El local de la calle Constitución al 1369, en el barrio de Constitución, no parecía mucho. Se anunciaba desde el ploteo en su puerta como un bar con despacho de comida, hamburguesas y arepas, frecuentado por personas de la comunidad dominicana. Esta semana, fue allanado. Los oficiales de la División Investigación Antidrogas Sur de la Policía de la Ciudad lo investigaron tras varios datos de calle, en un expediente a cargo la Unidad Fiscal Especializada en Investigación en Delitos Vinculados a Estupefacientes (UFEIDE), cuya titular es Cecilia Amil Martín.
Allí, tras varios seguimientos y filmaciones, descubrieron que el lugar tenía una planta alta, con una mesa de paño verde donde se jugaba a los dados, las cartas y el dominó. Allí se vendía la droga. Esperaron a que un comprador saliera del lugar para arrestarlo y así tener la certeza suficiente para irrumpir con una orden judicial, a cargo del Juzgado Penal Contravencional y de Faltas 17, a cargo de la doctora Natalia Ohman.
En el primer piso, se procedió al secuestro de un ladrillo de marihuana de 433 gramos y dinero en efectivo, 163 mil pesos, además de 105 gramos cocaína, siete teléfonos celulares y una balanza de precisión. Hubo tres detenidos: una mujer dominicana de 36 años regenteaba el lugar. Otros dos jóvenes de la misma nacionalidad, de 22 años, también fueron encontrados y arrestados. Tras una revisación médica, se descubrió que ocultaban cocaína en sus cavidades rectales, 13 gramos aproximadamente.
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Los dealers dominicanos que orbitan alrededor de peluquerías y otros comercios se volvieron una constante en el negocio narco del submundo de Constitución. Fueron identificados como proveedores de las mujeres trans que menudean droga en las esquinas y cerca de los hoteles, en calles como Salta y Garay.
En 2017, Ardinson Amaury Aquino Vásquez, apodado “Chibolo”, fue arrestado por la Policía de la Ciudad, sospechado de ser uno de los mayores jefes de la zona. Llegó a la Argentina desde la República Dominicana a mediados de esta década. Se registró en la AFIP como monotributista en el rubro de peluquería, fijó como domicilio un departamento sobre la calle Pasco en San Cristóbal, pagó algunos impuestos, tuvo sus cuentas en orden por un tiempo, incluso cobró un beneficio por asignación familiar de la ANSES. Eventualmente, “Chibolo” cayó preso, con un lugar reservado en la alcaidía de los tribunales de Comodoro Py.
Lo encontraron una casa sobre el Boulevard de los Italianos en Avellaneda, en el marco de un operativo ordenado en conjunto por el Juzgado Federal Nº 4 a cargo de Ariel Lijo, el N° 1 a cargo de María Romilda Servini y el Nº 2 bajo Sebastián Ramos; le encontraron, además de 37 balas, una camioneta Toyota y cien mil pesos, 40 kilos de cocaína. Su base de operaciones era una peluquería en la calle Venezuela. Sus vendedoras, mujeres trans. El Tribunal Oral Federal N°8 lo condenó finalmente a cinco años de cárcel en octubre de 2019.
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