El 17 de julio de 2014, Juan Carlos Cardus, de 34 años y que se desempeñaba en la DDI de Quilmes, simplemente fue a un cajero a sacar dinero vestido de civil. No salió vivo de allí. Lo mató un delincuente que intentó robarle junto a un cómplice. Poco después, capturaron a uno de los asesinos y lo condenaron a 19 años de prisión. Restaba atrapar a su cómplice, identificado como Carlos Alejandro Clemente (46), sobre quien pesaba una orden de captura desde entonces. Según confirmaron fuentes del caso a Infobae, fue atrapado en las últimas horas a sólo 43 kilómetros de donde cometió el crimen 8 años atrás: en la casa de su madre.
Fue cerca de las 4.50 de ese 17 de julio de 2014, Cardus se retiró de un cajero automático del Banco Provincia, ubicado en 12 de Octubre y Sáenz Peña, pero un grupo de delincuentes lo abordó y lo obligó a reingresar: uno de los ladrones quedó de custodio en la puerta, el otro estaba armado. El policía sacó su arma reglamentaria y se trenzó en lucha con un agresor. El asaltante le disparó. El balazo impactó en la pierna izquierda del oficial y le provocó la muerte poco después, cuando estaba en el interior de su vehículo.
El crimen quedó a cargo de la fiscal Karina Gallo, titular de la UFI N° 4 de Quilmes. Al poco tiempo del asesinato del policía, los investigadores detuvieron al presunto autor material del hecho: Ricardo Gabriel de la Cruz. Tras ser capturado, el delincuente fue imputado y luego condenado a 19 años cárcel por el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Quilmes por los delitos de robo agravado por el resultado muerte y por ser cometido con arma de fuego.
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Si bien los detectives habían encontrado a uno de los responsables, restaba atrapar a su cómplice: Clemente contaba con una orden de captura desde 2014 y cayó en las últimas horas en la casa de su madre, ubicada en la calle Córdoba al 300, en la localidad bonaerense de San Vicente.
“No sabemos si estuvo oculto todo este tiempo allí”, aseguró un investigador del caso a este medio. Lo cierto es que tras 8 años de permanecer prófugo de la Justicia, el hombre fue capturado. La sospecha es que el paso de los años hizo que Clemente un día volviera a la casa de su madre, y por eso fue atrapado.
Ahora, Clemente fue trasladado a un calabozo y espera ser llamado a declarar por la fiscal Gallo que le imputó el delito de homicidio. Por el momento, los investigadores sostuvieron a Infobae que no tienen en detalle si el hombre cuenta con antecedentes porque aguardan para tomarle sus huellas y ver lo que aporte el sistema.
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El caso
Aquella madruga del crimen, Cardus se retiró del cajero automático, cuando De la Cruz se desplazaba a bordo de un vehículo en el que iba acompañado por Clemente. Estacionaron a unos 50 metros del Renault Twingo azul del policía, que estaba vestido de civil. Los delincuentes descendieron del coche y lo obligaron a volver al cajero, donde uno de ellos quedó custodiando la puerta y De la Cruz lo abordó con un arma de fuego.
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Cardus sacó su pistola reglamentaria y comenzó a luchar con De la Cruz, quien rápidamente le efectuó un disparo que impactó en la pierna izquierda, herida que le provocó el seccionamiento completo de una arteria. El policía alcanzó a llegar gravemente herido hasta su auto, donde fue hallado muerto sentado en el asiento del conductor por sus colegas de la Bonaerense y su esposa, empleada de un bingo cercano, a quien justamente la víctima tenía previsto pasar a buscar luego de salir del cajero.
Los delincuentes escaparon no sin antes efectuar un segundo disparo que dio en uno de los carteles de publicidad del lugar, determinó el tribunal que condenó a De la Cruz.
Cardus, además de desempeñarse en la DDI, realizaba tareas de vigilancia adicional para el mismo bingo donde trabajaba su mujer, aunque esa madrugada no estaba de servicio.
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