A Cristian Zárate Orbe, un joven de 25 años nacido en Paraguay, lo mataron de manera salvaje y ante la presencia de decenas de personas: fue asesinado de al menos tres balazos en medio de un torneo de piki vóley -una disciplina que combina elemento del fútbol y vóley- que disputaba en la zona del partido bonaerense de General Rodríguez, muy cerca del Acceso Oeste. Los investigadores creen que el crimen se dio en el marco de una presunta deuda de dinero.
El ataque mafioso ocurrió el pasado 9 de diciembre en una cancha ubicada en el cruce de las calles Amberes y Arizona del barrio Pico Rojo de General Rodríguez. Fue cerca de la 1.30 de la madrugada, cuando Zárate Orbe salió del predio donde se disputaba el campeonato y fue ejecutado, en medio de la oscuridad, de varios balazos. Fuentes policiales reseñadas por la agencia Télam señalaron que el joven recibió tres disparos, uno de ellos en la cabeza, mientras que medios locales de la zona oeste indicaron que la víctima fue baleada seis veces. “Se está investigando”, dijeron, por su parte, a Infobae.
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Zárate Orbe, con domicilio en la ciudad de La Plata, había concurrido al torneo junto a su pareja y su hijo de 4 años. De hecho, después de caer al piso gravemente herido, fue su novia la que lo cargó en su auto Renault Fluence para llevarlo al hospital. Sin embargo, la tragedia todavía iba a ser peor: según las fuentes, durante el trayecto, la mujer chocó en la Ruta 24 contra una camioneta, que terminó volcada. Como no hubo heridos de consideración tras el accidente, la pareja siguió hacia el hospital provincial Vicente López y Planes para llevar al herido. Allí fue intervenido quirúrgicamente e internado en terapia intensiva. Sin embargo, a raíz de las heridas que le hicieron perder masa encefálica, finalmente murió el martes pasado.
La fiscal Alejandra Rodríguez, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº 9 del Departamento Judicial Moreno - General Rodríguez, quedó a cargo del expediente y dispuso que se realice la autopsia para saber exactamente el número de heridas que presenta el cuerpo. Por lo pronto, calificó el hecho como homicidio agravado por el uso de arma de fuego y busca todavía al asesino.
Fuentes consultadas por Infobae dijeron que el crimen ocurrió en medio de una “situación extraña” y que Zárate Orbe era un joven que contaba con antecedentes legales en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, no indicaron qué tipo de delito le imputaron.
La principal sospecha es que el ataque ocurrió en el marco de una presunta deuda de dinero. El motivo para inclinarse por el momento hacia esta hipótesis es que a la víctima no le robaron ninguna de sus pertenencias y además porque habría sido un ataque preciso. Algo propio de una venganza con tintes mafiosos. Sin embargo, hay otro detalle: el contexto en el que se dio el crimen.
Tal como confirmaron las fuentes, a Zárate Orbe lo mataron mientras disputaba un campeonato de piki vóley, una variante del vóley que incorpora elementos del fútbol. Se trata de un deporte con equipos conformados generalmente por dos jugadores, que usan la cabeza y los pies para golpear la pelota y pasarla al campo rival. Sólo el saque se permite con las manos y se disputa a doce puntos.
Es una disciplina muy popular en Paraguay -país de origen de la víctima- y su práctica en la Argentina creció exponencialmente en los últimos años, sobre todo en varios lugares del conurbano bonaerense. A diferencia del país vecino, donde hay una asociación que congrega a equipos que se dedican a este deporte, acá se juega de manera extraoficial y sus torneos no cuentan con una institución que los respalde legalmente. Se disputan en terrenos improvisados y siempre se apuesta dinero.
A través de un rápido sondeo por las redes sociales es posible detectar perfiles que se dedican a organizar torneos de piki vóley en algunas canchas del Gran Buenos Aires. Las convocatorias, según se observa en varios videos, son numerosas y siempre son teñidas de un ambiente tenso. El motivo, las elevadas apuestas por dinero que se hacen antes de cada juego. Se pueden llegar a jugar 100.000 pesos por partido, a lo que se suma que apuestan los espectadores por su cuenta.
Incluso, en los mismos perfiles publican videos de algunas de las peleas que se desatan a partir de las disputas deportivas. Al ser torneos irregulares, no hay autoridades legítimas que impartan justicia y dejen conformes a los jugadores. Una pelota que roce la línea del terreno o que apenas toque la red puede ser el inicio de una batalla campal. A Cristian lo mataron en ese contexto y por ahora, todo es materia de investigación.
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