo de la ONG, se los llevaron igual. No creo que les importe a los ladrones”, remarcó.
En ese sentido, pidió que aquel que pueda acercarse al local a donar, lo haga. Si no, también aceptan transferencias de dinero con el monto que sea. La única salvedad que hacen en la ONG es que los juguetes sean nuevos, ya que por ser pacientes oncológicos, los regalos no pueden ser usados.
“Con el dolor en el alma estamos tratando de hacer lo que mejor podemos para no fallarle a los chicos. Ya fueron dos amigas mías a comprar juguetes nuevos. Vamos a lograrlo y vamos a estar el domingo como lo prometimos. Creo que vamos a llegar a la misma cantidad. No sé si lleguemos ponerle las etiquetas pero si a juntarlos”, concluyó.
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